Niurka Camacho apenas tenía 15 años de edad, recién cumplidos, cuando falleció el pasado martes 3 de agosto. Su mayor temor, ese por el que tuvo la valentía de hablar frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en nombre de todos los venezolanos que se encuentran a la espera de un trasplante, fatídicamente se hizo realidad. Su muerte no es un caso aislado, pone en evidencia la tragedia humanitaria que se vive en Venezuela.
La adolescente, quien era la tercera de cuatro hermanos, fue diagnosticada a los siete años de edad con insuficiencia renal crónica. Esto hizo que su familia migrara de Valle de la Pascua, en Guárico, a Caracas para tratar su enfermedad a través de tratamientos y diálisis, además de ser incluida en la lista de espera por un trasplante y así poder llevar una vida normal.
El 30 de junio de este año, Niurka dijo a la CIDH que su estadía en el Hospital J.M. de los Ríos había sido muy difícil. “He visto muchos compañeros falleciendo a la espera de un trasplante”, dijo, por lo que suplicó no ser una más en las estadísticas: “Yo no quiero que a mí me pase lo mismo por esperar un trasplante”.
De acuerdo con datos ofrecidos por organizaciones civiles que velan por el derecho a la salud de los venezolanos, en junio pasado el Sistema de Procura de Órganos y Tejidos cumplió cuatro años suspendido. Sin embargo, Niurka no ha sido la única que no ha podido cumplir sus sueños. En lo que va de año 10 pacientes de nefrología en el J.M. de los Ríos han perdido la vida a la espera de un trasplante.
“Pido que reactiven los trasplantes, que por favor se haga algo. Quiero una mejor calidad de vida”, fueron las palabras de Niurka ante la CIDH casi un mes antes de su muerte. La joven, quien tuvo que padecer no solo su enfermedad, sino también la pérdida de sus amigos y compañeros de tratamiento que como ella padecieron la falta de medicamentos, brotes infecciosos, daños de equipos, carencias de insumos, se convirtió en un símbolo de la urgencia de soluciones a la emergencia humanitaria compleja por la que atraviesa Venezuela.
Prepara Familia: La situación se ha ido agravando
Para Katherine Martínez, directora de la organización no gubernamental Prepara Familia, la muerte de Niurka se pudo evitar si se hubiera retomado el programa de trasplante de órganos en Venezuela que está paralizado desde 2017, lo que ha provocado un incrementado de la tasa de mortalidad por esta causa. “Es un impacto que viene derivado de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país desde el año 2014, la cual tiene un impacto fundamentalmente en el día a día de las personas con patologías crónicas”, afirmó.
Recordó que desde hace cuatro años y dos meses los “niños (pacientes renales) no tienen esperanza de poder resolver esta situación”. Explicó que muchas veces deben someterse a regímenes de hasta cuatro horas de diálisis al menos tres veces a la semana. “La situación es de mucha vulnerabilidad. Hay diálisis de hasta cinco años. Eso es un procedimiento de tiempo perentorio en cualquier país del mundo”.
En julio de 2021, Prepara Familia denunció que la escasez de recursos económicos de los familiares ponía en riesgo la situación de los pacientes del Hospital J.M. de los Ríos, dado que, para ese entonces, se cumplía más de un mes con fuerte déficit de insumos básicos. Ante ello, las madres y mujeres cuidadoras del servicio de hematología organizaron una búsqueda de insumos para que los pacientes pudieran recibir quimioterapia y transfusiones necesarias.
“La situación se ha ido agravando y se ha agudizado en todo este entorno”, indicó Martínez, razón por la cual los familiares de estos pacientes han tenido que protestar en reiteradas oportunidades para denunciar las fallas del sistema, así como la suspensión de tratamientos y programas de trasplantes.
En estos últimos cuatro años se han dejado de hacer 900 trasplantes, según la Organización Nacional de Trasplantados de Venezuela (ONTV). Lucila Velutini, encargada de relaciones institucionales de esa ONG, aseguró que la suspensión del sistema deja a 98% de los pacientes que requieren trasplante fuera de la posibilidad de lograrlo: “Solo se están realizando trasplantes de vivo a vivo, en clínicas privadas y algunos en el Hospital Militar, pero los pacientes deben buscar todos los insumos que necesitan, desde guantes e inyectadoras, para poder realizarse esas operaciones”.
