El 90% de la producción de leguminosas o granos, como normalmente se les conoce en Venezuela, es de frijol chino, mientras que la producción de caraotas -principal ingrediente del plato típico venezolano-, registra un déficit importante para el abastecimiento del mercado y consumo interno.
El director de la Asociación de Productores en Portuguesa (Asoportuguesa), Daniel D’Orazio afirmó que actualmente en los llanos se están produciendo frijol chino, frijol pico negro, bayo, riñoncito, blanco, caraotas y quinchoncho.
“Algo más del 90% del área lo representa la producción de frijol chino. Con los frijoles y quinchoncho se abastece el mercado nacional, pero es muy deficitario en caraota. Se abastece alrededor de menos del 25%, el resto en necesario importarlo”, precisó el también productor venezolano.
Explicó que este déficit se debe a varios factores, principalmente a la falta semilla certificada tolerante a las condiciones climáticas y de hongos para los llanos, que es donde se encuentra la mayor cantidad de producción de leguminosas en el país.
“En el caso del frijol chino hay dos cosas que favorecen sus cultivos por encima de las caraotas. Primero, que el costo de producción es más bajo y la cantidad de labores de mecanización que hace falta son más sencillas y de menor costo. Tienes que hacer menos inversión para poder sembrarlo. Y, segundo, en el caso de caraotas no hay semillas certificadas que se puedan adaptar a la región de los llanos que es donde se produce en forma extensiva las leguminosas”, aseveró.
D’Orazio comentó que la mayoría de la producción de caraotas que se está dando en Venezuela actualmente es en zonas como “pie de monte, montañas o riberas del río y eso se hace casi todo de forma manual. No hay variedades que se adapten bien para la forma mecanizada para esas zonas. Esa es una de las razones más importantes”, agregó.
“La falta de semilla certificada impacta en el rendimiento por hectárea y en la calidad para poder exportarlo. El venezolano consume leguminosas nacionales como parte de la tradición culinaria, sobre todo caraotas, que es donde tenemos mayor déficit”, dijo el el productor.
A esto se le suma la falta de financiamiento para los productores nacionales, la escasez de gasoil y el rezago tecnológico en mecanización.
En esa misma línea, el presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines (SVIAA), Saúl López, aseguró que “el dato obtenido por imágenes satelitales permite estimar una superficie de 60.700 hectáreas de producción en Venezuela, incluyendo todas las leguminosas como el frijol mungo o chino”.
Enfatizó que en los últimos años el país ha registrado una caída importante en la producción de frijol bajo, sobre todo en caraotas.
“Este grano es un cultivo más exigente desde el punto de vista de manejo agronómico, lo que aumenta los costos de producción y en las circunstancias actuales sin financiamiento se hace muy complejo producir este rubro de manera extensiva”, expresó López.
Exportación de frijolchino
El director de Asoportuguesa indicó que “casi en su totalidad” la producción de frijol chino en Venezuela es con fines de exportación, mientras que en un “nivel muy pequeño” se está exportando frijol pico negro, quinchoncho y bayo.
“El resto apenas cubre la demanda nacional o no existe un mercado explotado para esas variedades, pero que se consumen afuera como el quinchoncho y el frijol bayo”, mencionó D’Orazio.
Por su parte, López destacó que “Venezuela está entre los principales exportadores de frijol chino en el mundo, con unas 60.000 toneladas métricas aproximadamente al mercado asiático, principalmente Vietnan, aunque se están haciendo los esfuerzos de certificaciones para exportar directamente a China, lo que permitirá aumentar la utilidad del negocio”.
Rezago tecnológico
El gerente de operación del Grupo LLP (llano partes), Juan Mora, se refirió al rezago tecnológico que mantienen los productores de leguminosas, pese a que “actualmente el mercado venezolano cuenta con una cantidad de equipos importantes” para mejorar la agricultura.
Recordó que estos equipos pueden mejorar la eficiencia y rendimiento en la siembra de precisión, fumigación, cultivos y producción.
Mora recalcó que las condiciones económicas actuales del país «son muy malas y van en contra de posición a lo que estamos necesitando como productores agrícolas», a lo que se le suma que “la falta de fuentes confiables de financiamiento continúa siendo uno de los principales problemas para agroproductores y las pocas que hay son bastantes costosas”.
“Caemos en doble dilema. La gente tiene que reparar máquinas, adquirir productos nuevos, actualizarse, pero no hay los fondos suficientes para hacerlos. Las condiciones en el sector ahorita son bastantes precarias”, añadió.
En ese sentido, apuntó que las expectativas para este año son “bastante conservadoras” en cuanto a la adquisición de máquinas y equipos tecnológicos, tomando como referencia que el año pasado fue “muy malo a nivel de cosecha de maíz y por la falta de gasoil no se sembraron la cantidad de hectáreas esperadas para el verano, principalmente para el frijol, ajonjolí y soya. Eso nos pone en una situación bastante comprometida para este año”.