Nicolás Maduro reiteró recientemente la invitación a inversionistas venezolanos y extranjeros a participar en la industria petrolera nacional con la finalidad de aumentar la declinante producción de crudo.
Sin embargo, fuentes del sector de los hidrocarburos, que solicitaron guardar sus nombres en reserva, aseguraron que esos proyectos no se concretarán porque muchas de las empresas interesadas son de maletín, desconocidas en el ámbito de la industria de los hidrocarburos.
Asimismo, esas firmas carecen de músculo financiero y experticia en la actividades petroleras.
«Las operaciones de Petróleos de Venezuela no se levantan con amigos o empresas cercanas al oficialismo, sino con inversiones de dinero limpio y fresco, además del know how y la tecnología», sostuvo un consultado.
Refirió que esas últimas condiciones no están presentes, por lo que «es muy difícil una expansión importante de las actividades petroleras en el país ni siquiera en el mediano plazo».
Las fuentes indicaron que las instalaciones y los campos de crudo y gas «están por el suelo», debido a la falta de mantenimiento durante años.
El problema, recalcaron las fuentes, es la desconfianza de los inversionistas y empresas serias y fuertes porque la administración de Maduro no es transparente, no tiene reglas claras del juego ni ofrece seguridad jurídica.
Por ello, aseguraron los consultados, compañías petroleras reconocidas como Total y Equinor se van de Venezuela, pero el relevo de firmas inexpertas y de maletín no llenarán ese vacío.
Las fuentes recordaron el fracaso de los acuerdos de servicio conjunto suscritos entre Pdvsa y consorcios criollos en agosto de 2018 para recuperar la producción en campos marginales.
«Ninguno de esos acuerdos se dio porque los socios eran desconocidos y no consiguieron el financiamiento en la banca internacional ni nacional», dijo un consultado.
La administración de Maduro ha insistido en los últimos años en que elevará la producción petrolera a un millón o 1,5 millones de barriles diarios.
No obstante, el reporte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, basado en fuentes secundarias, arrojó que el bombeo de crudo en Venezuela fue de 527.000 barriles al día en septiembre.
José Toro Hardy, exdirector de Pdvsa, advirtió que son necesarias inversiones enormes -de 20 millardos a 25 millardos de dólares- para llevar la producción petrolera a los niveles de 1998 (entre 3,2 millones y 3,4 millones de barriles por dia).
Un problema de diluentes
Además de la falta de transparencia en inseguridad jurídica, Toro Hardy resaltó las sanciones económicas de Estados Unidos contra el gobierno de Maduro.
«Eso impide cualquier posibilidad de atraer las grandes y reconocidas empresas petroleras de Estados Unidos y Europa», precisó.
Agregó que el apoyo de China está muy limitado por los problemas internos que enfrenta actualmente esa economía y una situación similar atraviesa Rusia.
Las fuentes indicaron que Maduro seguirá utilizando los caminos verdes a través de sus amigos -Irán, los intermediarios y otras empresas venezolanas de maletín- para adquirir insumos de emergencia que permitan mantener al mínimo la industria petrolera.
«Tal es el caso de los diluentes (crudos livianos) para mezclar los con el crudo extrapesado de la faja petrolífera del Orinoco y poder exportar así algo de producción petrolera desde ese yacimiento», explicó un consultado.
Por su parte, Toro Hardy advirtió que obtener esa mezcla de crudo resulta muy costoso ante la subida constante de los precios del petróleo liviano en el mercado energético internacional.
El experto reveló que los mejoradores de crudo extrapesado de la faja ubicados en Jose, estado Anzoátegui, están paralizados, lo cual obliga a mejorar la calidad de ese petróleo pesado con diluentes.