El panorama de Venezuela, en cuanto a la crisis político, social y económica por la que atraviesa, pareciera mantenerse estancado. Durante el año pasado, los economistas hablaron de una leve recuperación en cuanto al poder adquisitivo de los ciudadanos; sin embargo, esto cambió tras una nueva devaluación de la moneda nacional y el aumento de la inflación. Lo mismo podría decirse de la situación política, tras la paralización del proceso de negociación que se llevaba a cabo en México y mediante el cual se pretendía ofrecer mejoras y soluciones a los problemas de los ciudadanos.
A pocos días de culminar el primer trimestre del año, HispanoPost conversó con expertos internacionales para conocer cuáles son sus previsiones con respecto a Venezuela para lo que resta de 2023 para Venezuela. Al respecto, Phil Gunson, analista sénior para la región andina del International Crisis Group, explicó que, sin ser economista, considera que “la incipiente recuperación económica de los últimos dos años llega a su fin. Hacen falta medidas urgentes para evitar que el país caiga nuevamente en el ciclo del estancamiento y la hiperinflación, pero eso pasa necesariamente por un acuerdo político que permita reducir el peso de las sanciones norteamericanas, renegociar la deuda y fomentar la entrada de inversiones importantes”.
Asimismo, David Smilde, profesor de Sociología en la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, y quien ha estudiado Venezuela por 30 años, reiteró que la política económica que se maneja en Venezuela no es la más óptima para lograr la recuperación. “No soy economista, pero me parece que el modelo que viene desarrollándose desde 2019 de dolarización y de comercializar el petróleo con China y Rusia para ir alrededor de las sanciones ha llegado a su límite. Rindió bastantes beneficios y se ve una economía que ha crecido y que ha dejado mucha gente en mejor posición que estaban hace unos 3 a 4 años, pero ya el mejoramiento que vino de superar las distorsiones cambiarias ha tenido su impacto”.
Smilde agregó que ahora Venezuela compite directamente con Rusia para el mercado de China y la India, y eso afectó su ingreso. «También la poca transparencia de estas transacciones termina produciendo corrupción que va disminuyendo los ingresos al fisco, como hemos visto en los últimos días con el caso de Joselit Ramírez. Todo esto indica que la perspectiva para un crecimiento realmente robusto en la configuración actual es limitada”.
Considera difícil un cambio en la situación económica: “Es difícil pensar cómo puede cambiar esto en el corto y mediano plazo, o sea para 2023. A través del proceso de negociación se podría lograr más flexibilización de las sanciones, lo que ayudaría, pero como son procesos lentos sería más bien para 2024 y después».
A su juicio, que para «progresar más en términos de crecimiento económico, van a tener que mantener la tendencia hacia la liberalización y la dolarización, que es lo que ha ayudado en los últimos 3 a 4 años. Si tratan de echar para atrás la dolarización y restaurar sus controles de precios, sería perjudicial para la economía. Igualmente, si no hay algún avance en las negociaciones, puede ser que la administración Biden no renueva la licencia de Chevron, lo que sería un golpe importante”.
Gunson, por su parte, apuesta a que las soluciones vengan acompañadas de concesiones ofrecidas por el Gobierno de Joe Biden: “Hay una ventana de oportunidad en este momento, antes de que empiece el ciclo electoral en Estados Unidos, para llegar a un acuerdo. El Gobierno de Biden está dispuesto a ofrecer incentivos económicos a cambio de concesiones político-electorales de cara a las presidenciales del 2024. Es obvio que Maduro no va a conceder condiciones tan buenas que lleven directamente a su salida del poder, pero tiene que mostrar voluntad política con medidas concretas en materia de democracia y derechos humanos”.
Agudización del caos social
Sobre la crisis social en Venezuela, el analista de International Crisis Group dijo que “un retroceso económico en este momento encuentra a los venezolanos todavía más vulnerables que en años anteriores. La mayoría ya hizo todo lo que pudo para sobrevivir la crisis, y no tienen recursos para aguantar más. Si no se hace nada, muchos de los que han estado pensando en irse del país lo harán y habrá otro incremento importante en las cifras de migración”.
Si bien para Gunson podría recrudecerse la migración ante la crisis social, para Smilde “la situación es, claramente, mejor de lo que estaba hace 3 a 4 años, con más dinamismo económico y más gente con la posibilidad de navegar su día a día, pero la inflación de los últimos meses está alcanzando a estas personas. Hay gente, por ejemplo, que puede ganar 500 o 1.000 dólares por mes en un trabajo virtual que hace dos años le rendía bastante, pero ya no”.
En este particular, el profesor de sociología reiteró que los ingresos, por muy altos que sean, ya son insuficientes para vivir en Venezuela. “No ven que tienen posibilidades de exigir más pago, pero ya esos 1.000 dólares no les alcanzan para sus necesidades. Por el otro lado, hay empleados públicos que han aguantado un sueldo de miseria ya por varios años. Escuchan al Gobierno dar golpes al pecho diciendo que venció al bloqueo y piensan que ya es hora de que ellos reciban un sueldo digno. El optimismo que uno veía hace un año no se ve ya en las calles porque hay un sentir sobre que el modelo ya se agotó y no está claro de dónde vendría una mejoría”.
