12 de febrero, Día de la Juventud en Venezuela, una fecha que se ha destacado por las luchas de las nuevas generaciones para la reivindicación de las libertades, los derechos y la búsqueda de oportunidades desde que en 1814 José Félix Ribas y Vicente Campo Elías lideraran la épica Batalla de la Victoria.
Hoy, 207 años después de este momento que marcó un hito en la historia del país, el Día de la Juventud sigue siendo un motivo para movilizar a las masas y para que los llamados “futuro del país” salgan al ruedo a expresar sus temores, expectativas y convicciones.
Como es el caso de Renis Marín, es estudiante de tercer año de bachillerato. Ella decidió acudir al acto público, convocado por los dirigentes políticos de oposición, este viernes en la Plaza Bolívar de Chacao, para decirle a sus amigos, compañeros y familiares que ella aún sueña con un futuro dentro de su tierra natal.
Renis estudia en el Liceo Armando Reverón de Petare y aunque confiesa que la idea de migrar le ha coqueteado un par de veces, su gran sueño es estudiar tres carreras, pero en su país. “Sí tengo deseos de migrar, pero a la vez quiero seguir luchando porque Venezuela, es un país que puede salir adelante. Es un país que podemos reconstruir nosotros mismos luchando, desde el pasaje estudiantil hasta el sueldo de nuestros profesores que también están emigrando”.
Aseguró que una de las cosas que más temor le ocasiona es que no se siente preparada para enfrentarse al mundo ni al mercado laboral, porque considera que no está recibiendo una buena educación: “Están colocando profesores exprés de Chamba Juvenil, eso me genera preocupación porque no nos dan la educación correcta. Por falta de profesores, siento que aún me falta mucho por aprender. Quisiera estudiar tres carreras: Ingeniería Informática, Fotografía y Música”.
Miguel Barone, uno de los representantes del movimiento dstudiantil de este nuevo período académico, aseguró que actualmente la juventud se encuentra “perdida”. “De acuerdo con la encuesta Encovi 1,7 millones de jóvenes venezolanos, entre los años 2018 y 2019, abandonaron las aulas de clases para irse del país en búsqueda de oportunidades o para ir a trabajar y apoyar en sus hogares. La juventud en Venezuela está perdida, cada día que pasa el chavismo en el poder se cuenta en vidas”.
A Miguel le preocupa la violación de los derechos humanos en Venezuela, en especial de quienes tienen la labor de educar. Por eso, instó a la sociedad civil a en cursar la lucha en pro de los profesores, maestros, empresarios y periodistas, “porque estoy seguro que desde la sociedad civil tenemos mucho que aportar para que el país mejore y podamos tener una vida plena de oportunidades”.
Mercy Barrios, estudiante de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se siente motivada con la posibilidad de poder ayudar a los jóvenes como ella “que el día mañana no sabemos si nos vamos a poder graduar y ejercer nuestra carrera”. “No sabemos ni siquiera si vamos a tener un futuro donde podamos tener una estabilidad económica”.
Destacó que los principales temores de la juventud están ligados a la seguridad integral, económica o emocional. “Hoy un joven como yo, teme a salir a la calle y ser robado. Teme a que no consiga trabajo, no consigue comida. No tenemos las condiciones para poder tener un futuro estable y la única decisión en este momento es seguir luchando por ese futuro que queremos vivir, seguir construyéndolo. Por eso, quisiera invitar a los jóvenes de toda Venezuela a seguir luchando por construir ese futuro que tanto anhelamos, que es una Venezuela libre”.
El presidente del Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (FCU-UCV), David Sosa, durante su derecho de palabra en el acto público, se mostró conmovido ante las adversidades sanitarias a las que se enfrenta el venezolano. “En casa me tocó dejar a mi abuela, quien está postrada en una cama desde diciembre, muy enferma, sin poder conseguir los medicamentos”, dijo.
“Estamos en una situación de vida o muerte, espero que escuche esto la dirigencia política y los factores económicos del país. El verdadero dilema ahorita es si vivimos luchando o morimos sin hacer nada, vivimos en una situación de vida o muerte”, agregó David.
José Castillo, estudiante universitario del interior, también se sumó al llamado a los sectores políticos y económicos del país: “Nosotros estamos aquí sin saber qué nos depara el mañana. A veces vemos con temor que desde las dirigencias políticas y los sectores económicos de Venezuela se toman decisiones sin prestar atención a las necesidades del venezolano de a pie. Yo vengo de Portuguesa y llegar a Caracas no solo fue un reto, sino también una tragedia”.
José relató que el año pasado fue en carnavales a visitar a su familia y luego le agarró la cuarentena por la COVID-19. “Me tocó quedarme por allá. Todo en el interior es un sufrimiento, desde la escasez o fallas en los servicios públicos, hasta la incertidumbre de poder volver a la capital para seguir mis estudios. Allá no tenía acceso a Internet, así que siempre era un problema con las clases, me cortaban la luz casi a diario. Hoy como joven tengo un sueño: levantarme mañana, abrir los ojos y estar en otra Venezuela, la que me contaba mi abuelo antes de morir. La de progreso que no he podido conocer”.