Datos recabados por el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas revelan que Venezuela es el tercer país con la mayor tasa de embarazos precoces en América Latina. Calcula que en el país ocurren al menos 95 nacimientos por cada 1.000 adolescentes entre 15 y 19 años de edad.
Además, gracias a un trabajo audiovisual recientemente publicado por el Observatorio Social Humanitario se pudo conocer que cerca de 12% de las adolescentes venezolanas dejan la escuela porque se encuentran en etapa de gestación.
Tal y como lo enuncia el Observatorio, dos de las principales causas del aumento de esta tasa son la falta de educación sexual y el poco acceso a los métodos anticonceptivos.
Sobre este tema, Belkis Lugo, asistencia de proyecto y responsable del Área de Comunicaciones, AVESA, aseveró que «Venezuela aún está en deuda con garantizar los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las niñas y las adolescentes. Si bien existe el artículo 50 de la Lopna y estrategias de prevención entre diversos sectores, falta mucho trabajo en asegurar que una niña o una adolescente reciba la información y las formas de prevenir un embarazo no deseado y vivir una sexualidad sin riesgo».
Por su parte, Nubia Laguna, coordinadora técnica de la asociación civil Niña Madre, organización de desarrollo social que trabaja para la prevención del embarazo a temprana edad y en la adolescencia; así como en la promoción para el libre ejercicio de los derechos sexuales y los derechos reproductivos, explicó que la seguridad sexual se refiere “directamente a los derechos sexuales y los derechos reproductivos de los seres humanos, a los cuales todos y todas indistintamente del sexo, etnia, situación social, etcétera, tenemos derecho”.
Advirtió que “estos derechos en contextos como el de Venezuela, afectada por la situación socioeconómica actual, se afectan de manera significativa, siendo las mujeres y las niñas la población más vulnerada”.
Lugo, aclaró que “si bien en nuestro país se cuenta con disposiciones legales para asegurar que una adolescente embarazada pueda continuar sus estudios, muchas no lo hacen, interrumpen su educación formal lo que contribuye con el círculo de la pobreza”.
Aumentan los casos
Convite en febrero pasado realizó un estudio, en el cual determinó que el índice general de escasez de métodos anticonceptivos ronda 62,6%. Posteriormente, en una publicación de Instagram, la misma asociación civil reiteró que los “obstáculos políticos sociales y culturales impiden dos cosas: que la juventud conozca sobre sus derechos sexuales y reproductivos; así como la toma de acciones inmediatas para prevenir enfermedades o embarazos a temprana edad”.
Laguna, además, detalló que en su experiencia desde la asociación civil Niña Madre “y en especial con nuestro programa que ofrece atención en salud sexual a niñas, adolescentes y mujeres, hemos visto de manera muy preocupante una incidencia muy alta en casos de infecciones de transmisión sexual en adolescentes, en virtud del poco acceso que tienen a insumos, como lo son los preservativos que las previenen de una ITS y de un embarazo”.
La coordinadora de Niña Madre dijo que los problemas de las mujeres y adolescentes de escasos recursos en Venezuela suelen complicarse, precisamente, por su situación socioeconómica: “De igual forma hemos visto con mucha preocupación a adolescentes mujeres en situación de pobreza extrema, que son víctimas de explotación sexual y abusos sexuales”.
No hay educación
Convite, además, reseñó que “lo biológico predomina sobre lo preventivo. Temas como sexualidad desde un enfoque más integral, autoconocimiento, autoestima, responsabilidad, derechos reproductivos, métodos anticonceptivos, prevención de embarazos y toma de decisiones son poco comunes en los programas escolares”.
Lugo explicó que Avesa no cuenta con cifras oficiales sobre el embarazo en la adolescencia, pero “el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas destaca una tasa de fecundidad en el país de 85,3%, una tasa bastante alta y que responde a una dinámica de vieja data en el país en este tema”.
Consideró que para intentar poner fin al crecimiento exponencial de la tasa de embarazos adolescentes en Venezuela, “se necesitan políticas públicas en salud sexual y salud reproductiva. Un enfoque donde diferentes sectores puedan articularse. Que el Estado (Ministerio de la Salud y Ministerio de Educación), la sociedad civil y otros actores se involucren en prevención, accesibilidad de métodos anticonceptivos, información a la población adolescente, en cuanto a sus derechos sexuales y derechos reproductivos”.
La representante de Avesa agregó que también es necesario desarrollar estrategias «para incidir en el colectivo sobre las resistencias al ejercicio de la sexualidad en la población adolescente. Hay que promover una postura familiar y social sobre el embarazo adolescente que propicie conductas y comportamientos para comprender la situación de las adolescentes y aportar el apoyo necesario”.
Debe haber mayor esfuerzo
Laguna agregó que “la falta de acceso a anticonceptivos gratuitos (alrededor del 80% de escasez de suministros) y las infecciones de transmisión sexual se propagan rápidamente, incluida la sífilis congénita. Estos indicadores dan cuenta de la situación crítica en la que se encuentran las y los adolescentes en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Existe un vacío importante en torno a la educación integral de la sexualidad que debe ser impartida desde los distintos espacios que conforman nuestra sociedad, como lo es la familia y los espacios educativos”.
Insistió en que “es un elemento común que, en los países pobres, las tasas de embarazo en adolescentes, así como, la violencia basada en género, la explotación sexual y comercial afecta principalmente a los grupos más vulnerables, siendo siempre afectadas de manera más significativa las niñas y las mujeres, por el hecho de ser mujer en un sistema de grandes desigualdades de género».
Dijo que Venezuela tiene una tasa de embarazo alta desde hace muchos años: «Se ha incrementado efectivamente a medida que el país ha estado sumergido cada vez más en situación de pobreza y de dificultad socioeconómica; sin embargo, es importante resaltar que ha sido un flagelo que agobia a Venezuela desde hace varias décadas”.
A su juicio, el abordaje de este problema “debe ser integral, incorporar a todos los actores de la sociedad, fortalecer los modelos actuales en educación integral de la sexualidad que sean accesibles a todos y todas niñas, niños y adolescentes; fortaleciendo además los servicios de salud diferenciada, de acuerdo con el ciclo evolutivo de los seres humanos, en el entendido de que la sexualidad es inherente al ser humano y nos va acompañar toda la vida. También haciendo abordajes especiales en la edad adolescente, facilitando el acceso a insumos anticonceptivos. En fin, no se puede ver esto de una manera parcelada, es un tema que amerita un abordaje integral”.
Aseveró que desde la asociación civil Niña Mujer han logrado alianzas para sumar esfuerzos y combatir este problema. “Es importante resaltar que a través de una alianza con el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), que nos da la oportunidad para incorporarnos a programas que favorecen de manera significativa el ejercicio de los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las y los adolescentes, hemos logrado desarrollar consultas diferenciadas para adolescentes en los estados Aragua, Anzoátegui, Cojedes y Carabobo; además de consultas para el manejo clínico de la violencia sexual en Distrito Capital y, próximamente, en Guárico”.