La necesidad urgente de la administración de Nicolás Maduro de obtener recursos es el trasfondo del anuncio presidencial del lunes 18 de septiembre de que «una poderosa» empresa china apoyará a Venezuela en la modernización del sistema eléctrico nacional, aseguraron
fuentes técnicas y sindicales del sector energético que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
Advirtieron que el anuncio de Maduro -realizado a pocas horas de su gira por países asiáticos ideológicamente cercanos como China- representa un acto contra la soberanía nacional.
«Se trata de una acción entreguista que caracteriza al chavismo-madurismo», sostuvo un consultado.
Explicó que el manejo por parte de los chinos del sector eléctrico nacional -actualmente 100% estatizado- será similar al modelo previsto en la privatización de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) a través del supuesto acuerdo del Ejecutivo con Jindal Steel & Power de la India.
Las fuentes manifestaron el temor de que -como ha ocurrido en el pasado- los recursos financieros obtenidos de los chinos sean objeto de tramas de corrupción y que los proyectos y obras se queden en el camino.
Destacaron que según estudios se requieren mínimo 15.000 millones de dólares para recuperar el sector eléctrico nacional, en terapia intensiva como consecuencia de la falta de mantenimiento e inversión durante años.
«Esto ocasiona recurrentes y continuos bajones de luz, fallas y apagones en todo el país, incluida Caracas, los cuales se han agravado con la ola de calor», precisó un consultado.
Según el Comité de Usuarios Afectados por los Apagones, en 2022 se registraron 233.298 fallas eléctricas en el país, 22% más que las 190.000 de 2021.
La ONG alerta que la ocurrencia de fallas será mayor en 2023. Por ejemplo, en mayo se contabilizaron 6.935 interrupciones del servicio, 900 más que en abril.
Las fuentes indicaron que la modernización del sistema eléctrico nacional en manos de los chinos presenta el inconveniente de que su tecnología no es compatible con la existente en las instalaciones y equipos como turbinas y generadores del país, los cuales en su mayoría provienen de Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania, Suecia y en menor medida de Japón.
«Otro factor a considerar es que la calidad, resistencia y durabilidad de los equipos y componentes chinos es muy inferior a los estadounidenses, europeos y japoneses», resaltó un consultado.
Malas experiencias del pasado
Las relaciones político-económicas entre China y Venezuela se estrecharon en los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro mediante acuerdos de cooperación en áreas como comercio, petróleo, electricidad, minería, vivienda y asistencia tecnológica, entre otros.
En la parte eléctrica está como ejemplo el anuncio del vicepresidente de Planificación, Ricardo Menéndez del 23 de noviembre de 2016.
Luego de una reunión con el viceministro de Energía de China, Zheg Shanjie, Menéndez anunció inversiones de 5.000 millones y un mil millones de dólares en proyectos de generación termoeléctrica y de automatización y aportes tecnológicos, respectivamente.
Las fuentes revelaron que -como es costumbre en el oficialismo- se anuncian proyectos y convenios, pero no la marcha y culminación de los mismos.
Las fuentes señalaron que con la asistencia de China se ejecutó la construcción de una máquina en Planta Centro, estado Carabobo, y la central termoeléctrica Don Luis Zambrano en El Vigía, Mérida, con 400 y 470 MW de capacidad instalada de generación, respectivamente.
«El caso es que ambas instalaciones en la actualidad se encuentran paralizadas», sostuvo un consultado.
Agregó que la energía faltante de la central Don Luis Zambrano está destinada a abastecer los estados andinos y el Sur del Lago de Maracaibo, una de las regiones más castigadas con fallas y racionamientos eléctricos.