Advirtió que en Venezuela no se puede hablar de “lista de espera” porque esta “funciona cuando un sistema de procura de órganos y trasplante se retroalimentan, es decir, un paciente entra en diálisis, se le hacen los exámenes y en el interín llega alguien compatible”. Explicó que deben hacerse exámenes periódicos para saber si son aptos para este trasplante, “pero no pueden someter a los pacientes a hacerse estos exámenes cuando no hay una certeza de que va a haber un trasplante en el horizonte”.
Dijo que extraoficialmente la organización maneja que al menos 960 personas en Venezuela han perdido una segunda oportunidad de vida al no tener acceso a un trasplante.
“Hay personas que caminan cinco y seis horas para ir a realizarse una diálisis por cuatro horas y eso tienen que repetirlo hasta cuatro veces por semana y luego de caminar esas largas horas se encuentran que el sitio no tiene luz o agua o no han llegado los insumos. Esto es un problema que le corresponde a los entes encargados, a la salud pública y a todas las personas que tienen en sus manos el papel de garantizar del derecho a la salud y la vida que tenemos todos los venezolanos”, sostuvo Velutini.
Un plan coordinado desde la comunidad internacional
Para Prepara Familia la crisis humanitaria en Venezuela es insostenible, opinión que comparten otras ONG y expertos, quienes han señalado que hay que ir más allá de las asistencias puntuales. Reclaman a la comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos y la Unión Europea, la construcción de un plan integral para ayudar a los venezolanos a salir de la emergencia humanitaria.
Al respecto, Diego Area, director asociado del Atlantic Council, indicó que desde la organización han establecido un grupo de trabajo para aportar ideas y estudiar casos históricos que ofrezcan un marco referencial, ya que la intención es construir una perspectiva bipartidista de largo plazo.
“La idea es trazar un plan desde Estados Unidos y los aliados regionales para poder sumar a la promoción de la democracia en Venezuela, la restauración de la estabilidad institucional y la prosperidad posterior del país, con un centro en lo humano. Estamos en la fase de estudiar los mecanismos viables para llevar ayuda humanitaria a Venezuela, empezando por cuáles no son viables. Hemos analizado casos históricos, como el programa de petróleo por comida en Irak, para ver las lecciones aprendidas y entender cuál es el área de lo que no es viable en Venezuela”, dijo.
Luis Fleischman, cofundador del Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach, también es de la opinión de que la comunidad internacional debe tener un plan coordinado para lograr ayudar a la población de Venezuela. “Es importante establecer un corredor humanitario, pero con la seguridad de que esto va a llegar a la gente”.
Advirtió que “en el pasado ya hubo casos, donde se robaron la ayuda humanitaria de los venezolanos y esto no puede volver a ocurrir”. Insistió en que debe haber un plan de cómo lograr evitar que el gobierno de Nicolás Maduro, “robe o usurpe esa ayuda humanitaria, pero definitivamente se debe pensar en cómo ayudar al pueblo venezolano”.
Area destacó que el principal reto es evitar que la ayuda humanitaria se preste para una mayor corrupción en Venezuela. “Es importante que los recursos que se puedan recoger y enviar a Venezuela no sean utilizados por la administración para seguir profundizando mecanismos de control social. Ahí se encuentra el epicentro del reto más grande con respecto a una posibilidad real de construir un mecanismo ambicioso y estructural que de verdad solucione, con sentido de urgencia, lo que pasa en Venezuela”, dijo.
Al respecto, Fleischman propone un bloqueo naval para impedir que el régimen de Maduro reciba ayuda de aliados, así como establecer un corredor humanitario para ayudar a los necesitados en Venezuela, “donde una coalición occidental de países democráticos tenga acceso directo a la población” y “se prohíba cualquier transferencia de material al régimen de Maduro, para que no controle esa ayuda humanitaria”.
