Roger Figueroa, presidente ejecutivo de la Cámara Venezolana de la Industria Láctea (Cavilac), no se muestra muy optimista con respecto al sector debido a los problemas existentes. A su juicio, la situación de estancamiento en 2023 seguirá este año.
Señaló que de cada 5,5 litros producidos, la industria aprovecha solo 12%, debido a los problemas en la cadena de frío perjudicada por las fluctuaciones y fallas en el suministro eléctrico, ya que la leche precisa refrigeración en los procesos de producción y de pasteurización.
Esto se hace sentir con más fuerza en la leche líquida pasteurizada, la cual casi no se ve en los anaqueles de los comercios.
Otra opción de leche liquida para el público es la de larga duración que sí se observa en los establecimientos, además de la leche pulverizada en paquetes de 900, 450, 250 y 100 gramos.
Sin embargo, Figueroa resaltó que el consumo del producto ha caído.
«Con un ingreso de 30 dólares al mes es costoso para muchos venezolanos comprar un litro de leche a 2 dólares», dijo.
El representante de Cavilac reveló que la caída del consumo por el bajo poder adquisitivo de la población también afecta a otros renglones como yogures, leche condensada, bebidas lácteas, mantequilla y quesos madurados.
El queso blanco es el producto más solicitado por ser el más asequible al bolsillo, no obstante, Figueroa advirtió que -por los problemas de su preservación en frío con la falta de electricidad- el producto puede contaminarse de bacterias afectando la salud.
El consumo actual de leche y sus derivados en Venezuela es de 60 litros al año por persona, pero hace algunos años era de 100 litros.
Figueroa indicó que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un consumo per capita de entre 120 y 150 litros.
Adicional al problema de la baja en el consumo, el directivo de Cavilac destacó que el sector lácteo enfrenta la competencia desleal de productos importados, la falta de crédito de instituciones financieras del Estado y privadas, otros servicios públicos ineficientes y elevados impuestos.
Insistió en que lo anterior hace muy difícil invertir en tecnología e innovación, expansión de plantas y adquisición de equipos fabriles.
De hecho, refirió que plantas han cerrado u operan a menor ritmo, pues el sector -que emplea 3.500 trabajadores- está funcionando entre 35% y 40% de su capacidad.
Políticas y estabilidad
Por su parte, el director del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne, Rodrígo Agudo, afirmó que necesitan «políticas y estabilidad» para que la producción nacional pueda abastecer el mercado lechero.
«Nosotros tenemos un potencial para poder autoabastecerse, pero para eso necesitamos políticas«, dijo en entrevista en Unión Radio.
Agudo enfatizó que también se requiere de estabilidad jurídica y financiamiento para fortalecer la producción nacional de leche.
En cuanto a la exportación, destacó que el país podría tener éxito en la comercialización de productos intermedios industriales de la ganadería bufalina, que ha crecido de manera importante en los últimos años.
«Lo más importante es que se logre una sinergia entre el gobierno y la producción. Lo primero en lo que tenemos que ponernos de acuerdo es en cuál es la dimensión del rebaño para lograr vacunar el 90%», agregó.