Israel reabrió los cruces fronterizos hacia Gaza este lunes luego de un alto al fuego negociado por Egipto con el grupo militante Yihad Islámica, que puso fin al estallido de combates más grave en torno al volátil enclave palestino en más de un año.
Al menos 44 personas, incluidos 15 niños, murieron en 56 horas de violencia que comenzó cuando los ataques aéreos israelíes alcanzaron a un alto comandante de la Yihad Islámica. Israel dijo que su acción fue un ataque preventivo contra un ataque planeado por el grupo respaldado por Irán.
Cientos de personas más resultaron heridas y varias casas destruidas en la Franja de Gaza. Los militantes palestinos dispararon más de 1.000 cohetes contra Israel, lo que provocó que los residentes de las áreas del sur y las principales ciudades, incluida Tel Aviv, huyeran a los refugios.
En una conferencia de prensa transmitida por la estación pro-iraní Al Mayadeen luego del alto al fuego el domingo por la noche, el líder de la Yihad Islámica, Ziad al-Nakhala, declaró: «Esta es una victoria».
Pero Israel vio una degradación significativa de las capacidades de la Yihad Islámica.
“No hay duda de que la Yihad Islámica recibió un duro golpe del que llevará tiempo recuperarse”, dijo un oficial militar israelí, señalando la pérdida de dos altos comandantes, lo que dijo afectaría gravemente su capacidad para planificar y llevar a cabo operaciones.
“No aniquilamos a la Yihad Islámica ni era ese nuestro objetivo”.
Además de los dos comandantes, los funcionarios israelíes dijeron que alrededor de 20 combatientes murieron en los ataques y que se destruyeron grandes cantidades de armas antitanques e instalaciones de producción y almacenamiento de cohetes.
Consciente del peligro de una escalada del conflicto, Israel tuvo cuidado de centrarse en los objetivos de la Yihad Islámica para evitar atraer a Hamas, el grupo militante mucho más grande y poderoso que gobierna Gaza, a la lucha.
Poco más de un año después de una guerra de 11 días en mayo de 2021 que mató a 250 habitantes de Gaza y destruyó la frágil economía de la zona, Hamas ofreció cierto apoyo verbal a su aliado más pequeño, pero no tomó ninguna medida contra Israel mientras continuaban los ataques aéreos.
El lunes, la apertura de los cruces fronterizos permitió la entrada de camiones de combustible para abastecer la única central eléctrica de Gaza y aumentar la disponibilidad de electricidad, que se redujo a unas ocho horas al día.
No obstante, el costo humano en Gaza, una estrecha franja costera donde viven unos 2,3 millones de personas bajo el bloqueo de Israel y Egipto, fue elevado.
«Guerra, guerra, cada dos años», dijo el pescador de Gaza Jihad Meqdad, de 44 años. «Esto no es humano, no hay moralidad en esto».
Del lado israelí, no hubo bajas graves, en gran parte gracias al sistema de defensa aérea Iron Dome, que según los funcionarios tenía una tasa de éxito de alrededor del 96% en la interceptación de cohetes desde Gaza.
Fuente: Reuters