Los primeros datos de la jornada electoral en Ecuador dibujan un horizonte tormentoso para el presidente Guillermo Lasso. El escrutinio a cámara lenta adelanta el vuelco en el poder local y el «regreso» por la puerta grande de la Revolución Ciudadana, pese a que su líder, Rafael Correa, es prófugo de la justicia de su país. El expresidente está condenado a ocho años de cárcel por corrupción.
Más importancia tiene para el conservador Lasso el resultado de la consulta popular, forzada por el gobierno para recuperar el pulso político y que, escrutadas las primeras actas, amenaza con convertirse en un boomerang que dejaría herido de muerte al «gobierno del cambio» sólo dos años después de constituido.
El oficialismo diseñó dos preguntas para recuperar el respaldo perdido desde 2021 ante la deriva administrativa y los errores políticos. Con la primera los narcos detenidos serían extraditados a EEUU y con la tercera, se reduciría el número de asambleístas, que no cuentan ni mucho menos con el cariño popular. De momento, ninguna de las ocho preguntas resultaría aprobada, aunque todavía no se ha alcanzado ni siquiera el 10% del recuento.
«Se impone el No en las 8 preguntas de la consulta popular, rechazo total del pueblo al mal gobierno de Lasso. A permanecer en vigilia por la defensa de estos resultados expresados en las urnas. ¡No más engaños ni trampas al pueblo, ningún tanque de oxígeno al gobierno!», exclamó el líder indígena radical Leónidas Iza.
Desde el lado gubernamental las quejas contra el Consejo Nacional Electoral (CNE) se basaban en que no se estaban contabilizado al principio del recuento las zonas más propensas al sí en el referéndum.
Lo que sí ha comprobado el exbanquero conservador, quien canceló el mensaje que iba a dirigir a la nación tras unas encuestas a pie de urna que le otorgaban el triunfo en el referéndum, es que carece de organización política y de capacidad para hacer alianzas. Todo lo contrario a la Revolución Ciudadana, que ha obtenido resultados históricos en Quito y en Guayaquil, la ciudad más rica y más poblada del país.
«Volvimos a ser Revolución Ciudadana: logramos lo imposible», se jactó Correa a través de Twitter. El regreso del correísmo ha calcado la tendencia que se vive en el continente, no sólo por el triunfo de distintas izquierdas, sino porque los ciudadanos en América Latina insisten en castigar a quienes están gobernando. Una tendencia que ya vivió este país andino hace dos años cuando Lasso derrotó a la Revolución Ciudadana, tras una década en el gobierno más el periodo de quien fuera su candidato, Lenin Moreno.
En la capital se ha impuesto Pabel Muñoz al polémico ex alcalde Jorge Yunda, también cercano ideológicamente al correísmo. Y en Guayaquil, la Perla del Pacífico azotada por el crimen, ha perdido su hegemonía tradicional el Partido Social Cristiano (PSC). El nuevo alcalde, tras 30 años de dominio del PSC, es Aquiles Álvarez, que se ha beneficiado del castigo aplicado a la alcaldesa saliente, Cynthia Viteri, y de los bandazos del PSC: ha pasado de comparecer en las presidenciales de 2021 en alianza con Lasso a convertirse en un furibundo opositor en la Asamblea.
«Guayaquil y Guayas están en llamas, tenemos que ser serios», declaró Álvarez cuando la tendencia se hizo irreversible. El nuevo alcalde ejerció como vicepresidente del Barcelona FC, el equipo de fútbol más popular del país.
Las dos grandes prefecturas del país, Pichincha y Guayas, también están muy cerca de la Revolución Ciudadana. «Asumimos el reto de unificar la capital y la provincia, es hora de dar la vuelta a la página. Hay que atender los problemas más urgentes», anunció Paola Pabón, prefecta de Pichincha.
Fuente: El Mundo.es