En estos días de pandemia y de incertidumbre geo-política, presenciamos el valiente y altruista emprendimiento de una comunidad de padres, maestros y alumnos, que lleva a cabo, una verdadera aventura contra molinos de viento, cuyo objeto es “el rescate” a fin de proteger los espacios de lo que ha sido históricamente el templo matriz de la música en Venezuela: ni más ni menos que la sede de la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, indistintamente llamada ESCUELA DE SANTA CAPILLA, señalada como la casa Nº 1 de Caracas.
Entiendo, según el INSTAGRAM/TWITTER/FACEBOOK publicado por esa comunidad, que la iniciativa es con el “fin de limpiarla y protegerla ya que las instalaciones habían sufrido severos daños y habían sido objeto de vandalismo” y a tal efecto promovieron, dentro de sus posibilidades, una especie de “concierto en las ruinas de Caracalla”, con la participación de la Orquesta Sinfónica Venezuela, de aniversario precisamente instituida en “Santa Capilla”. Así, han logrado la atención de muchas personas y, además, continúan con otras iniciativas en ese sentido.
Realmente la depredación final del edificio comenzó hace por lo menos cuarenta años, con unas “investigaciones arqueológicas” nunca terminadas ni con resultados plausibles.
Una nota personal: Comencé mis estudios de música, precisamente, en “Santa Capilla”, en los años sesenta, con los obligados cursos “previos” de teoría y solfeo (Profesores Ramos y Pereira). Luego inicié los estudios de arpa (de concierto) con la profesora Cecilia de Majo; estudié cuatro(4) años allí, de modo que puedo hablar con propiedad dUn poco de historia siempre es necesario: La sede de la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, fue un “palacio colonial”, circa 1780, emplazado en el casco central de Caracas, con frente en la hoy Avenida Urdaneta y en una de las veinticinco manzanas originales. El 1º de abril de 1976 fue instituido como Monumento Histórico Nacional. El edificio tiene tres secciones: la primera es una construcción a dos niveles, que estaba comunicada con una escalera de madera; su fachada es de estilo neoclásico; luego el claustro que era una estructura de dos niveles y por último un patio de reducidas dimensiones, en la parte trasera de la edificación con un solo nivel, donde había un patio de granados y allí se ubicaban varios salones, donde, con cierta frecuencia, irrumpían en las clases unas ratas del tamaño de un gato, para espanto de las alumnas ¡!. En mis tiempos y siempre rondando por toda la escuela, en cualquier momento, la omnipresencia aterrorizante del Maestro Vicente Emilio Sojo, con su lápiz en el bolsillo del pecho, pañuelo y su inevitable “¡silencio!”. Cuando se encontraban alumnos y alumnas conversando, esperando las clases: “¿Qué están haciendo?, váyanse a sus cosas, a trabajar, ¡silencio!”; el discreto e imprescindible Claudio García Lazo y, además, convivían allí, músicos de otras generaciones y escuelas como Plaza, Moleiro, Borges. ¡Qué grupo tan importante; qué peso musical e intelectual! Allí se instituyó el MOVIMIENTO NACIONALISTA VENEZOLANO EN COMPOSICIÓN MUSICAL.
En aquellos días “Santa Capilla”, la edificación, estaba ya sumamente deteriorada. Después de la época del Maestro Sojo y las tres o cuatro generaciones de sensacionales compositores que han determinado la idiosincrasia de la música venezolana, ya no ha habido una cohorte parecida a la de aquellos músicos en un ambiente tan poco propicio: Sauce, Carreño, Estévez, Lauro, Ruiz, Quintanilla, los hermanos Castellanos, Abreu, entre otros. ¡Qué importante ha sido “Santa Capilla”Hablar de los logros musicales sería demasiado largo, por tanto focalizaré estas palabras en el tema de la sede, comenzando con otra breve anécdota: Andando por el centro de Caracas en mi peregrinar como abogado, se me ocurrió pasar por la escuela y lo que vi me perturbó por lo menos por tres días: El techo del salón principal donde estaba el órgano, parecía que hubiera sido bombardeado: al piano Bechstein de media cola que tenía el Maestro Evencio Castellanos en la Dirección, le había caído un pedazo de techo que simplemente lo destruyó. Aquél hermoso instrumento había emanado, entre muchas otras, obras de Debussy, Falla, Chopin, Bach o Mozart y la música y los valses venezolanos más bellos y más hermosamente ejecutados. Cojo como quedó, colocaron al Bechstein parado y apoyado en una pared, como símbolo macabro de ostensible destrucción, testimonio de lo que es capaz un Estado displicente, desdeñoso y desatento con los asuntos culturales; abocado principalmente a la politiquería, pura y dura. Lo cual no ha cambiado en lo absoluto.
