Las panaderías que la administración de Nicolás Maduro intervino en 2017 para incorporarlas a la red oficialista de establecimientos Patria han cerrado en su mayoría o volvieron al estatus previo a la intervención.
Fuentes del sector aseguraron que las panaderías Patria corrieron la misma suerte de los abastos y supermercados Mercal, Pdval y Cuatricentenario, cuyos locales pasaron a ser hipermercados en manos de empresarios privados.
Juan Crespo, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Harina, señaló que en el caso de las panaderías artesanales Patria -algunas conectadas a los Comités de Abastecimiento y Producción (CLAP)- el cierre o la transformación ocurren porque el Estado les quitó el subsidio.
«Sin ese subsidio es muy difícil operar. Ahora tienen que comprar el saco de harina de trigo terminada a las pocas distribuidoras -en Caracas están las de Quinta Crespo y La Yaguara- que venden ese insumo en el país», explicó el representante de Fetraharina. «Allí, el saco de harina de trigo cuesta 30 o 40 dólares, pero ese precio sube constantemente poniendo en apuros incluso a las panaderías finas», sostuvo.
Crespo insistió en que muchas de las 8.000 panaderías del país tienen dificultades para operar. Advirtió sobre el impacto pernicioso en el sector panadero de las empresas distribuidoras de harina de trigo terminada, pues ellas representan una competencia desleal debido a que importan el producto libre de aranceles y otros impuestos.
«Esto golpea fuertemente las economías de los molinos nacionales transformadores del trigo en harina y que operan actualmente en promedio a 50%, lo cual redujo los turnos de labor de cuatro a dos y hasta un turno», dijo.
Reveló que desde hace dos años está paralizado el molino de Catia (Caracas) y sus trabajadores fueron enviados a sus casas. En 2017, las panaderías de la capital y el resto de Venezuela presentaban grandes colas de consumidores que solo podían comprar dos canillas o un pan campesino por persona. Entonces había un fuerte desabastecimiento del producto por la falta de materia prima (trigo) y el gobierno se abrogo la importación de trigo desde Rusia. Pero la asignación del producto a precio subsidiado era arbitraria y con fines político/populista a la red Patria.
Esos establecimientos también suministraban buena parte del pan que producían a los consejos comunales y CLAP para su distribución en las comunidades.
Encargados y propietarios de panaderías Patria que solicitaron guardar sus nombres en reserva recordaron que «de la noche a la mañana y sin explicaciones» los dejaron en el aire.
El propietario de una panadería Patria en la avenida Baralt contó que el negocio pasó al estatus previo a la intervención, por lo que colocó en la entrada un nombre comercial. «Ahora todo lo que se hornea se vende directamente al público», contó.
En la Plaza Candelaria, la panadería -que en los tiempos de escasez reunía una larga cola de personas comprando pan- dio paso a una cafetería que vende galletas, pastelitos andinos, tequeños y tortas.
En La Pastora, el administrador de una panadería Patria sobreviviente narró que la harina de trigo la compra en la distribuidora de Quinta Crespo a un precio que solo le permite elaborar canillas. Precisó que el crédito se acabó incluso por parte de la empresa estatizada Lácteos Los Andes.
Otras redes oficialistas con cierres de locales son Café Venezuela, Cacao Venezuela y las areperas Venezuela.
Las fuentes indicaron que no hay estadísticas oficiales sobre el número de panaderías intervenidas e integradas a la red Patria.