Hasta 1998, el sistema eléctrico nacional fue uno de los más modernos y eficientes de América Latina con una capacidad instalada de generación térmica e hidráulica de 19.000 y 15.000 megavatios, respectivamente, 24.000 kilómetros de líneas de transmisión, 400 subestaciones y más de 100.000 kilómetros de redes de distribución.
Instalaciones eléctricas lucen como chatarra
El buen funcionamiento de todo lo anterior permitía que las empresas públicas y privadas suministraran electricidad de forma continua y confiable a 97% de la población.
Sin embargo, todo cambió y para mal con el chavismo, aseguraron fuentes calificadas del sector eléctrico que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
Alertaron que hoy el sector eléctrico «está por el suelo» debido a la falta de mantenimiento periódico a las instalaciones y redes, la desinversión y el mal desempeño -no exento de corrupción- de directivos y gerentes de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec).
«Muchas de las instalaciones y redes lucen como chatarra, incluso las que están operando», alertó un consultado. Explicó que pese al estado deplorable y la obsolescencia tecnológica «hay que tener energizadas esas instalaciones para que la población tenga luz con un suministro de energía así sea sujeto a fallas y apagones».
Las fuentes precisaron que de los 19.000 Mw de capacidad instalada de generación térmica, el sistema recibe actualmente entre 1.200 y 1.800 Mw, pues la mayoría de las unidades están paralizadas.
«El esfuerzo de Corpoelec en el área de mantenimiento se realiza en las centrales hidroeléctricas (Guri, Caruachi y Macagua) en el estado Bolívar pues esa fuente aporta 67% de energía a la demanda nacional», dijo un consultado.
La elevada dependencia de Guri, indicó la fuente, es un talón de Aquiles porque si se presenta una falla en Guri el país se apaga y no hay generación térmica de respaldo para responder de forma adecuada a la contingencia. Otro foco de atención en mantenimiento son las subestaciones, pero el descuido de esa área ocasiona incendios y explosiones con suspensión del servicio como ocurrió recientemente en Baruta al este de Caracas.
Desinversión
El incumpliendo de los programas de mantenimiento y la desinversión también afecta seriamente la red troncal de transmisión desde Guri y las otras redes conectadas a ella.
Según las fuentes, el descuido es más pronunciado en las redes de distribución de sectores y calles en las ciudades y pueblos del país con fallas de las cuales «ni Caracas se salva».
Insistieron en que a simple vista se constata el estado ruinoso de muchas instalaciones afectadas por el óxido y la corrosión. Asimismo, es frecuente la imagen de redes rodeadas de maleza o caídas por la falta de mantenimiento y/o el efecto del vandalismo y el desmantelamiento por parte de las mafias y bandas organizadas de la chatarra.
Las fuentes recalcaron que con un buen mantenimiento y adecuaciones tecnológicas las instalaciones, equipos y tendidos eléctricos pueden estar operando durante muchos años.
Destacaron que recuperar y modernizar la industria eléctrica nacional requiere inversiones de cientos de millones de dólares que el Estado venezolano no tiene. «La alternativa de la inversión foránea luce difícil frente a la inseguridad jurídica existente en Venezuela y el riesgo país», sostuvo un consultado.