Mitos y verdades sobre las vacunas contra la COVID-19: ¿Puedo o no beber alcohol?

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¿Qué recomendaciones que debe seguir una persona luego de haber sido vacunado contra la COVID-19? En Venezuela, se puede terminar más confundido que antes. En algunos centros de vacunación recomiendan, después de haber recibido la dosis, no comer ciertos alimentos y a otros les prohíben la ingesta de bebidas alcohólicas por lapsos que varían de 72 horas a un mes. También hay a quienes les dicen que no pueden bañarse en las próximas 24 horas, no pueden hacer actividades físicas o sudar.

Pero de todo esto, ¿qué es verdad y qué no? El presidente de la Academia de Medicina de Venezuela (AMV), Enrique López Loyo, aclara los mitos y realidades asociadas al proceso de vacunación en Venezuela. “Las indicaciones generales posteriores a una vacunación es mantenerse en observación en el hogar y a resguardo del resto de la familia. Debe estar consciente que se acaba de vacunar, por lo cual tiene que estar pendiente si aparece algún signo o síntoma y ser capaz de identificar alguna reacción adversa a la vacuna, la más frecuente es el dolor en el sitio de la infección”.

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También se recomienda, según López Loyo, que la persona después de ser vacunada sea colocada en una sala de observación, para que el personal de salud pueda ver si ocurre alguna reacción inmediata en los primeros 30 minutos. “Luego se evalúan las probables alteraciones entre las 24 y 72 horas de haberse vacunado. Lo lógico es que, si el curso clínico de esas reacciones es muy fuerte, vaya y lo reporte dentro del mismo sitio de vacunación, para que se hagan anotaciones de estas circunstancias”, dijo.

Sin embargo, este paso generalmente no se cumple en los distintos centros de vacunación del país, dada la cantidad de gente. La persona solo toma asiento mientras suministra sus datos al enfermero que llena la tarjeta, al tiempo que otro inyecta la dosis en el brazo del paciente, que suele ser el izquierdo.

¡No puede comer pescado!

En esta jornada de vacunación se han escuchado distintos comentarios sobre lo que se puede o no hacer después de ser inmunizado. Uno de ellos es que no se debe comer pescado en las próximas horas después de haber sido vacunado.

López Loyo detalló que esto tiene que ver con situaciones del pasado: “En cuanto a los alimentos son mitos que han quedado en el tiempo. Por ejemplo, en el pasado había algunas vacunas que eran incubadas en embriones de pollo y de ahí eran extraídas. Se suprimía en los niños el consumo de huevos. En este caso la biotecnología está por encima de la utilización de estos recursos primarios, representados en alimentos comunes, por lo que no hay una restricción particular en estos alimentos”.

Sobre la prohibición de ingerir alcohol es porque podría reducir el efecto de la vacuna. “El consumo de alcohol, por prudencia, debe ser restringido en las primeras horas de colocación de la vacuna, porque en algunos puede haber un aumento en la capacidad de reacción adversa de la vacuna. En otros se podría retrasar la respuesta inmune, dicen estudios realizado hace muchos años. Lo prudente es que al menos en las próximas 72 horas de la vacuna no haya un consumo, al menos en exceso”.

Hizo un llamado de atención a aquellas personas que presentan algún tipo de alergia previa a la vacuna: “Básicamente, lo que se debe respetar es que, si la persona tiene algún componente alérgico asociado a alguna comida o bebida, debe restringirla porque la respuesta inmune puede exacerbarse al momento de la vacunación y la combinación de estos alimentos o bebida puede confundirse con un efecto adverso específicamente a esa vacuna”.

Efectos colaterales

Una de las razones que argumentan las personas para no vacunarse son los efectos secundarios que pudiera producir la dosis. Y aunque científicos y laboratorios farmacéuticos han rebatido con estudios los posibles peligros de cada vacuna, cuando se presenta fiebre, malestar general o congestión, síntomas que se asocian a la enfermedad producida por el coronavirus, el temor vuelve. Al respecto López Loyo aseguró que hay algunos síntomas que son normales.

“Algunos pueden tener una afección hipogripal de muy bajo rango clínico y malestar general o dolor. Esto aparece entre las primeras 48 y 72 horas inmediatas después de la vacunación. Pueden presentar dolor en el sitio de infección, cefalea o dolor de cabeza, aumento de la temperatura, que no sobrepase un nivel exagerado, o hay quienes tienen una reacción febril mayor”, indicó el especialista.

Dijo que también pueden aparecer síntomas de resfriado común en grado variable. “La mayoría puede tener secreción u obstrucción nasal a la respiración de manera leve. Dolor ostearticular, molestia corporal como si fuese un disconfort asociado a una virosis”, explicó.

