Te llegó el momento de emprender y de seguro ya te habrás fijado cuál es el proyecto que te gustaría desarrollar. Es posible que ya tengas claros los objetivos del negocio; sin embargo, aún tienes algunas dudas acerca de la viabilidad o no del plan y, en definitiva, cuál será el propósito del emprendimiento.
En lo que respecta a ese tema, aquí tenemos algunos ejemplos en los cuales podría encajar tu presente o futuro negocio, de acuerdo con los propósitos con los cuales pudiste formular el proyecto.
Una “pequeña empresa” será exitosa si perdura en el tiempo y si satisface las necesidades básicas de la familia. Por lo general, las observamos en las ciudades, su rentabilidad es apenas perceptible. El propio dueño se encarga de liderarla y tiene dos o tres trabajadores a su cargo.
El tipo de empresas “escalables” es para aquellos a quienes les gusta desarrollar proyectos innovadores y estratégicos, como por ejemplo los negocios dedicados a temas de software y dispositivos electrónicos. Se proponen crecer de manera firme y sostenida, perdurar en el tiempo y generar ganancias que sustenten económicamente a sus dueños.
Ahora bien, si tu proyecto no contempla la generación de riquezas o tomar una porción de la torta del mercado, sino lograr un impacto favorable para una comunidad, o para el mundo, estaremos haciendo referencia a “empresas sin fines de lucro”. Estas solo producen los recursos necesarios para su manutención y además buscan perdurar en el tiempo.
Educación, medio ambiente, temas sociales desarrollo humano, salud e infancia son tan solo algunos de los aspectos en los cuales se suelen centrar este tipo de organizaciones. El reconocimiento es trascendental para su permanencia.
Pero los emprendimientos también pueden ser clasificados según su nivel de innovación. De esta manera podemos afirmar que si se basa en desarrollo e investigación para concebir un producto que “rompa el molde”, se puede categorizar como “novedoso”. Están llamados a solucionar problemas y necesidades del mercado y se requiere de mucho capital para financiar el proceso de investigación y luego su ejecución.
Los negocios del tipo “oportunistas” requieren que se posea la suficiente visión para detectar y satisfacer una necesidad puntual del mercado. Se hace preciso desarrollar y ejecutar un modelo de negocios especial para atender esa oportunidad.
Los denominados “incubadores” están llamados a satisfacer una necesidad importante dentro de un nicho de mercado, y necesitan un largo periodo de investigación y desarrollo para asegurar el éxito. Por lo general, son soportados financieramente por grandes empresas.
Finalmente, están los llamados “espejo”, que nada tienen de innovadores. Se enfocan en sacar al mercado y competir con un producto ya existente. Las franquicias son un muy claro ejemplo de este tipo de propuesta. El empresario solo adquiere una licencia o marca y toma el modelo de negocios y lo traslada a otra localidad.
De seguro existirán otros tipos de emprendimientos. Y observando las definiciones anteriores, ¿con cuales propósitos podrías identificar tu proyecto o negocio?