Venezuela es un país rico en tierras agrícolas y productivas para la sostenibilidad de su población y los jóvenes productores han tenido un papel fundamental en el relevo de nuevas generaciones, innovando en materia tecnológica pese a la crisis económica, política, social y migratoria.
Antonio Andrés Mauricio Quero tiene 32 años de edad, es ingeniero agrónomo y forma parte de la cuarta generación de productores agrícolas en Turén, estado Portuguesa.
«Desde mi bisabuelo hemos venido trabajando en el campo, generación tras generación, aparte del amor por el campo que nos fue inculcado por mis abuelos y mi papá», sostuvo.
A sus 14 años, empezó sus estudios en la Escuela Agronómica Salesiana San José, en el estado Barinas, una institución dirigida por una comunidad católica que fungía como seminternado donde se formó como técnico medio en Ciencias Agrícolas. «Pase los mejores tres años de formación de mi vida», dijo.
«Esa escuela tenía 1.800 hectáreas, solamente eran atendidas por los estudiantes y ahí aprendimos con nuestras propias manos. Ese fue el momento justo donde me enamoré del campo venezolano. Aunque sin haberme graduado yo sabía que mi rumbo iba a ser la ingeniería agronómica», acotó.
Antonio Quero estudió su licenciatura en la Universidad del Zulia (LUZ), donde conoció al amor de su vida. «Me traje mi título y también a mi esposa que se graduó conmigo. Lo que en realidad nos mantiene en Venezuela es simplemente el amor que le tenemos a lo que hacemos. Si amas producir, aprendes a amar la tierra que te da los frutos de tus esfuerzos», expresó el joven ingeniero.
Quero detalló que entre 30% y 40% de los jóvenes que estudiaron con él en la LUZ no tenían ningún parentesco familiar en el área de agronomía.
«Algunos entraron con intención de estudiar otra carrera, utilizaban nuestra carrera como trampolín para estudiar otras y luego que estudiaban Agronomía. Muchos de ellos se quedaron enamorados de la carrera y culminaron sus estudios. Tengo muy buenas referencias de muy buenos agrónomos que nunca tuvieron experiencia agrícola».
Revertir el atraso tecnológico y ofrecer la «agricultura de precisión”
Para Antonio Quero, Venezuela sufre un retraso «enorme» en materia tecnológica en el sector de agronomía. «Vivimos en un país con un atraso tecnológico de 30 años con respecto al mundo general», comentó, al resaltar que pese a los obstáculos los jóvenes productores se las han ingeniado para impulsar y mejorar la productividad de los campos.
Considera que los jóvenes profesionales en el área pueden trabajar para revertir el atraso tecnológico y ofrecer la «agricultura de precisión, que es el tema de actualidad, es una forma de optimizar el uso de los recursos y mejorar la productividad de los cultivos», afirmó.
Esto se hace mediante tecnología como sensores, drones, sistema de aplicación geográfica y aplicaciones móviles, acotó el ingeniero agrónomo.
«Esta tecnología puede obtener datos en tiempo real sobre condiciones de suelos, climas, plagas y enfermedades y así adaptar esas prácticas agrícolas según la necesidad específica de cada parcela», puntualizó.
Además, según Quero, su generación ha podido desarrollar plataformas digitales que «integren datos de diferentes fuentes y lo procesen con inteligencia artificial para generar recomendaciones que sean personalizadas sobre el manejo de cada cultivo. Esto ya es un hecho, se está utilizando en el mundo y ya llegó a Venezuela: el uso de la inteligencia artificial en el agro», acotó.
Otra de las innovaciones de los jóvenes productores venezolanos es la creación de nuevos dispositivos de bajo costo que se pueden conectar con teléfonos inteligentes y permitir medir variables como humedad, temperatura y salinidad de los suelos. «En esto han influido mucho las universidades», aseguró Quero.
El ingeniero agrónomo agregó que se han diseñado sistemas de monitoreos con drones satélites «que pueden capturar imágenes de alta resolución y así uno puede detectar anomalías, enfermedades o plagas, con un software que se ha desarrollado en todo el mundo, incluido nuestro país».
«También hemos innovado en soluciones para riego inteligente, que se puede controlar a distancia y ajustar automáticamente según las condiciones climáticas y necesidades hídricas de la planta», añadió el productor.
