Comenzando el año 2022, luego de las festividades decembrinas, Venezuela registra la cifra más alta de contagios por COVID-19 desde que empezó la pandemia. Delcy Rodríguez, vicepresidenta de la administración de Maduro, informó la noche del martes que se habían registrado 2.090 casos.
En tal sentido, Huniades Urbina, médico pediatra y secretario general de la Academia Nacional de Medicina, señaló que el repunte actual de casos positivos de COVID-19 puede ser multifactorial y que uno de los principales factores es la liberación de las medidas de restricción durante dos o tres meses. “Nosotros advertimos que iba a verse evidentemente un repunte una vez que pasaran las fiestas decembrinas, y lo otro es que en Venezuela sigue estando muy baja la cobertura vacunal”, dijo.
Agregó que, de acuerdo con la última actualización de la página de la Oficina Panamericana de la Salud del 14 de enero, en Venezuela apenas 40% de la población cuenta con las dos dosis de la vacuna, lo que equivale a 11 millones de habitantes aproximadamente. “Hay que recordar que somos 28 millones”, resaltó.
Respecto a la variante ómicrom, señaló que “sabiendo que es altamente contagiosa, debemos tener predominando esta cepa en el país. Por cada persona enferma, más o menos entre 9 y 11 pueden contagiarse al entrar en contacto con esta persona”.
El médico infectólogo Manuel Figuera, vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, explicó que esta ola de contagios responde principalmente a la diseminación de la variante ómicrom, la cual es “extremadamente contagiosa”, y tiene la capacidad de evasión inmune.
“Eso significa que las defensas anticuerpos que se generan ante infecciones pasadas o ante la vacuna no funcionan muy bien frente a esta nueva variante. Es como que si la variante de algún modo tuviera mecanismos que la disfrazara y no permite que se reconozca totalmente con las defensas que se generaron con las vacunas o eventualmente infecciones del pasado. Por eso es que también hay personas que a pesar de estar vacunadas, a pesar de haber sufrido una infección, están siendo nuevamente infectadas con esta variante”, indicó,
Por otra parte, la doctora María Graciela López, pediatra y médico infectólogo, indicó que este repunte actual de “gripe” responde, “claramente”, a que es coronavirus, muy probablemente ómicrom.
Señaló que, como lo ha informado la doctora Flor Pujol, del IVIC, en todas las regiones del país se ha detectado la presencia de ómicron. Sin embargo, por el testeo que se hace mensual o semanal es difícil la percepción de si es ahora la variante predominante, “pero todo apunta a que sí, porque en todos los países en donde ha llegado ómicrom después de dos semanas se hace predominantedesplaza a la variante que teníamos que era delta”.
Cuidado con la “gripe fuerte”
López señaló que con esta nueva variante la gente se enferma en conjunto; una vez que hay un miembro de la familia enfermo, en menos de 24 o 48 horas se enferma el resto, “eso es un patrón que se ha escrito con la presencia de la variante ómicrom”, especificó.
“En tiempo de pandemia, todo lo que huela a coronavirus hay que catalogarlo como coronavirus hasta demostrar lo contrario”, subrayó Urbina. “El asunto es que Venezuela es de los países que menos hace pruebas diagnósticas y mientras menos pruebas diagnósticas se tengan, menos chance hay de tener una estadística cercana a la verdad. Entonces, muchísima gente dice tener una gripe un poco fuerte y lo más probable es que sea coronavirus. Pero como no se hacen la prueba creen que es una gripe común y corriente y no toman las medidas adecuadas”, acotó.
Por otra parte, dijo que probablemente no se están contando las pruebas de COVID-19 que se hacen en las clínicas privadas, porque no se están haciendo los reportes a nivel privado hacia el Ministerio de la Salud, tampoco se reportan las pruebas que se hace la gente y se lleva los resultados para su casa, lo que también influye en que no exista una cifra real de contagios.
Figuera alertó que “hoy en día, cualquier persona que tenga síntomas respiratorios, por supuesto que debe ser COVID-19, y es muy probable que sea ómicron”. Sin embargo, dijo que también existe la posibilidad de que haya personas que tengan la variante delta, que puede ser mucho más agresiva.
Sostuvo que independientemente de la variante, si las personas no están vacunadas, el COVID-19 puede ser mucho más fuerte y agresivo, sobre todo si el paciente presenta algún factor de salud.
La variante ómicrom produce un cuadro principalmente respiratorio superior, en el que puede haber congestión nasal, dolor de garganta, malestar general, algo de estornudo y tos; y se confunde con cualquier cuadro gripal. “Muchas personas están desestimando que esto sea COVID-19 y consideran que es el frío, lo que llaman `el sereno`, pero termina siendo COVID-19 y estas personas, al no aislarse, terminan contagiando a otras. Por eso se disemina mucho más rápido”, especificó Figuera.
Agregó que las personas no tienen accesibilidad a hacerse pruebas gratuitas con facilidad a lo largo de todo el territorio nacional y eso impide que corroboren que tienen COVID-19.
Vacunas: ¿hacen la diferencia?
“No se sabe todavía si las vacunas tengan que ver con que esta variante (ómicron) sea más leve. Pero, probablemente al tener mayor cantidad de personas vacunadas, que ya tienen cierto grado de inmunidad, esté influyendo en la aparición de estas nuevas variantes”, expresó Huniades Urbina
López, en este sentido, agregó que “definitivamente las vacunas sí hacen una inmensa diferencia, porque si bien hay un aumento de personas enfermas hasta ahora en Venezuela, no hemos visto un aumento significativo en las hospitalizaciones y tampoco en la mortalidad”.
