El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este marte 8 de marzo que su país deja de comprar petróleo y gas a Rusia, como parte de las medidas económicas contra la invasión rusa a Ucrania. Se trata de un nuevo golpe a las exportaciones de petróleo de Rusia, pues la semana pasada el volumen de contratos de crudo cayó 70% debido a las sanciones financieras impuestas a ese país.
Esta decisión de la administración Biden supone un aumento en la presión contra el país de Vladimir Putin, que hasta el inicio de las hostilidades obtenía más de un tercio de sus ingresos fiscales por la venta de gas y petróleo en el exterior, señala El Mundo de España. «Significa que el petróleo ruso no será aceptado en puertos de Estados Unidos», ha explicado Biden en una intervención desde la Casa Blanca.
Hasta ahora, es una medida unilateral de Estados Unidos, pues los países europeos, que son mucho más dependientes del petróleo y del gas rusos, no tienen previsto anunciar decisiones por el momento. Sin embargo, Biden aseguró que la medida se ha adoptado «en estrecha coordinación» con los aliados.
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, es uno de los que decidió seguir los pasos de Biden y próximamente anunciará que dejará de importar petróleo de Rusia a finales de año, según anticipan varios medios británicos.
Se trata, además, de una medida sin precedentes, tomando en cuenta que el Rusia en tres años, de 2018 a 2019, se convirtió en el tercer suplidor de crudo y combustibles a Estados Unidos, lugar que logró ocupar luego de la salida de Venezuela del mercado norteamericano, debido a las sanciones contra Petróleos de Venezuela.
Coincidencia o no, la decisión se toma pocos días después de que una delegación integrada por Juan González, asesor para América Latina del primer mandatario; James Story, embajador de ese país para Venezuela, pero desde Colombia; y Roger Carstens, un veterano en asuntos relacionados con rehenes muy respetado y de gran confianza de la Casa Blanca, viajará a Venezuela y se reuniera el sábado 5 de marzo con Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores y Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional electa en 2020.
Sobre esa reunión, el lunes pasado Maduro señaló, entre otras cosas, que: “Estamos activados en el tema energético. Venezuela estará al frente en las iniciativas para estabilizar el mercado petrolero”, añadió el gobernante.
En este sentido, ratificó la capacidad que tiene Venezuela para elevar su producción de crudo a más de 3 millones de barriles diarios “si hicieran falta para la estabilidad del mundo”.
Horas antes, la Casa Blanca había confirmado que el viaje de esa delegación era para sostener encuentros con el gobierno de Maduro sobre «seguridad energética» en medio de la escalada de precios del petróleo por la invasión rusa a Ucrania.
Así lo indicó en rueda de prensa Jen Psaki, la portavoz de la Casa Blanca, al ser preguntada por estas conversaciones directas entre Washington y Caracas, las de mayor de nivel entre ambas partes en la capital venezolana en años. «El propósito del viaje (a Venezuela) era discutir diferentes temas, entre ellos, desde luego, la seguridad energética», señaló.