“Si Venezuela llega a una posición donde cambie de rumbo y se inicie la reconstrucción del país, el pilar de la protección social va a ser probablemente tan importante como el pilar de la estabilización económica y para que esa recuperación sea sostenible en el tiempo, sin duda, ambos pilares deben ir de la mano”, aseguró el economista Omar Zambrano en un foro organizado por el Observatorio Venezolano de Finanzas, donde se abordó el tema de la política social para la inclusión.
El especialista, quien tiene un master de Políticas Públicas de la Universidad de Harvard y actualmente es profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, explicó que Venezuela ya cuenta con ocho años de recesión profunda, donde los indicadores socioeconómicos se han deteriorado de manera abrupta y donde la crisis ha llegado a todos los sectores de la población.
“Para dar un punto de partido a la crisis, Venezuela entre 2013 y hasta la actualidad atraviesa uno de los episodios más agudos y más virulentos de colapso de crecimiento de los cuales se tenga registro de la historia económica moderna. La implosión de la economía venezolana tiene pocos paralelos en la historia económica global”, alertó este miércoles.
Afirmó que la crisis venezolana puede ser caracterizada en tres dimensiones. La primera de ellas es que desde 2013 hasta la actualidad ha habido en el país un colapso productivo, una crisis hiperinflacionaria que se mantiene y una crisis en la protección social de la población.
“Existe una crisis del sector productivo del país, que destruyó capas y capas de fuentes generadoras de ingreso productivo, es decir, miles de empresas y miles de emprendimientos murieron entre el 2013 y 2021, desprotegiendo o mejor dicho privando a un gran número de la población de salarios y de fuentes de ingresos laborales que eran su sustento”, indicó.
En este periodo, aseguró también se debe hablar de la hiperinflación, que erosionó por completo el valor de la moneda, lo que pulverizó el valor real del ingreso de los venezolanos. “También debemos hablar de una crisis profunda en el sistema de protección social y podemos afirmar que ese estado de bienestar chavista que tanto se pregonó por el boom petrolero, fracasó”, dijo.
Para Zambrano, la segunda dimensión de la crisis tiene que ver con el colapso simultáneo de los ingresos familiares, con cortes de abastecimiento de alimentos y medicinas, “Esto indujo un colapso de las condiciones de vida de la población y eso se traduce en un estado de emergencia humanitaria compleja.
Explicó que la tercera dimensión inició a finales del año 2019, cuando vimos una flexibilización de algunos controles que tenían asfixiada a la economía, por parte del gobierno de Nicolás Maduro, y eso ha traído un fenómeno que se puede denominar “como una recuperación no productiva”.
“Desde 2019 tenemos una dolarización, lo que ha permitido que una población muy pequeña del país haya recuperado un poco sus ingresos. De la mano de la dolarización se está dando algo que yo llamo una recuperación no productiva, porque no tiene ningún tipo de conexión con el sector productivo. Es decir, no tiene engranaje con la economía interna, con la economía industrial, manufacturera o agrícola, sino que es una capa relativamente superficial de la economía de bienes y de consumo final directamente importados y que están siendo consumidos por una capa de la población que está dolarizada, y esto trae como consecuencia mucha más desigualdad”, considera.
¿Todos somos pobres?
Zambrano también hizo referencia a la encuesta de condiciones de vida Encovi, la cual revela que la gran mayoría de la población venezolana es pobre en el ámbito de los ingresos.
“Nosotros, desde la firma Anova, hemos realizado algunas mediciones y hemos podido observar que existe una dominación absoluta en Venezuela de las altas tasas de pobreza. 250 parroquias del país tienen tasas cercanas al 100% de pobreza, pero lo más alarmante es que la parroquia más rica de Venezuela, que es El Cafetal, ubicada en la ciudad de Caracas, al menos 30% de su población es pobre de ingresos, lo que refleja una gran desigualdad”, explicó.
Añadió que en Venezuela también existe la pobreza multidimensional, la cual viene creciendo de manera importante en los últimos dos años.
“Cuando hablamos de pobreza multidimensional, nos referimos a varios ítems como son los servicios públicos, los ingresos, la educación, la alimentación, la salud, el trabajo, la vivienda, entre otras sub dimensiones. En este sentido, el 83,8% de los venezolanos tienen vulnerabilidad o privación en al menos dos dimensiones y 66% en al menos tres dimensiones”, detalló.
Problemas de medición
El docente de la UCAB aseguró que otro problema que existe en la economía son las dificultades que tienen las instituciones para medir y cuantificar las condiciones socioeconómicas de los venezolanos.
“Es muy difícil en nuestro país generar evidencias y datos; sobre todo, cuando uno quiere adentrarse en el sistema de protección social. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) tiene desde el año 2014 que no publica el costo de la canasta alimentaria normativa”, sostuvo.
Explicó que, en cuanto a la medición de los ingresos, la dolarización también ha sido un inconveniente a la hora de medirlos, porque la informalidad en los pagos no permite cuantificar de manera clara cuál es el salario real de los trabajadores.
“Solo podemos decir que 46% de las remuneraciones en Venezuela están siendo pagadas en dólares, pero la otra parte es muy difícil comprobarla porque hay trabajadores que su sueldo base es en bolívares y reciben una bonificación en dólares, lo cual no puede contarse como salario”, afirmó.
Reconstrucción de una red de protección social
Omar Zambrano aseguró que en Venezuela puede reconstruirse el sistema de protección social siempre y cuando sea a la par de la recuperación económica.
“Puede haber un mejoramiento de las condiciones materiales de vida de los venezolanos, pero deberán provenir, fundamentalmente, de los efectos del crecimiento económico. Es importante aclarar que el crecimiento económico es condición necesaria, pero no suficiente para resolver exitosamente los problemas de exclusión social y pobreza en el país”, dijo.
Indicó s que es necesario dotarse de una nueva institucionalidad para política social nacional. “Esta es la única forma de superar décadas de improvisación, ineficiencia, corrupción y clientelismo. Una verdadera red de protección para todos los venezolanos bajos principios de solidaridad, equidad, neutralidad y eficiencia”, sostuvo.
Mencionó también 10 principios básicos para el diseño de una nueva política social para el país. “Se debe tener en cuenta una perspectiva en el ciclo de vida, la cobertura de riesgos sociales. También debe existir foco en incentivos. Hay que tomar en cuenta las brechas de cobertura y calidad, debe existir una garantía pública, con una provisión privada en áreas como la salud y la educación. Debe existir un enfoque territorial, decisiones basadas en evidencias, enfoque intersectorial, debe tener un carácter contra-cíclico, es decir, que haya una expansión durante la recesión y finalmente debe haber énfasis en la evaluación y el aprendizaje”, señaló.
Concluyó su intervención exponiendo los cuatro principios básicos para la implementación de las nuevas políticas sociales. “Es fundamental el enfoque en el hogar, la gestión de resultados, la descentralización y, finalmente, la focalización de estas políticas sociales. Con estos cuatro factores y con la transparencia debida, el éxito estará garantizado”.