El primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, se anotó un éxito con la licencia que le otorgó la Oficina de Control de Activos Extranjeros de los Estados Unidos (OFAC, por sus siglas en inglés) para negociar con el gobierno de Venezuela la importación de gas natural desde el campo Dragón, señala el semanario Exclusivas Económicas.
Incluso, de acuerdo con la publicación, sus aspiraciones se extienden a otras áreas costa afuera que conforman lo que en Petróleos de Venezuela (Pdvsa) llamaron Proyecto Gasífero Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
“En Pdvsa, sobre todo en los años de la gestión de Rafael Ramírez, siempre hubo rechazo a un acuerdo con Trinidad porque se quería que las plantas de licuefacción estuvieran en Venezuela. Luego hubo un intento de avanzar, pero eso se frenó durante la administración de Manuel Quevedo, comenzando por un acuerdo sobre la fórmula para la venta del gas que fue rechazado por el equipo que acompaña al premier Rowley”, dijo una fuente vinculada al sector gasífero.
La fuente añadió que “la necesidad que afrontan Venezuela y Pdvsa pareciera que imponen el pragmatismo, pero ahora a Trinidad y Tobago le viene un proceso más duro y complicado que lo logrado con la OFAC, como es negociar con el Gobierno de Nicolás Maduro, donde todavía pesa la carga ideológica del nacionalismo y el estatismo. Los tiempos se pudieran acortar si hay un liderazgo, pragmatismo y, sobre todo, convencimiento por parte del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, y del nuevo presidente de Pdvsa, Pedro Tellechea”, añadió.
Las dudas persisten por el rechazo que hubo a los planes de exportación de gas que desde la propia Pdvsa y el Viceministerio de Gas se presentaron en 2015 y 2016, los cuales planteaban que para 2017 y 2018 se iniciarían las exportaciones no solo hacia Trinidad y Tobago o Colombia, sino también hacia buena parte de los países centroamericanos y caribeños, puntualiza Exclusivas Económicas.