La responsabilidad de lograr un cambio en el país no es solo de los partidos o los políticos. La sociedad, en su conjunto, debe ser también una fuerza que sirva para movilizar, organizar y participar activamente en los temas sociales. Solo puede existir una política sana, donde el Estado funcione para el bienestar del ciudadano, si cada persona ejerce y defiende su rol protagónico en la discusión de los asuntos públicos.
Venezuela atraviesa una emergencia humanitaria compleja, una crisis nunca antes vista en nuestra historia, con una economía por el suelo, a niveles de países en guerra. Sin embargo, lo más duro que enfrentamos es la descomposición del tejido social, y es ahí donde debemos trabajar y aportar nuestro granito de arena para revertir esa realidad.
Criticar es fácil, no mojarse es cómodo, pero ejercitar la ciudadanía en pleno es algo que el venezolano olvidó. Esto no se trata solo de ir a votar y esperar a las próximas elecciones. Va mucho más allá. Es estar activo, participar en las discusiones públicas, mostrar interés y convertirse desde cada espacio en el que hagamos vida, en agentes de cambio para construir un mejor país, una mejor sociedad, esa donde todos podamos vivir en bienestar.
Si bien el voto es una herramienta vital en una democracia, no puede ser la única forma en que los ciudadanos participemos. En una sociedad sana, la participación debe ser continua, y esto abarca una amplia gama de actividades. Significa estar informado sobre los asuntos públicos, involucrarse en debates significativos, formar parte de organizaciones de la sociedad civil y, cuando sea necesario, tomar las calles de manera pacífica para expresar nuestras opiniones y demandas.
Esto también incluye ofrecer ayuda directa a quienes más lo necesitan y promover una cultura de inclusión, respeto y apoyo mutuo. La reconstrucción de Venezuela requerirá no solo cambios políticos, sino también un esfuerzo conjunto para sanar las divisiones y restaurar la confianza en nuestra comunidad.
La responsabilidad ciudadana también implica el escrutinio activo de las acciones de quienes ocupan cargos públicos. La rendición de cuentas es esencial en cualquier democracia, y cada ciudadano tiene el derecho y deber de cuestionar y exigir transparencia a sus representantes. Además, es crucial mantener un diálogo constructivo entre los diferentes sectores de la sociedad. La diversidad de opiniones y la colaboración son fundamentales para encontrar soluciones efectivas a los desafíos que enfrentamos. Al empoderarnos como ciudadanos activos y comprometidos, sentamos las bases para un futuro más prometedor.
Asumir la responsabilidad ciudadana es más que un deber. Si cada venezolano, desde su posición y capacidad, se compromete con la construcción de una sociedad justa, democrática y próspera, podemos superar las adversidades y encaminarnos hacia un futuro lleno de esperanza. La unidad en esta tarea es esencial, y tengo la certeza que juntos lograremos el cambio que anhelamos para Venezuela.