Otro detalle: Tuve la suerte, cuando comencé los estudios de arpa, que la Presidencia de la República asignó a Santa Capilla dos arpas Lyon&Healy modelo 23, que me tocó en suerte sacar de la caja. Esto fue posible, porque en los entre los años 1939 al ‘41, dio clases en la escuela nada menos que el gran ejecutante del arpa, Nicanor Zabaleta (Ver detalles en mi libro EL ARPA EN VENEZUELA, 3ª. edición), quien se accidentó durante una gira, contrajo una infección de hongos en los dedos y no le quedó más remedio que guarecerse en Caracas, a lo cual el Maestro Sojo aprovechó contratándolo como profesor. Entre sus alumnas estaba la Señorita Alicia Pietri Montemayor, luego esposa de Rafael Caldera, quien continuó estudios con la Profesora De Majo. Pues bien, esos instrumentos hermosos, que hoy día valen más de TREINTA Y SEIS MIL DÓLARES (US $ 36.000,00) ¡CADA UNO!, fueron presa de la polilla y se destruyeron irremisiblemente. ¿Qué pasaría con el resto de la plantilla de instrumentos de Santa Capilla, el viejo órgano, los pianos, los instrumentos de percusión …
Y no es que hablo solamente de lo sucedido en los últimos 20 años.
LO QUE REFIERO, DATA DE MUCHO, PERO MUCHO TIEMPO ANTES.
En este aspecto se debe dejar constancia jurídica de que los gobernantes de turno, simplemente SON GUARDADORES de los bienes del Estado. Cuando esos bienes se deterioran por acción o por omisión, los funcionarios SON RESPONSABLES CIVILMENTE por los daños materiales y ante la Contraloría General del Estado por defectuosa gestión. Hasta ahora, nunca se ha visto un auto de responsabilidad bajo estas acciones culposas en la guarda y custodia de los bienes públicos.
En fin, ¡qué desidia de la clase gobernante DE TODOS LOS TIEMPOS!
A lo prospectivo, a lo futuro: Puede ser que mis palabras hieran o molesten a quienes con una razón histórica, crean que LA SEDE de la Escuela Superior de Música JOSÉ ANGEL LAMAS/ESCUELA DE SANTA CAPILLA pueda ser salvada COMO UN CONSERVATORIO DE MÚSICA. Eso técnicamente no es viable por inconveniente: ESA EDIFICACIÓN JAMÁS HA SIDO APROPIADA PARA IMPARTIR CLASES DE MÚSICA. “El Ilustre Americano” la adoptó por la conveniencia de un “elefante blanco” al que había que dar uso, … tal vez alguna usual comisioncita por medio o lo que sea. Lo cierto es que NUNCA SE CONSULTÓ A UN EXPERTO EN ESE TIPO DE EDIFICACIONES; se pusieron los tan acostumbrados paños calientes y a pesar de ello, ha sido el TEMPLO MAYOR de nuestra música.
Pero eso no puede continuar en estos tiempos. El Estado venezolano no debe invertir recursos innecesarios e inconvenientes en salvar ESTA SEDE COMO CONSERVATORIO o ESCUELA DE MÚSICA. El verdadero homenaje que se le puede rendir a Escuela Superior de Música JOSÉ ANGEL LAMAS consiste en dotarla de una sede apropiada donde pueda seguir rindiendo sus frutos musicales y donde la inversión del Estado esté representada en una edificación conveniente. “Santa Capilla”, la institución ha estado hasta “refugiada” en la Biblioteca Nacional; lo que es absolutamente inconveniente. ¿Cuántos egresados ha podido producir, qué profesores tiene, qué capacitación puede dar en ese estado?; ¿tiene sentido el gasto que se llegara a hacer en ella?. Por tanto, el asunto debe ser atacado con rapidez.
