La importación de aceite crudo de Colombia y Brasil por parte de las empresas refinadoras, que ronda 50%, ha puesto en riesgo la producción y comercialización de la palma aceitera en Venezuela, afectando directamente a los productores del Sur del lago de Maracaibo, en el estado Zulia.
«El problema es que hay exceso de aceite crudo importado (50%) que lo han traído las empresas refinadoras y eso ha afectado a los productores nacionales, ya que la agroindustria nacional no les compra a los productores nacionales», afirmó Ana María Colina de Rubio, decana de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia (LUZ).
La palma aceitera tiene múltiples usos, tanto para consumo humano como animal e industrial. Se utiliza para la elaboración del aceite vegetal, así como para la fabricación de pinturas de pared, cosméticos, entre otros. El nepe -que es lo que queda después de que el racimo de la palma aceitera ha sido procesado- también se usa para alimentar animales como el ganado.
La decana de la LUZ explicó que la palma aceitera tiene un impacto importante agroeconómico en toda la región, «muy vinculante con el desarrollo rural de la zona». Incluso, este rubro ha sido «propulsor» en el desarrollo agroindustrial, en las fincas y en los productores, por lo que la importación de aceite crudo pone en riesgo a toda la cadena: empresarios, productores e industriales del país.
«Alrededor de 10.000 empleos directos e indirectos se ven afectados por el problema de comercialización de la palma aceitera en el sur del lago de Maracaibo, incluyendo a los empresarios y productores. Para la zona de producción, en el Sur del lago de Maracaibo, podemos hablar entre unos 250 a unos 300 productores -tanto pequeños, como medianos y grandes- que se encuentran desarrollando el cultivo de la palma aceitera desde los años de 1990», advirtió Colina de Rubio.
A esto se le suma la emergencia humanitaria y la crisis económica que vive Venezuela, así como las dificultades para conseguir insumos, fertilizantes y mano de obra, lo que hace que actualmente haya bajado el rendimiento en el cultivo de la palma aceitera.
Recalcó que toda la producción de aceite crudo de palma se debe llevar hasta el Conglomerado de Aceite Vegetales, ubicado en el centro del país, donde se encuentra la gran cantidad de empresas refinadoras para este tipo de aceite, que debe ser desorodizado y blanqueado.
«Lo que se hace en el sur del lago de Maracaibo es que las plantas extractoras toman la pulpa, se hace una serie de procesos y se obtiene lo que se conoce como el aceite crudo de palma para, posteriormente. ser llevado y refinado», acotó.
Ana María Colina de Rubio detalló que esto es un problema que viene agudizándose desde 2007, que trajo como consecuencia la paralización del cultivo en el sur del lago de Maracaibo. Sin embargo, en los últimos dos años, «ha resurgido el apoyo del Estado para el cultivo de palma aceitera».
«En 2007 hubo una proliferación importante de los productores que se desvincularon de la producción tradicional del sur del lago de Maracaibo, luego de que el Estado decretara la prohibición de siembra en los suelos 1 y 2, que son los ideales para el cultivo de alto rendimiento, además de contar con la producción de doble propósito: carne y leche», comentó la experta, al ratificar que los mejores suelos de producción en Venezuela se encuentran en el estado Aragua y en el sur del lago de Maracaibo.
Inestabilidad de precios
El presidente de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos de Venezuela, Saúl López, señaló que el problema es que los precios internacionales están asfixiando la producción y comercialización de la palma aceitera en Venezuela, donde los productores son los más afectados por el mal pago que están recibiendo por este rubro.
«La primera es la nestabilidad del precio. El precio debiera ser el 17% del precio del aceite crudo de palma y eso no se da. Las plantas extractoras pagan el precio a conveniencia, y no pagan oportunamente», sostuvo López.
Enfatizó que el estado Zulia ocupa el 70% de la superficie sembrada y de producción nacional de la palma aceitera, mientras que «el mercado nacional normalmente es abastecido por un 20% de la producción nacional y un 80% de importación».
Esto, según López, se debe a que «el Gobierno permitió con licencias de importación la entrada de más de 80% del producto, saturando las plantas extractoras y refinadoras con producto de Colombia y de Brasil, por lo que consecuentemente se afectan a los productores nacionales».
El ingeniero agrónomo puntualizó en la cuenca del lago de Maracaibo, incluyendo los estados Zulia, Táchira y Mérida, representa el 70% de la superficie cultivada en el país, estimada en unas 75.000 hectáreas en el territorio nacional. El resto se divide entre Yaracuy, Monagas y Portuguesa.
En cuanto a la producción nacional, el presidente de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos, comentó que «debe estar en alrededor de 500.000 toneladas de aceite crudo de palma. Se habla de que nuestros cultivos solo satisfacen 20% del mercado nacional, el restante debe ser importado. Aún no hay exportaciones, solo las que se hacen como contrabando de extracción», acotó.
López enfatizó que es necesario «renovar o resembrar las plantaciones muy adultas o ya muy viejas y para eso se necesitan altas inversiones», que rondan entre los 2.000 y 2.500 dólares por hectárea.
«Deben haber entre 6.000 y 10.000 hectáreas para renovar. Por otra parte, se deben hacer los pagos justos de unos 280 dólares por tonelada», lo que les permitiría a los productores mejorar los rendimientos actuales que se ubican entre 9 y 10 toneladas, con miras a llegar hasta 25 toneladas.
Adicionalmente, se debe mejorar el suministro de combustible, el servicio de electricidad y de los insumos, así como la «asistencia técnica y la investigación necesaria para mejorar las prácticas agronómicas del cultivo, entre otros aspectos», dijo López.
Fedeagro recomienda concretar acuerdos con el Ejecutivo
El presidente de Fedeagro, Celso Fantinel, considera que lo más importante es llegar a unos acuerdos de cómo elaborar el precio de la palma aceitera, tomando en cuenta los precios internacionales en el país.
«La palma aceitera no se va a acabar», pero «hay que seguir mejorando el cultivo, produciendo más, siendo eficientes y realmente trabajar junto a un Ministerio de Agricultura que apoye la producción nacional», afirmó.
Fantinel recordó que los primeros y segundos ingresos en 17 estados del país, dependen de la agricultura y ganadería. «Yo estoy seguro de que si nos apoyaran, sería más fácil llegar a convenimientos de precios para que realmente haya una sostenibilidad de este rubro», apuntó.
A su juicio, si no se mejoran las capacidades de campo, productividad, eficiencia, compra y racionalización de insumos, «va a ser muy difícil y ninguna industria va a querer comprar o pagar más de lo que puede pagar en lo importado».
El representante gremial indicó que la administración de Nicolás Maduro «necesita alimentos más económicos, nos hace competencia a través de la bolsa CLAP. De manera que esa es nuestra tarea, ir a una agricultura de contrato y luego la eficiencia de racionalización de comprar insumos más económicos, que eso vendrá de la mano de la fuerza que se pueda crear para ese fin», añadió.
Fantinel también recordó que la Asamblea de Fedeagro se realizará a partir del 19 de abril, mientras que el Foro Académico será entre el 20 y 21 de ese mismo mes, en el teatro Alirio Díaz, en el participaran representantes nacionales e internacionales, por lo que considera que es una oportunidad para todo el gremio se una.