“El hecho de que países como Irán, Rusia, China y la India aprovechen la crisis humanitaria para seguir aumentando su presencia en Venezuela es un problema muy serio para Estados Unidos y es cuando tiene que ponerse firme. La forma de hacerlo es, precisamente, haciendo un bloqueo marítimo, naval”, indicó.
En el caso de la salud, evidencia de ello es que han desaparecido de las farmacias medicamentos conocidos de laboratorios occidentales y han sido sustituidos por marcas provenientes de países como Irán, Rusia y la India. Esto ha generado preocupación en la población, que además vio con escepticismo la aplicación del proyecto vacunal cubano Abdala contra la COIVD-19.
“La exportación de medicinas de dudosa calidad es parte de un elemento de corrupción. Hemos visto como las vacunas cubanas, por ejemplo, entraron a Venezuela cuando ni siquiera fueron aprobadas por las autoridades médicas cubanas, o sea que a los venezolanos les están dando una medicina que no ha sido aprobada y están usando a un pueblo entero como conejillo de indias involuntario. Hay países que se están aprovechando de esto, lo que significa que es un problema humanitario, donde el mundo democrático debería estar unido para evitarlo”, sostuvo Fleishman.
Sin embargo, para Area no es posible deslindar por completo a Venezuela de Rusia, China e Irán porque, aunque “han utilizado la crisis política interna en Venezuela para aumentar si influencia en el país, para retar los intereses de los adversarios geopolíticos, como Estado Unidos, eso exacerbó la relación en espacios ilegales y corruptos en los últimos cuatro años, cuando Venezuela se mantuvo aislada del sistema internacional con la presión diplomática tras la creación del gobierno interino”.
Indicó que hay que pensar en forma estratégica en el futuro. “No podemos divorciar nuestros intereses con China, Rusia o la India porque tenemos una relación militar, de inteligencia y comercial bastante profunda”.
Venezolanos buscan refugio y mejoras
Otra de las consecuencias de la emergencia humanitaria por la que atraviesa el país ha sido el desplazamiento forzado de millones de venezolanos que han dejado atrás sus hogares, empleos y familiares para buscar mejoras y calidad de vida, migración que no se detendrá en un futuro inmediato debido a que las causas que la generan, la crisis económica y la inestabilidad política interna, están lejos de mejorar, como han señalado expertos.
La Organización de Estados Americanos (OEA) afirmó la semana pasada que la crisis de migrantes y refugiados venezolanos “no tiene precedentes en la región” y proyectó que rozará las 7 millones de personas a mediados del primer trimestre de 2022.
De acuerdo con las cifras que maneja el organismo, 5,6 millones de venezolanos han viajado fuera de su país para fijar residencia en otro. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) destaca que más de 70% de los migrantes provenientes de Venezuela han sido acogidos por Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
La Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), considera que la situación de Venezuela es “una de las principales crisis de desplazamiento del mundo”. Y así lo refleja un mapa interactivo elaborado por Al Jazeera.
La agencia de noticias muestra cómo al inicio 2021, había 82,4 millones de personas en todo el mundo desplazadas por conflictos o persecución. Treinta millones de ellos eran refugiados, el resto están desplazados dentro de su propio país (48 millones) o son solicitantes de asilo (4,1 millones), según el último informe del Acnur. “El 55%de los refugiados provienen de tres países: Siria, Palestina y Venezuela”, expuso.
Fleischman advirtió que el éxodo masivo va a continuar porque la crisis venezolana ha creado una crisis de refugiados de millones de personas, incluso más que la de Cuba. “Cuba y Venezuela siguen expulsando gente y a la larga la mayoría son absorbidos por Estados Unidos y otros países. Esto es una crisis de refugiados. En este momento lo que se puede hacer es ayudar a los refugiados venezolanos que están siendo maltratados en varios países de Latinoamérica, al ser tratados como usurpadores y hay discriminación”, agregó.
Para Area, hay una necesidad urgente de conectar lo que sucede en el plano político con lo que sucede en el plano social. “Ha sido una exigencia diplomática tanto a nivel nacional como internacional. Eso pasa por centrar los esfuerzos en aliviar el sufrimiento de millones que están sufriendo”.