Agregó que si esos síntomas se presentan en grados mayores “de reacciones y están asociados a una revisión más importante de la autoridad sanitaria, el paciente debe ser reportado como ‘efectos adversos a la vacunación y la inmunización’”.

En caso de que los síntomas sean leves, los pacientes pueden mantener un control sintomático, a través del consumo de ciertos medicamentos comunes. “Si hay dolor, analgésicos y antinflamatorios. Si hay fiebre, antipiréticos y mantener un nivel adecuado de hidratación. La idea es que los efectos colaterales duren un máximo de 72 horas”.

¿La rusa o la china?

Otra duda que frecuentemente se presenta en los distintos puntos de vacunación es la diferenciación de edades para administrar las distintas vacunas que han llegado al país. La china Sinopharm es aplicada a personas de 19 a 55 años de edad y la rusa Sputnik V es administrada a personas mayores de 56 años de edad.

En relación a esto, López Loyo indicó: “En el mundo en general se hace una selección de las vacunas en relación con la edad. La utilización por encima de los 60 años de la vacuna Sputnik V está asociada a los estudios que le precedieron para su aprobación, en la cual se incluyeron estos grupos de altas edades y funcionó adecuadamente”.

Añadió que la asignación de la Sinopharm no tiene que ver con que tenga un efecto contrario en los pacientes mayores de 60 años, sino que en los ensayos originales no se probó por encima de esa edad. “Más recientemente se están llevando a cabo esos estudios para darle uso por encima de los 60 años. Todo tiene que ver con el diseño de investigación original aplicado en fase III para su aprobación”.

López Loyo aseguró las vacunas que se han usado en Venezuela contra la COVID-19, Sputnik V y la Sinopharm, cumplen con los requerimientos de protección, hasta ahora, de las variantes que están circulando en toda la subregión latinoamericana.

“Hasta ahora no habido un reporte donde exista una variación significativa de esta capacidad de protección”, expresó. “Lo más importante en la evaluación que hay que hacer de las variantes que aparecen en cualquier parte del mundo es cuantificar la respuesta real ante las vacunas disponibles para el programa de vacunación mundial”, añadió.

Explicó que el problema de las variantes es su velocidad virulenta. “Las variantes, así llamadas, lo que hacen es incidir en la velocidad de infección. Las cepas originales mantenían una velocidad de 1,3 y subieron a 1,7. Empezaron a aparecer estas nuevas cepas tanto en Sudamérica y Europa, que pudieron elevar a más de dos veces la velocidad de infección en cuanto a la capacidad de reproducir entre una persona y otra, y las últimas están tocando hasta tres veces más la capacidad de velocidad de infección”.

Más vacunas igual a menos infectados

Recientemente, el portal Webconsultas publicó que, de acuerdo con los resultados de un estudio israelí, una vacunación masiva de adultos reduce riesgo de contagio en menores de 16 años. Sobre esto López Loyo señaló: “Esa información es importante porque el problema es que en las poblaciones más jóvenes el grado de infección depende a su vez de la concentración del virus en la comunidad y en sus áreas de vida, trabajo o estancia. En la medida en que la vacuna comience a generar una disminución progresiva de la carga viral por baja circulación, en esa medida la carga viral asociada a la exposición de poblaciones de menor edad será más baja y por eso se reduce el riesgo de contagio”, expresó

En el portal Webconsultas se detalla que, a pesar de la campaña antivacuna contra la COVID-19 que han intentado viralizar algunos grupos no creyentes de la inmunización, el estudio israelí publicado en Nature Medicine determinó que la vacunación generalizada de los adultos ha reducido la mitad de los contagios en menores de 16 años de edad.

Científicos aseguran que vacunar a los adultos contribuye a proteger también a los no vacunados. En diciembre pasado, Israel comenzó un programa de vacunación y en solo nueve semanas cerca de la mitad de su población ya estaba inmunizada.

Aunque recientemente solo habían sido vacunados los mayores de 16 años de edad en ese país, el estudio demostró que la cantidad de contagios en menores de 16 años no vacunados se redujo a la mitad por cada 20 puntos de incremento en el grupo vacunados entre los 16 a 50 años de edad. Además, sugirió que la vacunación generalizada de los adultos podría proteger a los niños que aún no han sido vacunados.

Con estos resultados, los científicos aseguran que las personas vacunadas no solo son menos propensas a infectarse con la COVID-19, sino que también es menos probable que puedan ser transmisores del virus, ya que la carga viral podría ser más baja reduciendo su capacidad infectiva.

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Keissy Bracho
Keissy Bracho
Licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo Audiovisual Especializada en Comunicación Política, Opinión Pública, Marketing Político, Gestión de Políticas Públicas. Aprendiendo de Género

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