Las explosiones causadas por fugas de gas -con saldo de una persona fallecida y otras 11 heridas- en edificios de Ciudad Guayana, estado Bolivar, entre el 28 y 31 de agosto, ponen en el tapete la urgente necesidad de que Petróleos de Venezuela (Pdvsa), atienda el mantenimiento predictivo y preventivo a sus instalaciones y equipos, aseguraron fuentes del sector.
Las redes sociales y medios de comunicación reflejan que los siniestros relacionados con el suministro de gas a los hogares se han hecho más recurrentes los últimos años.
Entre 2018 y agosto de 2022 se han reportado más de 60 accidentes con saldo de 37 fallecidos y 151 heridos, además de los daños materiales a los inmuebles.
«Se trata de un problema de seguridad nacional que debe ser abordado de forma eficiente y planificada a través de programas de mantenimiento predictivo y preventivo para detectar y corregir las posibilidades de fuga y así proteger a la poblacion», sostuvo un consultado.
José Bodas, secretario ejecutivo de la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros de Venezuela, indicó que la revisión periódica de los gasoductos con sistemas de detección de rayos X debe realizarse cada seis meses.
«Actualmente eso no se está haciendo», sostuvo el dirigente de la Futpv. Agregó que el único mantenimiento aplicado por Pdvsa es el correctivo, esto es, reparar o sustituir el tramo o el equipo dañado después de haber ocurrido una explosión y/o incendio.
De acuerdo con reportes de los trabajadores del área del gas, más de 60% de la tuberías de la red nacional de gasoductos presenta problemas de caducidad de su vida útil, corrosión y oxidación, lo cual propicia situaciones de fugas del combustible con el riesgo de explosión e incendio.
Pero adicional al riesgo en las tuberias de los gasoductos, están las precarias condiciones en que se encuentra 80% de los 15 millones de bombonas de gas licuado de petróleo (GLP), que circulan en el país y llegan a 70% de los hogares en Venezuela.
Las fuentes advirtieron que los cilindros están muy dañados como consecuencia de abolladuras, maltrato y golpes por su manejo en los camiones de distribución, corrosión y abultamiento.
«Sacar de circulación esas bombonas se vuelve cada vez más complicado pues la mayoría corresponde a cilindros de 10 kilos, los más demandados por la población, especialmente la de menores recursos», manifestó un consultado.
Destacó que la sustitución y reposición de cilindros dañados por nuevos implica para Pdvsa una enorme inversión, la cual es difícil de acometer por sus problemas de flujo de caja.
Una fuente señaló que «el abandono de los programas de mantenimiento a los gasoductos y las pruebas de calidad y operatividad a las bombonas pasa factura con el peligro del crecimiento de accidentes con personas fallecidas o lesionadas con quemaduras en gran parte de su cuerpo».
Hablan los usuarios
«Se sentía un fuerte olor a gas. Llamamos a Pdvsa Gas y se presentaron a los dos días. Entonces cortaron el servicio de gas directo a varios edificios en San Bernardino pero la avería la arreglaron a los dos meses», contó un vecino de esa urbanización.
Constantemente, las redes sociales reportan situaciones de escapes de gas directo y de bombonas en Caracas y el interior del país.
En La Guaira, Maria Contreras narró que ha devuelto en varias ocasiones la bombona porque «botaba gas y eso es un riesgo para mi familia y los vecinos».
Explicó que para detectar la fuga del combustible cubre la bombona con espuma jabonosa y «si salen burbujitas es que hay un escape».
En Simón Rodríguez un consultado reveló que le cambiaron la bombona en buen estado por otra muy oxidada. «Cuando le reclamé al conductor del camión dijo que ese no era su problema», expresó.
Otra queja de los usuarios se refiere a la calidad del gas, cuya llama anaranjada ahuma los utensilios de cocina.
«Ese hollín es dificilísimo de arrancar. Mis ollas las compré hace tres años y parecen de diez años de uso», dijo una joven ama de casa en Candelaria.