Desde antes de que irrumpiera en nuestras vidas la COVID-19, empresas y líderes tenían claro la importancia de contar con programas de bienestar, en términos de salud física y mental, para su personal; conscientes de las implicaciones positivas que esto tendría, como contar con empleados más comprometidos y productivos.
Ahora, la inclusión se ha convertido en otro aspecto clave para garantizar ese bienestar. El propósito es que los empleados puedan ser ellos mismos en el trabajo y sean aceptados, por ejemplo, sin ocultar parte de su identidad, condiciones de salud o situaciones personales.
De acuerdo con una encuesta realizada por Boston Consulting Group (BCG) a unas 16.000 personas en 16 países, 70 % de los empleados, en promedio, se sienten incluidos en el trabajo. En algunos lugares, como las naciones nórdicas, alrededor de 85% siente que trabaja en un entorno inclusivo; mientras que casi 15 % de los empleados en todo el mundo no se sienten incluidos en sus lugares de trabajo.
“Lo que está en juego para los empleadores es significativo. Nuestra investigación encontró que el nivel de inclusión tiene un impacto directo en la felicidad y el bienestar de los empleados… las organizaciones con culturas inclusivas pueden ser recompensadas con empleados comprometidos, seguros y de alto rendimiento”, advierte la consultora en el artículo “Inclusive Cultures Have Healthier and Happier Workers”.
Sin embargo, un enfoque verdaderamente efectivo de la diversidad, la equidad y la inclusión requiere más que conciencia. Según Matt Krentz, Ashley Dartnell, Dinesh Khanna y Susanne Locklair, autores del artículo, el compromiso debe ser visible en todos los niveles de la organización y la inclusión debe incluir a todos los empleados, reforzada con formas inclusivas de trabajo y prácticas de seguridad psicológica, institucionalizadas en toda la empresa y respaldadas con métricas para realizar un seguimiento del desempeño.
“El bienestar es el estado de sentirse cómodo, saludable y feliz. Nuestra encuesta internacional encontró que los empleados que indican que están contentos en el trabajo tienen 1,5 veces más probabilidades, en comparación con los que no están contentos, de decir que siempre quieren dar lo mejor de sí mismos. Los trabajadores que informan que no están contentos en el trabajo, por el contrario, tienen 4,6 veces más probabilidades de indicar que probablemente dejarán a su empleador actual dentro de los seis meses. La infelicidad también contribuye a la pérdida de días de trabajo y a una menor productividad”, sostienen.
La investigación también revela una correlación entre la inclusión y la felicidad en el trabajo. De los empleados que informaron que trabajan en una cultura inclusiva, 81 % también dijo que está feliz en su trabajo, tres veces más que aquellos que no se sienten incluidos.
“El sentimiento de inclusión es un elemento clave del bienestar. En un ambiente de trabajo inclusivo, los empleados se sienten cómodos compartiendo sus puntos de vista libremente y creen que sus colegas valoran sus contribuciones. Exhiben menos estrés y ansiedad y tienen aproximadamente el doble de probabilidades de tener un buen amigo en el trabajo y de decir que tienen un equilibrio positivo entre el trabajo y la vida.”, aseveran los investigadores.
Así que vale la pena que las empresas comiencen a fomentar, si aún no lo han hecho, culturas más inclusivas y, de esta forma, fomentar el bienestar de sus empleados. En estos casos es precisamente el líder quien marcaría la pauta, pues de trata de un compromiso que involucra a todos los miembros de la organización.
Al final, el objetivo es construir un sentimiento de pertenencia, donde los valores organizacionales sean respetuosos con la identidad individual de cada empleado. Esto, sin duda, contribuirá a crear un modelo de trabajo donde los miembros colaborarán de manera más eficaz y sostenible.