Este lunes se cumplen 20 años de aquel 11 de abril en el que Venezuela se dividió en dos bandos. Los que aseguraban que, tras una concentración y multitudinaria movilización de venezolanos hasta las cercanías al Palacio de Miraflores, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías había abandonado el poder y otros que aseveraban que se trató de un golpe de Estado.
Una supuesta renuncia de Chávez, la autoproclamación de Pedro Carmona Estanga como presidente sin respetar los estamentos constitucionales. Luego, el desconocimiento del paradero de quien había sido retirado del poder y su regreso victorioso son algunos de hechos pueden recordar de ese 11 de abril de 2002. Hoy, a 20 años de esos sucesos, dos consultores políticos ofrecieron sus opiniones con respecto al legado de esa fecha para la política venezolana.
De acuerdo con el consultor político Raniero Cassoni, de la experiencia se aprende. “Claro que quedan grandes aprendizajes y la política cambió en Venezuela. Digamos que el sistema político en el momento del 11 de abril no estaba representado por partidos políticos, sino por luchas gremiales, es decir, lo que era el gremio de los sindicatos a través de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y el gremio empresarial a través de Fedecámaras y la Gente del Petróleo. Todos eran de la sociedad civil, prácticamente, no había partidos políticos”.
Agregó que en aquel entonces “no había credibilidad en los políticos. Por tanto, el 11 de abril, quizá, los grandes errores se debieron a que no estaba la intermediación política como tal. De la experiencia se aprende y, al poco tiempo, surge la Coordinadora Democrática para participar en lo que sería el referendo revocatorio. Y empieza otra vez la política partidaria a tomar cuerpo. Qué es distinto a lo que ha ocurrido en los últimos tres años. Con la intervención de los partidos políticos, por parte del órgano judicial, se ha perdido la credibilidad ante las autoridades de los partidos”.
Legado destructivo
Por su parte, el politólogo y coordinador del Centro Gumilla en el estado Lara, Piero Trepiccione, consideró que el 11 de abril de 2002 dejó la necesidad de acabar con la polarización. “Hubo cambios importantes en la política venezolana. El 11 de abril de aquellos años nos mostró un país extremadamente polarizado. Sin ningún punto medio, sin ningún equilibrio, con dos posiciones absolutamente antagónicas”.
Hoy por hoy, de acuerdo con el analista político, “continúa la polarización a nivel de actores políticos, pero la sociedad ya no está polarizada. Se mantienen diferencias políticas, discursivas y de acción, pero la opinión pública ya no está enganchada a esa ideologización, partidización y polarización extrema que vivió en el país”.
Aseveró que la polarización solo deja “destrucción”: “Ciertamente, el país ha cambiado. Este país es otro, independientemente de las causas que hayan motivado ese cambio. La Venezuela de 2022 es totalmente diferente a la Venezuela de 2002. Por supuesto que dejó un legado, un legado de destrucción, de exacerbación de la violencia, el discurso de las narrativas encontradas, de la forma de dilucidar o procesar las diferencias en política. Un evento que sembró de violencia, de pánico, de destrucción, de división a la población venezolana en dos grandes segmentos y que no condujo a una solución política, sino más bien a una profundización de las diferencias políticas”.
Aunque su posición frente a los hechos de 2002 son críticas, ve como un paso positivo haber trascendido como país. “De ese legado lo más importante es superar la polarización. Con la polarización los países se autodestruyen, se siembran demasiadas heridas, demasiadas cicatrices que es difícil subsanar, mejorar o trascender”.
“Creo que el 11 de abril de 2002, con respecto al 11 de abril de 2022, nos trae ese legado: el país no puede volver jamás a una polarización de esa naturaleza, porque lo que vendría después es la ruina y la destrucción del sistema político y del aparato productivo nacional, que es lo que vimos después de aquel 11 de abril de 2002. Cambios positivos, en el sentido de que el país se ha despolarizado. Bajó la temperatura política, el clima político violento que teníamos en esos años y ahora tenemos un clima diferente. Ya no tenemos hegemonía partidista, en el sentido de apoyo en la opinión pública, sino que tenemos un país más diverso, más plural en ese sentido”, dijo Piero Trepiccione.
11 de abril 2022
Cassoni confió en que en 2022 los sectores políticos hayan aprendido las enseñanzas políticas del pasado. “Hoy hay modelo más bien de plataformas electorales y los partidos políticos, parecen haber perdido fuerza, y digo parecen porque al no haber ningún método de elección, al no haber ninguna movilización, al hacer un desencanto mayor, no sabemos si el sistema de partidos políticos en Venezuela se ha debilitado, pero no ha desaparecido”.
Dijo que “hubo simbolismos que ocurrieron y quedarán en la historia de cómo la vía institucional no se cumplió por ninguna parte. El legado es cómo se puede aprender de esta situación para un futuro, pero sobre todo el gran legado que ha ocurrido, más allá de eso, es la necesidad de sembrar la democracia como un proceso permanente y no creer que porque haya elecciones es totalmente democrático. La libertad siempre será primero”.
Para él es complejo “hablar de si hay cambios positivos o negativos después del 11 de abril. Los aprendizajes aún no han sido tomados en cuenta o, por lo menos, sí hubo un aprendizaje fundamental y es que una cosa es el oficio político y la importancia de la dedicación política y otra cosa muy distinta es la improvisación de quienes quieren estar en la política”.
Según su opinión, se nota que la improvisación en política ocurre cuando no se considera la negociación, que es parte de la democracia y que es fundamental. “Es un poco lo que ocurre en Venezuela, que no se entiende que la negociación es fundamental. Pero para lograr la negociación hay que ejercer presión. Con respecto a la oposición, creo que el orden de prioridades, una vez más, está cambiada porque piensan en candidaturas cuando aún no están las condiciones establecidas y no es malo aspirar, lo malo es improvisar”.
Aunque “no sigue existiendo la posibilidad de la alternabilidad en el sistema político venezolano, a pesar de que esté establecida en la Constitución y en las leyes”, para Trepiccione es probable que de cara a 2024 esta situación cambie y mejore, por lo que ve improbable que un nuevo 11 de abril de 2002 pueda ocurrir en Venezuela, pese a los conflictos políticos, sociales y económicos que aún acosan a los ciudadanos.
“No creo que estén las cosas para un nuevo 11 de abril porque, repito, el país se ha despolarizado. Hay un descontento generalizado de la población, con el tema económico, con el tema del deterioro de la cotidianidad. Ya el PSUV no es ese aquel gran partido, que llegó a tener 35%- 40% de apoyo a nivel nacional. El PSUV es un partido de 8%-12%, es un partido como cualquier otro, un poquito más grande que el resto, pero dejó de ser un partido franquicia. Y ya la oposición no está aglutinada en torno a un objetivo común o de unos temas en común. De momento, yo no estoy viendo la posibilidad de un nuevo 11 de abril o algo parecido, más bien sí la posibilidad de cumplir un cronograma electoral para 2024 a nivel presidencial, con muchas dificultades sobre todo con el tema de la alternabilidad”, concluyó Trepiccione.
Planteamiento que fue completado por Cassoni sobre las divisiones internas en el oficialismo: “Dudo que haya un nuevo 11 de abril, más bien lo que estamos viendo es algo más interno. El panorama que ocurre hoy es más un conflicto interno de los herederos de Chávez. Divisiones internas en el chavismo, que vamos a notar con ciertas persecuciones que están ocurriendo a lo interno y desplazamiento de poder. Subestimar que esa división no les va a hacer daño sería el peor error de cualquier oposición política”.