Un estudio del centro de investigación británico Influence Map indica que los sectores fósil y del cemento son responsables de 80% de las emisiones contaminantes de dióxido de carbono (CO2) en el planeta entre 2016 y 2022.
En este contexto, Orlando Chirinos, presidente de la Federación de Trabajadores del Cemento, alertó que en Venezuela ese sector es altamente contaminante porque no aplica los controles de emisiones dictados por la Ley y normativas de protección al medio ambiente pese a las continuas denuncias de la diligencia sindical para revertir la situación.
El representante de Fetracemento indicó que todas las instalaciones del circuito cementero del país -integrado por diez plantas de la Corporación Socialista de Cemento (CBS)- dejaron de invertir desde hace años en el mantenimiento y reposición de los equipos de control de emisiones de polvo, gases y otros agentes tóxicos, además de la contaminación sónica.
«Estas condiciones afectan gravemente la salud de los habitantes en comunidades aledañas y a los trabajadores de las plantas con enfermedades respiratorias, cutáneas, auditivas y del sistema nervioso, entre otras», advirtió el sindicalista.
Recordó que en 2007 -antes de la nacionalización de las plantas y la creación de la Corporación Socialista del Cemento (CSC) por Hugo Chávez- el sector estuvo a punto de ser certificado con la norma de calidad industrial ISO-9.000 de la International for Standarization Organization, organismo mundial que establece las normas de calidad en las empresas.
«Todo ese esfuerzo se perdió y el sector entró en un retroceso y deterioro. Hoy las plantas carecen de sistemas de control de emisiones como filtros y electrofiltros que impiden la salida de polvo y gases a la atmósfera», deploró el dirigente.
Agregó que Fetracemento y sus afiliados han entregado muchas denuncias al respecto, pero no han obtenido respuesta ni soluciones por parte de las autoridades competentes.
Destacó que, a pesar de la brusca caída de la producción de cemento en los últimos nueve años a menos de un millón de toneladas anuales, la industria sigue contaminando porque no hay control. Denunció que desde hace tiempo no se efectúan auditorías y ni mediciones ambientales.
Trabajadores en riesgo
Chirinos precisó que dentro de las instalaciones los trabajadores laboran bajo altas condiciones de riesgo de accidentes y de afección a la salud. La razón es que la dotación de uniformes y equipos de protección personal se realiza cada tres o cuatro años cuando debe ser semestral.
En cuanto a las operaciones del sector, el directivo de Fetracemento reveló que las plantas se encuentran prácticamente en paro técnico por la falta de mantenimiento, repuestos e inversión.
Sobre esta última, refirió que el gobierno de Nicolás Maduro invita reiteradamente a inversionistas extranjeros a participar; sin embargo, esas empresas no se entusiasman a venir al país debido al deplorable estado de las plantas y los elevados pasivos laborales.
Según el sindicalista, la deuda laboral es «enorme» debido a que muchos trabajadores con más de 55 años -la edad de jubilación recomendada para un trabajo desgastante y duro- no pueden retirarse porque no hay dinero en el fondo de jubilaciones.
Asimismo, denunció que el bajo ingreso de los trabajadores -entre 60 y 80 dólares al mes conformado por un salario de 130 bolívares (3,5 dólares) mensuales más bonos- no alcanza para cubrir los gastos del grupo familiar.
Chirinos explicó que no todos los empleados devengan ese ingreso porque buena parte de ellos han sido enviados a sus casas con el pago de un salario mínimo, debido a la caída de las operaciones y como castigo si realizan protestas laborales.
La industria cementera venezolana tiene una capacidad instalada de producción de 9 millones de toneladas al año. Su nómina asciende a 8.520 trabajadores.