Los avances especialmente en la era de la información y la digitalización han ocasionado en los últimos años toda una carrera en las empresas en cuanto a actualización tecnológica se refiere y esto se ha acentuado con la pandemia. Las compañías durante esta crisis sanitaria han depositado sus esfuerzos en la automatización y han acelerado la adopción de ciertas tecnologías que ya existían en sectores como comercio, transporte, industria, limpieza, e incluso salud.
La última Encuesta Global Anual de CEO de la firma PwC, que consultó a 5.050 directores ejecutivos en 100 países durante enero y febrero de 2021, lo evidencia. Cuando se les preguntó a los líderes empresariales sobre sus gastos en transformación digital, casi la mitad (49%) respondió que proyecta aumentos de 10% o más.
Al mismo tiempo, según el estudio, un número creciente de CEO (36%) planea utilizar la automatización y la tecnología para hacer que su fuerza laboral sea más competitiva, más del doble de la proporción de directores ejecutivos que dijeron lo mismo en 2016.
Sin embargo, la automatización no está exenta de consideraciones en cuanto a su efectividad en el mundo de los negocios. Si la digitalización no es llevada a cabo de manera adecuada, en lugar de resolver problemas podrían aparecer más complicaciones pese a que se está implementado tecnología de punta.
Los estudiosos sobre el impacto de la tecnología en el ámbito empresarial sostienen que el error frecuente y generalizado en muchas compañías ha sido dar por sentado que cualquier mejora en esa área es sinónimo de eficiencia.
Pero lo cierto es que la tecnología sola no resuelve, sino que se requiere de la capacitación del personal, así como de estrategias claras por parte de la empresa, para que realmente cumpla su mejor cometido, que es optimizar los procesos, incrementar la productividad. En decir, hacer más competitiva a la compañía.
De manera que la tecnología hay que planificarla para que sea efectiva. Ciertamente es un acelerador, en cuanto a que acorta los tiempos y facilita y mejora determinados procedimientos, pero tiene limitaciones y una de ellas es que se centra en lo que fue programada para hacer.
De manera que el capital humano es crucial. Aunque la tecnología está evolucionando continuamente, la mente humana y los comportamientos sociales son extremadamente complejos como para ser replicados, por ejemplo, por un sistema artificial.
Así que es fundamental vencer la resistencia que se pueda suscitar dentro de la empresa por los cambios que la digitalización trae consigo. Una equivocación frecuente de las compañías es imponer la tecnología, la cual podría ser asumida por el personal con desazón y se concentraría en aprender lo más esencial para llevar a cabo su trabajo.
De allí que es clave llamarlos a formar parte del proceso de automatización, pues resulta indispensable para las compañías lograr un equilibrio entre la tecnología, la estrategia y las personas. Es una de las vías llevar adelante la digitalización de la manera más eficaz y que genere los beneficios deseados.
Hay que recordar que la digitalización por sí sola no mejora la efectividad de una empresa y que la tecnología, si bien es un factor importante para la modernización del negocio, es un medio, no un fin.