Una solución MOMENTÁNEA: 1) Investigar entre los edificios expropiados por el Estado, cerca del Metro o en los galpones del antiguo correo de Caño Amarillo. 2) Consultar, por ejemplo, con la empresa WENGER, https://www.wengercorp.com/, que es el estándar mundial suplidor de materiales de logística musical para orquestas y acústica en general. La adaptación puede no ser demasiado complicada. Prácticamente todas las orquestas venezolanas tienen equipos WENGER (es algo así como los pianos Steinway). Esta empresa NORTEAMERICANA tiene la solución para el equipamiento rápido y duradero de instalaciones para la docencia musical. En EL SISTEMA se adquirieron hace ya muchos años, una serie de cubículos modulares y desarmables, insonorizados y ya con instalación para aire acondicionado de varias dimensiones y especificaciones, los cuales, a pesar del tiempo y de los maltratos, siguen prestando servicios; 3) La edificación habitual, DESDE LOS PLANOS, para la sede de la Escuela Superior de Música JOSÉ ANGEL LAMAS/ESCUELA DE SANTA CAPILLA, CON ESPECIFICACIONES ACÚSTICAS Y AMBIENTALES MUY PRECISAS, RESULTA COMPLICADA, DEMORADA Y, FINALMENTE, ES MUY COSTOSA; 4) Para “los malpensados”: Declaro que no tengo vínculo con WENGER ni me interesa. Vaya Ud. a saber cómo el Estado se las ingeniará para conseguir esos equipos.
En fin: La hermosa iniciativa de la comunidad educativa de Escuela Superior de Música JOSÉ ANGEL LAMAS/ESCUELA DE SANTA CAPILLA, debe ser apoyada,
PERO CANALIZADA POR MEDIO DE EMPRENDIMIENTOS CONVENIENTES Y RÁPIDOS.
Finalmente ¿qué hacer entonces con el que fue desde 1806 “la residencia de Juan Javier Mixares de Solórzano y Pacheco, IV Conde de San Javier”?.
Se me ocurre: Uno de los edificios más bellos de Madrid, poco conocido por los turistas, es la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, instituida según Real Decreto de Fernando VI, de 12 de abril de 1752, cuyo objeto y funciones están determinados en sus estatutos actualizados en 2005: “Artículo 1. Objeto. El objeto de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando es fomentar la creatividad artística, así como el estudio, difusión y protección de las artes y del patrimonio cultural, muy particularmente de la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y las nuevas artes de la imagen. Artículo 2. Funciones. La Academia cumplirá el objeto de su instituto: a) Fomentando y organizando exposiciones, conciertos, conferencias y cursos destinados a artistas, estudiantes y público en general. b) Convocando concursos y premios, así como enviando a sus representantes a los patronatos, órganos de gobierno de los museos públicos e instituciones culturales, jurados de concursos y comisiones de alcance artístico, cuando se solicite a la Academia o lo dispongan las normas reguladoras de las entidades correspondientes. c) Estudiando y debatiendo las cuestiones relacionadas con las artes en general. d) Recogiendo, conservando, publicando y exhibiendo adecuadamente cuadros, esculturas, dibujos, estampas, diseños, planos y maquetas de arquitectura, manuscritos, obras e instrumentos musicales, fotografías, películas, libros, discos y objetos de arte. e) Velando por la conservación y enriquecimiento del patrimonio histórico, natural y cultural de España y proponiendo a las autoridades públicas competentes (entidades autonómicas y locales) cuanto juzgue conveniente para su progreso, conocimiento y protección”.
Pues bien, sería fantástico que “al palacete” ya restaurado se le anexara, como auditorio, la iglesia contigua, muro de por medio, la Basílica Menor Santa Capilla, Monumento Nacional y construida, “en solamente un año”, también por iniciativa del “Ilustre Americano”, en 1883. El tema religioso de la desconsagración (muy frecuente en México), no es mayor problema para la feligresía católica, por cuanto en los alrededores están la Iglesia de Altagracia, Las Mercedes y la propia Catedral, a menos de tres cuadras a la redonda.
Imaginémonos entonces a esa prosapiosa construcción, hermoseada con una restauración, que retorne a la vida como lo fue, la ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE CARACAS, debidamente acondicionada para asiento de las academias de la Arquitectura, Música, Pintura, Escultura, Literatura, Danza y Cine. El nivel y la calidad artística del país lo merece.
Y para la Escuela Superior de Música JOSÉ ANGEL LAMAS, aspiramos que sea dotada con una instalación moderna, adecuada técnicamente a su función y a los tiempos, aunque esté ubicada en otro lugar, de modo que pueda continuar su interrumpida función en beneficio de la juventud y de la música en Venezuela.
En efecto y como diría el poeta: “¿… que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Sin embargo, con fe, esperamos verlos cumplidos.
*Arpista