Cuando Diana Spencer fue presentada oficialmente al mundo como la futura reina consorte de Inglaterra, no muchos apostaron a que lo lograría. Y no estaban equivocados.
41 años después de ese día de cuento de hadas en el Palacio de Buckhingham, el mismo que hace 25 se convirtió en sombrío por su muerte, aun su imagen y el cariño por ella se mantienen vigentes. Y no solo en Gran Bretaña, sino en el mundo. Su alteza real lo conquistó.
Hasta el momento, los expertos en realeza coinciden en afirmar que ninguna figura ligada a ninguna de las Coronas que han existido ha podido superar a Lady Di. Pero en un siglo XX lleno de paparazzi, información y transmisiones en vivo era, casi, imposible no lograrlo.
A pesar de la diferencia de edad, ella aún en el rasgo considerado adolescencia, él treintón; desde mucho antes de vestirse de blanco el 29 de julio de 1981, comenzaron los rumores sobre la vida de la futura Princesa de Gales.
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Diana representaba, por su juventud y carácter, los nuevos aires para la Corona. Impuso estilos que, rápidamente, se convirtieron en moda. Todas las mujeres del momento querían emularla en su vestuario, corte o color de cabello. Su cercanía con la gente fue algo que no todos en la monarquía estuvieron dispuestos a aupar.
Desde antes de dirigirse en el carruaje a la boda se comentó que Lady Di tendría que superar un fuerte escollo. Y este tenía nombre y apellido, Camila Parker Bowles. Rumor que fue negado una y otra vez por los portavoces reales. Pero al que el tiempo, como suele suceder, daría la razón.
La joven Diana Spencer, quien nunca terminó ninguna carrera universitaria, a sus 20 años tal vez no supo lo importante que sería su vida, aún sin un título. Tenía el de la realeza. En una estremecedora entrevista años después reconoció que, a pesar de todo, no solo siempre supo de su rival; sino que realmente llegó a enamorarse de Carlos. Incluso, consciente de que el matrimonio se dio más por la presión de un nuevo heredero que por otra cosa.
El primer hijo de la pareja, William, nació en 1982, poco más de un año después de la fastuosa boda. Su entrenamiento real siempre fue un dolor de cabeza para ella por, precisamente, su carácter extrovertido. Algo que demostró con la crianza de sus dos hijos. Harry llegó dos años más tarde.
Durante su vida, Diana no escatimó en reunirse con figuras como la Madre Teresa de Calcuta para ayudar a los necesitados. Incluso, abrazar a enfermos de sida, en una época cuando la enfermedad estaba muy estigmatizada. Compartía con figuras del entretenimiento como Elton John (le dedicó un tema en su funeral). Y hasta se atrevió no solo a dejarse tocar; sino a bailar con John Travolta.
Estos episodios la convirtieron, en la década de los 90, en la persona más fotografiada del mundo. En 1992, El libro de Andrew Morton, Diana, su verdadera historia, dio luces de que no todo lo que brillaba era oro en su vida.
En noviembre del 95, Lady Di dio una inusual entrevista a los medios. El periodista Martin Bashir se sentó frente a ella y todo lo que se rumoraba, se confirmó. En uno de los programas de la BBC más vistos hasta ese momento, confesó su lucha eterna contra el fantasma de Camila; lo mucho que le costó acoplarse al protocolo y a la familia real; su lucha para permitir que sus hijos crecieran como unos niños normales; el contaste asedio de la prensa y hasta un affaire que vivió con un guardaespaldas.
Esta entrevista trajo no pocos inconvenientes. El entorno de Diana dijo que había sido lograda bajo engaño; algo que quedó refrendado hace un año tanto por la misma cadena, como por parte de la producción. De hecho, después de esa primera transmisión no volvió a emitirse.
Ya para ese momento las relaciones con la monarquía, que venían fracturadas, se rompieron totalmente. No hubo vuelta atrás como quedó demostrado el 28 de agosto de 1996 cuando el Palacio anunció que el divorcio se había hecho realidad. Esto hizo que se le despojara de su título nobiliario y, a partir de entonces, quedó inmortalizada, como lo dijo en aquella entrevista, como la «Reina de Corazones».
A Diana se le veía feliz, radiante, poco después de su divorcio. El empresario Dodi Al Fayed sería el motivo. La pareja, que había comenzado una relación antes de conocerse oficialmente la separación, comenzó a viajar y compartir. Los paparazzi siempre detrás de ellos.
Amigos cercanos aseguraban que Lady Di estaba plena para el momento de su muerte: el 31 de agosto de 1997. Ella y Dodi trataban de huir de la prensa, luego de haber cenado en París. En un confuso incidente, el automóvil se estrelló contra un puente. La princesa quedó con vida, pero murió horas después en el hospital. El empresario no pudo.
Solo el copiloto, el guardaespaldas Trevor Rees-Jones sobrevivió. Nunca el mundo conoció su versión de los hechos. Los paparazzi fueron detenidos y liberados tiempo después. George Clooney alzó la voz en nombre de todos quienes se han visto vulnerables por el acoso de la prensa.
Un cuarto de siglo más tarde, el recuerdo de Lady Di sigue fascinando. Casi tanto como las teorías sobre su muerte. Desde una conspiración para interrumpir el embarazo que, supuestamente, tenía de Al Fayed; hasta un terrible accidente que se la llevó a ella, pero no a la Reina de Corazones.