Más tercos que una mula, ni el COVID-19 nos detiene, leí anoche en el chat Un juguete, una buena noticia. Y es que, a pesar de las circunstancias adversas, por cuarto año consecutivo un grupo de periodistas vuelve a unir fuerzas para llevar alegría en Navidad.
Génesis Carrero, una de las comunicadoras del equipo organizador, contó que la iniciativa nació sin ningún tipo de pretensiones, más allá de lo abrumados que estábamos por las noticias que nos tocaba cubrir, sobre todo en 2017.
Fue un año en el que contamos tantas historias tristes de familias que pasaban hambre y que la siguen pasando aún hoy. Niños desasistidos y desnutridos, por lo que decidimos dar un paso adelante para ayudar a esas más de 700 personas que hemos tocado en estos años, afirmó.
Un juguete, una buena noticia en tres años ha atendido a 771 niños y este año esperan atender a 40 familias y 100 niños en condiciones de extrema necesidad.
La idea de alegrarles la Navidad ha sido más un regalo para nosotros que para la gente que hemos ayudado. Creo que lo más bonito es saber que podemos hacer redes para buenas causas. Este año no serán solo juguetes, también ofreceremos un pequeño mercado para familias que hemos conocido en las pautas. Darles un aliento en esta época tan especial, donde las carencias se multiplican, apuntó.
Carrero aseguró que quisiera tener una varita mágica y cambiar la vida de esas más 770 familias que hemos tocado, pero no se puede. Sin embargo, ha sido una experiencia increíble ver la alegría de los niños cuando abren sus regalos y cuando las madres nos agradecen el detalle.
Siempre llega
Dagomar López habló sobre Santa de Catia, otra iniciativa que cuenta con cuatro años de operatividad en una de las parroquias más grandes de Caracas. La meta que se han propuesto para este año es alta.
Esperamos recaudar lo del censo de niños que levantamos, revisando la condición social en la que viven. Haremos una entrega en una fundación social del Hospital José Gregorio Hernández de Los Magallanes de Catia, aquí se atenderán 150 niños, contó López.
Explicó que desde la organización civil que dirige con sus vecinos, todos los viernes hacen jornadas solidarias llamadas Una arepa, una sonrisa, donde captaron a unos 70 niños en condiciones de vulnerabilidad que serán atendidos por Santa de Catia.
La iniciativa empieza por esta fibra de ayudar al prójimo. Se creó la etiqueta de Santa de Catia con los donativos que nos han llegado de diferentes parroquias católicas. Este año, el 23 de diciembre culminaremos nuestra jornada con un gran evento en el Colegio San José de Calasanz, de la mano de la fundación Itaka Escolapios, para atender a unos 200 niños, dijo.
Es una experiencia inolvidable. El Santa de Catia tiene una máscara, pero detrás de ella hay un ser humano que llora y ríe, este año vamos a la calle y sabemos que nos conseguiremos con niños en situaciones muy vulnerables, puntualizó López.
Alegrando corazones
Hay otras iniciativas como Santa en las calles, que se replica en la mayoría de las ciudades del país. Desde las distintas organizaciones de Alimenta la Solidaridad se hacen colectas para ayudar a los más necesitados, no solo con un juguete sino también poniendo un plato de comida en sus mesas.
Además, están las iniciativas particulares que fueron creciendo gracias a la aceptación del público y los voluntarios, como Tatuajes por Juguetes. Este año, desde la guía digital Gastro No-mía se unieron a Alimenta La Solidaridad Petare para ayudar a Santa en Caracas y llegar a más de 3.000 niños.
Entre los donativos más solicitados están juguetes nuevos o en perfecto estado, pañales desechables, toallas humedad, ropa para bebés y niños, alimentos no perecederos, fórmulas, papel de regalo, cinta plástica y muchas ganas de colaborar, aunque sea con el boca a boca
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