La terrible crisis que nos ha tocado vivir a los venezolanos ha tenido efectos devastadores en todos los aspectos de nuestras vidas. El régimen es el responsable directo de que los venezolanos tengamos miedo de no llegar con dinero a fin de mes para alimentar a nuestras familias, que debamos almacenar agua para cuando falle el servicio y que se nos haya roto el corazón al despedir a nuestros seres queridos que migraron a otros países en búsqueda de oportunidades.
El régimen también ha creado un mal silencioso que poco a poco se va apoderando de los ciudadanos y del que casi no se habla. Muchos venezolanos están tan sumergidos en los problemas diarios, en buscar como llevar comida a la mesa, que han perdido la esperanza en la política como motor de cambio para solucionar los problemas de la gente. El venezolano dejó de creer en los políticos, una realidad que hay que entender y aceptar si queremos cambiarla. ¿Cómo culparlos de distanciarse de la política si esta no ha logrado responder a la crisis que vivimos?
La democracia social, ideología en la que creo y en la que mi partido se basa, nos sirve como vía para reestructurar el rol que tenemos frente a la sociedad. La democracia social cree en tres pilares que son igualmente importantes: la libertad, que solo se alcanza cuando existen condiciones económicas y sociales que permitan disfrutar efectivamente de ella. La justicia, que se logra con la igualdad ante la ley y el respeto a la seguridad social de todos por igual. Y la solidaridad, esa disposición entre las personas para ayudarse.
Quienes creemos en la democracia debemos tener presente siempre esos tres valores que son clave para dejar atrás esta pesadilla y poder recuperar la confianza de las personas y la confianza en la democracia como nuestro mejor sistema. Es evidente que somos una amplia mayoría quienes queremos un cambio político en el país, pero si no trabajamos unidos por alcanzar la libertad, la justicia y la solidaridad entre todos los venezolanos sin distinción, el camino será aún más largo.
Cada paso que demos para reconstruir nuestro país debe tener como bandera siempre a las personas y sus problemas, a los más necesitados, a quienes la crisis ha golpeado más fuerte. La democracia social pone en el centro a los ciudadanos porque entiende que la política existe por y para ellos, no para beneficiar a unos cuantos. Debemos centrarnos en los venezolanos, acercarnos a ellos, escuchar sus demandas, sus críticas, sus deseos y trabajar en función a ellos. La democracia social debe servir como puente y solución para nuestra golpeada Venezuela.
El régimen nos ha arrebatado mucho, pero estoy seguro de que con esfuerzo y trabajo vamos a recuperar todo lo que nos quitaron, para transformar a este país y hacerlo el lugar en donde todos podemos vivir con libertad y tranquilidad. La democracia nos brinda la oportunidad de construir una Venezuela de la que todos nos sintamos parte sin sufrimientos ni penas.