El trabajo en la economía informal venezolana sigue mandando. Una muestra de ello son los vendedores de videos y películas piratas, actividad que en Caracas ha experimentado un impulso importante los últimos años, aseguraron fuentes que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
Los vendedores ofrecen copias de películas y series de moda que originalmente se transmiten a través de la televisión por suscripción (cable y satelital) y las plataformas streaming a precios inferiores.
«Al poco tiempo de concluir una serie o estrenarse una película ya se consiguen las copias. Lo que gano no me permite pagar un servicio de streaming y no tengo la suerte de compartir la contraseña con un titular», contó un empleado público en el centro de la capital.
La secretaria de una empresa privada del este caraqueño narró que: «Ahora compro más quemaitos de películas de comiquitas y superheroes que veo en la casa con los chamos. Muy de vez en cuando los puedo llevar al cine porque es muy caro pagar las entradas y las chucherías».
Otro consultado refirió que no puede pagar las tarifas plus del servicio de TV por suscripción. «Solo tengo el paquete más económico que, fundamentalmente, incluye los canales locales. Si nos interesa una película o una serie la vemos en familia en un quemaito».
Los vendedores informales indicaron que a raíz de la cuarentena por la pandemia de la COVID-19 y el cierre de las operaciones de Directv en mayo de 2020, la demanda de vídeos subió mucho.
Agregaron que los compradores indistintamente provienen del este y zonas populares caraqueñas.
«El precio y la calidad de la grabación son la clave de que nos encarguen y compren bastantes series y películas, incluso después del regreso (noviembre de 2020) de Directv», señaló un consultado.
Los vendedores admitieron estar conscientes de que las copias son producto de la piratería pero, advirtieron, la venta de series y películas les permite mantener a sus familias.
Vale destacar que Venezuela ocupa internacionalmente un lugar relevante en materia de irrespeto a las leyes de derecho de autor o propiedad intelectual.
Los vendedores ofrecen las copias en locales y puestos en la calle o a través de los grupos vecinales de WhatsApp.
En este último también venden pantallas de las diferentes plataformas streaming del mercado a entre 10 y 30 dólares, cada una.
En cuanto a las películas y series, el precio de cada disco está entre 2 y 4 bolívares. «Por 12 bolívares me llevé las últimas temporadas de tres series», dijo una ama de casa en Candelaria.
La venta de videos y películas a través de la piratería tuvo un gran auge en la década de 1990.
No obstante, en Caracas y otras ciudades del país numerosos negocios fueron clausurados por las autoridades o cerrados por sus dueños debido a que emigraron a otras latitudes como consecuencia de la crisis económica venezolana.
En los últimos tres años con la pandemia del coronavirus, la ida del país de Directv en mayo de 2020 y la pérdida del poder adquisitivo del ingreso de los trabajadores llevó a cubrir la necesidad del entretenimiento en familia mediante las copias piratas.
Las fuentes revelaron que la mayoría de los comerciantes informales de películas y series comparte esta actividad con su trabajo en el sector formal de la economía.
Otro dato curioso es que la oferta de discos se ciñe al formato DVD. «Los discos de blue ray -más caros que los de DVD- se quedaban fríos», refirió un consultado.