Quero explicó que la utilización de drones para la aplicación de agroquímicos en los cultivos ha servido para reducir costos, aumentar el rendimiento y bajar el impacto ambiental, «ya que estás tecnologías nos permiten atacar problemas fitosanitarios puntuales de manera precisa».
La generación de relevo regresó al campo
Por su parte, Celso Fantinel presidente de Fedeagro, aseguró que la innovación que han traído los nuevos productores es el manejo de la tecnología.
«Lo vemos en el uso de pantalla, software, uso de drones, mapeos satelitales (…) Hay hijos de productores que están innovando, llevando tecnología al campo venezolano y, por supuesto, ese es el futuro también de la agricultura aquí en Venezuela», apuntó.
Sin embargo, considera que aún hay muchas cosas por hacer para traer nuevas tecnologías al sector agrícola, como la inteligencia artificial, impresiones tres D y tractores no tripulados.
«No sólo necesitamos las ganas, sino también el financiamiento a largo plazo para traer estas nuevas tecnologías», manifestó.
En esa misma línea, Saúl López presidente de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos, precisó que los jóvenes productores venezolanos «tienen mayor facilidad para la adopción de herramientas tecnológicas, como la agricultura 4.0, usando teléfonos inteligentes, aplicaciones de detección satelital, fumigación y cultivo con drones, entre otros».
López destacó que en los últimos cinco años se ha visto en el sector de agronomía un incremento en el tema del relevo generacional, «sobretodo en los agricultores, productores y campesinos de tradición, cuyos abuelos seguían en la actividad».
Agregó que la «segunda generación sí había emigrado o escogido otras profesiones y la tercera, que eran los nietos, sí estaban asumiendo el negocio agrícola familiar». Esto principalmente por la «falta de oportunidades y acceso al desarrollo rural sostenible».
Saúl López coincidió con Celso Fantinel al recordar que la migración venezolana fue uno de los principales obstáculos que presentó la agroindustria.
«Hace cinco años el tema del relevo de jóvenes en el campo estaba en una situación muy crítica, pero se ha venido recuperando la inserción de los jóvenes, tanto de propietarios, productores y agricultores, como también de esos jóvenes que se ocupan en esta labor en talento humano en la mano de obra calificada, sobre todo en los rubros hortícolas», dijo el presidente de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos.
Desafíos en el sector agrícola
Antonio Quero indicó que Venezuela enfrenta una escasez de insumos y maquinarias, debido a la crisis económica y política, que ha afectado el acceso a fertilizantes, plaguicidas, combustible y repuestos para la productividad de los campos.
«Esto es muy limitado y bastante costoso. Nos afecta la productividad y calidad de nuestros cultivos», aseveró el ingeniero agrónomo.
La inseguridad y violencia es otro de los retos que enfrentan los productores. «En los campos venezolanos somos un escenario constante de amenazas y ataques por parte de grupos armados, bandas delictivas e incluso, funcionarios corruptos. Los productores agrícolas sufren extorsiones, secuestros, asesinatos, que ponen en riesgo su vida y patrimonio de cada día», alertó el joven productor.
Asimismo, denunció que hace falta apoyo institucional por parte del gobierno de Nicolás Maduro para incentivar la producción nacional, lo que a su juicio «desestimula la inversión en los campos».
La competencia desleal es otro de los desafíos, según Quero: «La importación masiva de alimentos subsidiada por el gobierno genera una distorsión en el mercado y producción nacional, además hay una falta de control sanitario y fitosanitario».
Celso Fantinel insistió en la necesidad de impulsar el financiamiento para el sector agrícola del país, que pese a las dificultades se ha mantenido en Venezuela y hoy es el responsable de garantizar la mayoría de los alimentos que se producen en la nación.
«Los nuevos productores en los campos venezolanos están invirtiendo especialmente en el sector de cereales en el eje de los estados de Portuguesa, Lara, Barinas y Yaracuy.
«He visto empresas productoras de alimentos balanceados sembrando maíz amarillo para sus industrias. Eso quiere decir que sí hay incorporación. El sector que registra menos nuevos productores agroindustriales es el sector de hortalizas y frutas», indicó Fantinel.