El domingo 24 de enero, a casi un año de confirmados los primeros casos positivos de COVID-19 en Venezuela, Nicolás Maduro afirmó tener un “poderoso antiviral que sí neutraliza el coronavirus”. Su nombre es carvativir y, hasta ese momento, los científicos no habían escuchado de él.
En una alocución donde no mostró evidencia, Maduro dijo que “ya habiéndose recibido la patente nacional e internacional y el permiso sanitario oficial del país puedo presentar la medicina que neutraliza al 100% el coronavirus: el carvativir, mejor conocido como las gotas milagrosas del doctor José Gregorio Hernández”.
Maduro también destacó que “a partir de esta semana comienza la producción en masa de carvativir para que esté en todos los centros públicos y privados del país”. Aseguró que será fabricado en laboratorios venezolanos.
Al respecto, el presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica, Tito López, confirmó a HispanoPost que “hay empresas que están cotizando la fabricación de ese producto al Estado”.
“Les exigimos la semana pasada, cuando lo presentaron a un par de afiliados nuestros, que primero estuviera debidamente registrado ante el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, porque es el único garante de que ese producto tiene eficacia y si lo hacen, nosotros lo fabricamos sin ningún problema”, dijo.
Hasta la semana pasada el carvativir no estaba registrado en el país y el permiso pudo haberse hecho efectivo el mismo día en que Maduro lo presentó. Esas fueron las palabras que dijo justo al empezar a hablar del medicamento: “Ya habiéndose recibido la patente nacional”.
Pero si el permiso sanitario fue recibido tan recientemente, ¿es posible que ya cuente con una patente internacional? Rafael Orihuela, exministro de Salud, responde esa pregunta con suspicacia, y afirma que “si Maduro tiene los permisos que los muestre porque con la ciencia no se juega y le puede salir muy caro”.
Para conocer la eficacia del producto que al aplicar “10 gotas debajo de la lengua cada cuatro horas el milagro se hace”, según Maduro, en HispanoPost consultamos además de Orihuela, a Manuel Figuera, vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI).
¿De qué está compuesto el carvativir?
El carvativir está compuesto por isothymol, al cual también se le conoce como carvacrol. En su ficha técnica está definido como “un inhibidor de la proteasa principal del agente SARS-CoV-2, y está indicado para el tratamiento de la enfermedad COVID-19 en adultos y adolescentes asintomáticos o con neumonía que requieren oxígeno suplementario”. Adicional, “faculta potentes propiedades farmacológicas como antiinflamatorio, antimicrobiano, inmunomodulador y antioxidante”.
Integrantes de Médicos Unidos de Venezuela explican que el carvativir proviene de plantas naturales y es utilizado como aditivo para alimentos. Mientras, Orihuela, señala que “es posible que el contenido del principio activo que han presentado como carvativir, para darle un nombre parecido a investigación científica, sea equivalente al aderezo de algunos platos exquisitos saborizados con tomillo”.
No sería la primera vez que desde cadenas nacionales se muestra una solución natural para la enfermedad que mantiene paralizada el mundo, hace unos meses ocurrió con el té de moringa con malojillo.
¿Neutraliza al 100% el coronavirus?
Manuel Figuera, infectólogo y vicepresidente de la SVI, explica que lo más importante en ciencia es la evidencia “y esta se construye a través de distintos tipos de abordajes científicos, en los que en el menor nivel está la opinión de los expertos y si se trata de la opinión de alguien que no es especialista, no tiene ningún tipo de valor desde el punto de vista científico”.
Maduro, además de asegurar que el carvativir neutraliza 100% el virus que causa la COVID-19, dijo que “es una medicina totalmente inocua y sin ningún tipo de efecto secundario ni negativo”. Sin embargo, Figuera señala que en la ciencia no existe nada absoluto “y cuando uno escucha que hay algo 100% eficaz y milagroso tiene que desconfiar al respecto”. “De hecho, lo estamos viendo actualmente con las vacunas y las que obtienen una eficacia de más de 90% logran algo impresionante. Pero establecer que algo es 100% seguro no existe, porque hasta los medicamentos más inocuos pueden producir efectos adversos”, indica.
¿Fue sometido a un estudio clínico confiable?
Ayer, Maduro destacó que el carvativir “ha pasado por un periodo de estudio de nueve meses en enfermos graves y moderados, y se han hecho experimentos masivos con todos los pacientes que estaban en el Poliedro y en el hospital de Coche”.
Sin embargo, la Sociedad Venezolana de Infectología confirmó a HispanoPost que no ha tenido acceso al estudio clínico que Maduro señaló que pronto será publicado en revistas internacionales. Y, de igual manera, los expertos consultados negaron haber visto el documento.
“Un simple estudio no es suficiente, hay que tener múltiples estudios comparativos y también con doble ciego para poder construir suficiente evidencia que demuestre que sí hay una medicamento o vacuna segura y eficaz”, expresa Figuera. Orihuela enfatiza que hasta ahora “la única opción preventiva contra la COVID-19 son las vacunas que han demostrado eficacia”.
Ante la afirmación de que todo tipo de paciente se ha visto beneficiado con el medicamento mostrado por Maduro, el infectólogo Javier Roa explica que 90% de las personas contagiadas y con síntomas leves se van a curar sin necesidad de un tratamiento mayor, solo dependen del monitoreo del paciente por parte del médico.
“No podemos pasar por alto que la afirmación pública que hizo Maduro de pacientes graves tratados en el Poliedro de Caracas con carvativir le puede salir muy cara por ser una afirmación engañosa y podría sucederle como a Donald Trump con la hidroxicloroquina, promovida sin evidencia cierta de posibilidades de cura”, dice Orihuela.
Riesgo de consumir carvativir
El principal riesgo que ven los expertos está en que Maduro está recomendando algo que no tiene una base científica que lo avale. “Es importante no desviarse de lo que actualmente tiene evidencia y hoy en día es la prevención, el uso de mascarillas, el distanciamiento, evitar espacios cerrados, aglomeraciones y complementado con las vacunas. El problema puede mejorar, pero pensar que va a aparecer una solución milagrosa de la nada y siendo totalmente seguro no tiene ningún fundamento”, dice Figuera.
Roa añade que las consecuencias de esta acción promovida por Maduro tienen que ser vistas con “cuidado” porque el paciente no puede aferrarse a un medicamento esperando un milagro. Esperando que le haga efecto podría morir.
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