Impunidad dictatorial e indefensión popular en Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia

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En pocos días el régimen de Nicaragua ha convertido en presos políticos a candidatos y dirigentes de oposición, el régimen de Cuba continúa deteniendo y procesando artistas y ciudadanos que proclaman “Patria y vida”, el régimen de Venezuela tortura a sus presos políticos y el régimen de Bolivia aumenta el número de presos políticos y exiliados para encubrir sus crímenes. Son las dictaduras del Socialismo del Siglo XXI o castrochavismo, cuyos jefes tienen impunidad para delinquir a diario, violando los derechos humanos, que con esa metodología institucionalizada tienen en indefensión a los pueblos de Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia.

¿Hay democracia en países con presos y exiliados políticos? ¿Existe Estado de derecho en países que usan el sistema judicial para acusar, perseguir, encarcelar y exiliar a ciudadanos cuya inocencia se presume por ley? ¿Son la persecución ilegal, la violación de derechos humanos y la tortura medios aceptados de gobierno? ¿Cómo cesar la indefensión?

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El gobierno controla todos los poderes del estado y la economía, nada sucede sin la intervención directa o indirecta, legal o ilegal de los gobernantes. La libertad de expresión, opinión y la libertad física de los ciudadanos está condicionada a no meterse con el gobierno. Los miembros del gobierno acusan, persiguen, detienen, torturan, cometen crímenes, trafican, enriquecen y no tienen miedo a nada ni a nadie porque el poder y la justicia los protegen. Es impunidad.

Los ciudadanos no tienen ningún medio eficiente y realista para oponerse a las acciones de los grupos que los someten. No hay oposición política que represente los derechos de la gente porque la que no está presa o exiliada, es “prudente”, está sometida y funcional. No hay ejercicio posible de prensa libre efectiva. No hay ninguna garantía judicial ni constitucional porque el régimen controla los jueces que aplican “leyes infames” establecidas por el poder legislativo de la dictadura para institucionalizar el miedo. Es indefensión.

Hay 122 presos políticos en Nicaragua certificados por Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas y en la última semana han aumentado en número indeterminado con vejaciones y torturas. En Cuba hay 140 presos políticos y Prisoners Defenders certifica que el número crece cada mes, así como las torturas a los presos. En Venezuela hay 302 presos políticos identificados por Foro Penal y torturas gravísimas verificadas por diversos organismos internacionales. En Bolivia hay más 100 presos políticos que incluyen a la expresidenta Añez, militares, policías y líderes civiles, con golpizas y torturas visibles en los detenidos.

La dictadura de Cuba ha exiliado millones de sus ciudadanos desde hace 62 años. La dictadura de Venezuela llega a 6 millones de exiliados que han denominado “diáspora”. Nicaragua tiene más de 100.000 exiliados solo en Costa Rica y miles más en el mundo. Bolivia tiene más de 1.200 exiliados certificados por Acnur. Presos y exiliados políticos, todas víctimas de indefensión con el uso de la justicia como instrumento de persecución y represión, que al propio tiempo garantiza la impunidad de los autores de los crímenes por los que acusan a sus víctimas.

La esencia de las dictaduras es mantener indefinidamente el poder para tener impunidad. Una extraordinaria prueba de esto es la impunidad de Fidel Castro en Cuba. Luego de más de 60 años de crímenes de todo tipo, Fidel Castro murió de viejo, impune, como espera hacerlo Raúl Castro y centenas de miembros de la cúpula del sistema de delincuencia organizada trasnacional, como lo hizo Hugo Chávez muerto también en impunidad.

Hoy los casos de impunidad persistente y ojalá no definitiva son muchos, como los Kirchner y su grupo de corruptela en Argentina, los autores del “lava jato” y su grupo criminal en torno al Foro de Sao Paolo en Brasil, Evo Morales y su grupo de delincuencia narco-político que controlan Bolivia, lo mismo que Nicolás Maduro y las organizaciones criminales que detentan el poder en Venezuela, y el más actualizado grupo de Daniel Ortega, Rosario Murillo y su banda en Nicaragua, todos bajo dirección y repitiendo métodos de la dictadura de Cuba. La condena a oho años de cárcel contra Rafael Correa es la excepción por la recuperación de la democracia en Ecuador.

Lo que está pasando en Nicaragua, ya ha pasado y también está sucediendo en Cuba, Venezuela y Bolivia. Es gravísimo, pero los dictadores se saben impunes porque se amparan en la fuerza, la violencia y el miedo contra los que la indefensión de los pueblos se demuestra con solidaridad internacional, declaraciones, censuras y algunas sanciones que los impunes no tardan en burlar o desactivar.

Abogado y politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
www.carlossanchezberzain.com

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