Comprar un disfraz de niños con motivo del Carnaval 2024 se volvió cuesta arriba para el bolsillo de muchos caraqueños, pues ese gasto desequilibra el presupuesto familiar, aseguraron comerciantes y consumidores.
En un recorrido por tiendas y puestos de buhoneros en el centro de Caracas -lugar tradicional de preferencia del público para adquirir todo lo relativo a las fiestas carnestolendas- se observó poca afluencia de compradores faltando una semana para la celebración del Carnaval prevista entre el 10 y 13 febrero.
Comerciantes y buhoneros que solicitaron guardar sus nombres en reserva indicaron que las ventas están más flojas que el año pasado.
«Todos los carnavales he vendido disfraces, pero en esta oportunidad no porque no tengo plata para invertir en esa mercancía», contó un consultado en una tienda de ropa infantil.
Agregó que no se ha recuperado de las pocas ventas durante la temporada navideña.
«En el Carnaval pasado, los disfraces que vendí fueron los que me quedaron de años anteriores, pero esas existencias ya se agotaron», destacó.
Los negocios exponen los diferentes disfraces a precios en dólares que reflejan cierta estabilización respecto a 2023.
El presente año también cuenta con la presencia importante de buhoneros en la calle vendiendo disfraces y otros artículos carnestolendos como papelillos y serpentinas a un dólar la bolsita y el tubo, respectivamente.
Encargados y dueños de negocios formales refirieron que hasta ahora la gente pregunta más y compra menos.
En este contexto, padres y representantes manifestaron el deseo de compartir el asueto con sus hijos pese a las limitaciones del bolsillo.
Revelaron que pasearán por las calles de la capital con la compra de papelillos, serpentinas, alguna máscara de superhéroes o cintillo de personajes Disney y de animé cuyo precio es de dos dólares la unidad.
«Sacaré a la niña al parque comprándole un helado, pero disfraz no habrá», dijo Marielys Pérez, madre y trabajadora.
En los pasillos del mercado de buhoneros de San Jacinto, así como en las piraterías aledañas, están expuestos disfraces y artículos relacionados con el Carnaval.
No obstante, los comerciantes insistieron en que hay poco movimiento.
«No puedo gastar en el Carnaval. Todavía no he completado la lista escolar del niño y la niña que cursan preescolar y segundo grado», advirtió Marta Elena Garcia mientras preguntaba el precio de unos cuadernos en San Jacinto.
Algunos transeúntes indicaron que aún no se sentía el ambiente de Carnaval.
Variedad y precios
Los comercios y puestos de buhoneros ofrecen bastante variedad: disfraces, accesorios, polainas para imitar las botas de los trajes especialmente de superhéroes, zapatillas de bailarina y hasta pistolas y fusiles que funcionan con agua a presión, los cuales cuestan entre 2 y 8 dólares, cada uno.
«La gente pregunta mucho por los disfraces», contó una vendedora informal.
En ese sentido, el disfraz más solicitado para las niñas es el de Merlina, que se consigue entre 36 y 42 dólares, seguido de las princesas.
De estas últimas, el vestido cuesta entre 32 y 38 dólares, a lo que se añaden los accesorios (corona, cintillo y centro) entre 2 y 5 dólares.
Una opción más solidaria son las alas (de ángel, coquito, mariposa, libélula y hada) entre 3 y 4 dólares.
La falda de tul cuesta de 8 a 10 dólares mientras que las zapatillas de colores para combinar se encuentran a 4 y 6 dólares.
En el ramo de los superheroes, las líneas Marvel (Spiderman, Pantera Negra, Thor, Iroman y Chica Marvel, entre otros) y DC (Batman, Superman y Wonder Woman) los precios oscilan entre 40 y 90 dólares la unidad por traje.
En cuanto a las máscaras, además de las sencillas de plástico de superhéroes a 2 dólares la unidad, están las de látex del hombre lobo, zombie, fantasma y gorila entre 9 y 11 dólares, cada una.
Otra opción es el antifaz/máscara tipo veneciano con plumas, lentejuelas, pedrería y encajes a partir de 10 dólares.