Menú callejero prueba desde el ceviche tradicional hasta uno más “tropical”

“Esta vez me voy a la playa sin salir de la ciudad”, dice el amante de la gastronomía Raymar Velásquez en alusión al nuevo local que visita. Allí se consigue con el dueño, Rodolfo Apolinar, quien le explica que la Cevichería Express, ubicada en Chacao, “nació hace unos meses atrás” con la intención de brindarles “a los venezolanos, un nuevo concepto de lo que es el ceviche”.

Apolinar le recuerda a Velásquez, en esta nueva edición del programa Menú callejero, que Venezuela tiene mucha costa, “así como los mejores ajíes, cebollas”. “Me encanta lo que es la comida del mar”, asegura y más ahora que tiene la oportunidad de demostrarlo.

“Trabajamos con pescados súper frescos para poder llevar un plato de excelencia. Tenemos ceviche tradicional, que es el que hace todo el mundo, ceviche con pescado blanco, cebolla morada, cebolla blanca, ají de diversas regiones de Venezuela”, agrega.

Velásquez le pregunta cuál es su plato favorito, a lo que responde: “Tengo un plato que está conmigo desde que nació la cevichería, que yo creo es la punta de lanza. Se llama Tropical. Es un plato súper fresco, caribeño, con mucho sabor, color y pasión. Es pescado con fresa, mango… La combinación dulce y salado. Mucha gente lo adoptó como su preferido”.

Y mientras conversan sale a relucir que se trata de una empresa familiar. “Sabes lo que es hacer un emprendimiento de este tipo y contar con tu mamá. Mami, por favor…” Así la llama y aparece la señora Esperanza. También está su primo, su hermano y entre ellos se turnan el día y la noche.

Ya en la cocina él le muestra a Velásquez “el pescadito”, que es el ingrediente con el que comienza a preparar el plato. Toma la curvina y dice: “Mira que es casi transparente”. Le coloca ajinomoto, sal “para que se integre”, luego viene el ácido, después su secreto que es la “compota”, la cual tiene “un poquito de mango para bajar el ácido del limón”. Y así va colocando un ingrediente tras otro hasta tener listo el ceviche.

Y luego viene la prueba de fuego: ¿a Velásquez se le hará agua la boca?