Necesarios cambios políticos
En cuanto al estancamiento del proceso de negociación en México, Gunson, señaló que “hay fuerzas en ambos lados, tanto del Gobierno como de la oposición, que no creen en una solución negociada. Sin embargo, es importante mantener vivo el proceso de México a la espera de condiciones que permitan llegar a un acuerdo. En algún momento eso será posible, y volver a construir un proceso tan complejo es difícil. Mientras haya conversaciones entre Gobierno y oposición, aún sin llegar a acuerdos, estas operan como un muro de contención ante la posibilidad de un empeoramiento estilo Nicaragua, por ejemplo”.
Smilde puntualizó que, pese al estancamiento de la negociación ante la opinión pública, este proceso sigue su curso: “Es importante saber que las negociaciones continúan en Caracas entre los dos lados y siguen tratando de lograr el acuerdo social. Es una negociación compleja que no es necesariamente por la intransigencia de los lados; sino porque hay complicaciones importantes de lado de Estados Unidos en desenredar las cuentas impactadas por las sanciones y garantizar la seguridad del dinero que llega al fondo de las Naciones Unidas. A pesar del pesimismo que se siente en la discusión pública en Venezuela, hay más optimismo entre los actores más cercanos a la negociación de que puede haber un acuerdo”.
Añadió que, actualmente, “hay una confluencia de intereses que marca un momento distinto a donde estábamos, por ejemplo, hace un año. Por un lado, el Gobierno quiere tener una elección potable en 2024, pero la única manera de ganar una elección que cumpla con estándares internacionales es de tener una economía robusta. Así que tienen cierta motivación para llegar a un acuerdo que puede dar unas concesiones políticas a cambio de más flexibilización de sanciones. Ellos quieren quedar en el poder, de eso no hay duda, pero quieren quedar en el poder con un reconocimiento internacional y eso da una oportunidad porque puede llevar a que se abran para jugar el juego político”.
Asimismo, acotó que, aunque Venezuela no es prioridad para el Gobierno de Biden, se apuesta a un mejoramiento de la situación. “La Plataforma Unitaria ya tiene más claridad de propósito sin el gobierno interino y puede llegar a acuerdos sobre, por ejemplo, las elecciones, sin tener al gobierno interino cuestionándolos. Para el gobierno de Biden, Venezuela no está entre sus prioridades, pero tiene interés en que la negociación avance y llegue a un acuerdo que puede presentar en 2024 como un avance a un problema que dejó (Donald) Trump».
Por otro lado, advirtió que «el Gobierno de Petro (Colombia) está empujando ‘la paz total‘ que, necesariamente, implica a Venezuela y están interesados en un acuerdo. Es difícil ser optimista en cualquier momento sobre una negociación, la gran mayoría de las veces fracasan, pero se puede decir que hay varios indicadores, desde afuera, que apuntan a que podría haber un avance”.
Elecciones como medida de cambio
Sobre el proceso de escogencia de un candidato unitario de la oposición en la elección primaria que se realizara a finales de este año, Smilde, señaló: “La Comisión Nacional de Primaria es un equipo sólido y está armando el proceso de manera juiciosa. Ya se tiene fecha y es bueno ver ya unas cuantas figuras de la oposición están haciendo campaña. La oposición misma tiene una trayectoria de divisiones y disfunción, pero creo que entienden la importancia de tener un proceso de selección de liderazgo. Una primaria exitosa será vital para unificar a la oposición, pero está claro que el Gobierno va a hacer lo que puede para complicar el proceso”.
Mientras, Gunson considera que el proceso electoral que se avecina para 2024 no se tratará de algo fácil. “No se puede enfrentar la elección de 2024 como si fuera una elección normal. Sin acuerdo previo, es casi imposible imaginarse una victoria de la oposición, porque Maduro tiene motivo y herramientas para evitarla. También es probable que un eventual Gobierno de fuerzas antichavistas encontraría ingobernable a un país en el que sólo controle el Ejecutivo”.
Añadió que “lo ideal habría sido una candidatura opositora de consenso. Ya que eso no fue posible, lo mejor que se puede esperar es que la oposición se reagrupe alrededor de una estrategia electoral y de negociación con el Gobierno, porque de lo contrario volveremos a la misma confrontación estéril de los últimos años”.
Sobre sus consideraciones en cuanto al panorama general venezolano, Smilde concluyó: “Estamos en momento de coyuntura que en mucho depende de lo que hacen las élites políticas. Uno puede imaginar un proceso de negociación que llega a un acuerdo, que lleva a otro y se comienza un lento proceso de apertura. Igualmente, se puede imaginar un chavismo que se siente amenazado y dé una patada a la lámpara, como pasó con Ortega en Nicaragua. Hay varios escenarios entre medio, también Diría que la clave es si se logra avanzar en la negociación. Si no, veo un futuro bastante gris”.
A lo que el analista de International Crisis Group, añadió que el “mayor obstáculo para el progreso sigue siendo la renuencia del Gobierno de Maduro para contemplar la alternabilidad en el poder. La situación económica que vive el país en este momento debería obligarlo a considerar algún tipo de salida negociada. Si no está dispuesto a eso, las cosas irán del mal en peor”.