Explicó que a medida que haya personas sin vacunar y que se estén contagiando, el virus estará replicándose, sobre todo en personas inmunocomprometidas, es decir, con algún problema en su sistema inmunológico, lo que favorece la multiplicación del virus y que esta multiplicación sea defectuosa y emerjan nuevas variantes. Refirió que mientras que en el mundo no aumente la vacunación, probablemente surjan nuevas variantes.
Figuera, por su parte, añadió que “muchos países tienen una alta proporción de personas con inmunidad, ya sea por vacunas o por infecciones pasadas. Entendemos que la inmunidad no es duradera, no es de por vida. De hecho, los anticuerpos neutralizantes, que son los que ayudan a proteger más, tienden a caer incluso antes de los seis meses después de haber sufrido la infección o después de haber sido vacunados. Por eso se ha insistido en la colocación de terceras dosis o refuerzos, para proteger mejor a las personas antes de la aparición de variantes mucho más contagiosas o agresivas”.
“Las vacunas están evitando la posibilidad de hospitalizarse, de infección severa o incluso de fallecer. Están salvando vidas y por eso es importante seguir vacunándose”, insistió Figuera.
Esquema 7+7 durante un año y medio “no fue efectivo”
Desde que inició la pandemia por COVID-19 Venezuela, al igual que otros países entró en un periodo de “cuarentena radical”, bajo el conocido esquema 7+7, ordenado por el Ejecutivo nacional, con el fin de detener y evitar el contagio del coronavirus en la población.
Urbina señaló que cualquier esquema que signifique la reducción de personas en la calle podría ser adecuado, siempre y cuando, de acuerdo a las normas internacionales, esta restricción fuera cumplida por más de 70% de la población.
“Esa es la única forma de que realmente el esquema 7+7 aplicado en Venezuela funcione, o cualquier esquema que impongan en cualquier país. Aquí medianamente, sobre todo al principio, funcionó porque había mucho miedo. La gente desconocía lo que era la COVID-19, pero a medida que fue pasando el tiempo la gente se fue acostumbrando, el gobierno fue relajando las medidas de confinamiento y se perdió la efectividad”, apuntó.
Mientras, Figuera dijo que “es un esquema que no tiene precedentes, no tiene fundamento científico o un aval, desde el punto de vista técnico, que se sepa si va a funcionar o no antes de su aplicación. Igualmente, cuando se instaló en Venezuela no se evaluó si realmente tenía un impacto positivo o negativo, o cero impacto con las semanas que se aplicaba versus las siguientes semanas. Al final fue un esquema que realmente no tenía justificación desde el punto de vista de frenar la epidemia”.
Resaltó que lo más importante no es afectar la movilidad de las personas, sino educar a la población de manera “amplia y difusa”. “Yo creo que antes de haber instaurado el 7+7 hubiese sido mucho más importante haber optimizado el aspecto educativo, haber involucrado a los expertos venezolanos dentro del abordaje y manejo de la COVID-19. Lamentablemente, la sociedad científica, las academias, a pesar de que nos hemos ofrecido en múltiples oportunidades, no han sido convocadas para apoyar desde el aspecto técnico en el abordaje de este problema de salud”, lamentó.
“Vemos, a diferencia de otros países, que el Estado no convoca a ruedas de prensa, no convoca a los medios de comunicación, lo cual es muy relevante porque son un elemento multiplicador del mensaje educativo y, lamentablemente, no tienen acceso a la fuente informativa gubernamental. Una pandemia no se puede manejar por Twitter y por algunos videos o mensajes por televisoras nacionales, Tiene que ser difundido de una manera más amplia y así la gente poder saber qué es lo que debe hacer como, por ejemplo, vacunarse y dónde están vacunando”, dijo.
Asimismo, López sostuvo que en Venezuela, sobre todo al final del período del esquema 7+7, no hubo cumplimiento de ninguna restricción. “No hubo restricción de aforo, la gente salía y el uso de la mascarilla era irregular e inadecuado. No hay un impacto significativo o importante de este esquema, veremos qué va a pasar ahora que no tenemos esa modalidad”, apuntó.
El llamado de los médicos
Urbina hizo un llamado a todas las personas a ser responsables. “No podemos dejar solamente del lado del gobierno que ponga vacunas. También la comunidad, la población, tenemos que ser responsables y acatar estas normas que impone el Ministerio de la Salud para tratar de frenar esta pandemia, que le falta mucho todavía para ser controlada”.
El llamado de López fue a continuar teniendo las medias de prevención. “Siempre hay que recomendar el uso de la mascarilla. Ya han pasado dos años, ya debemos hacerlo más eficiente. No retemos a nuestro sistema inmunológico, no hay que pensar que las vacunas solas van a hacer el trabajo. Es un paquete de medidas preventivas que son: las vacunas más la mascarilla, la distancia, la ventilación de los espacios y el lavado de manos constante”, manifestó.
Figuera recomendó, con esta variante, usar mascarillas de mejor calidad, sobre todo para las personas más vulnerables, que tengan mayores riesgos de complicarse o de infectarse. “Hay que usar mascarillas, preferiblemente tipo N95 o KN95, o eventualmente doble mascarilla con una quirúrgica de tres capas por debajo y por encima una de tela. Eso brinda mejor protección que mascarillas simples de tela”, exhortó.
Coincide con sus colegas en que “es importante entender que cualquier persona que tenga síntomas respiratorios, dolor de garganta, congestión, debe pensar en que eso es COVID-19 y debe aislarse, no debe ir a trabajar. Los niños con síntomas respiratorios no deben ser llevados a la escuela, hay que disminuir el riesgo ante el contacto con otras personas”.