En la azotea del edificio de postgrado de la sede principal de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Montalbán, se ubica el techo verde creado por esta casa de estudios en 2019 y en él una turbina eólica y 30 paneles solares.
El director de Sustentabilidad Ambiental de la UCAB, Joaquín Benítez, afirmó que los equipos generarán la electricidad requerida para iluminar el Techo Verde y también abastecer de este recurso a parte de las aulas de la edificación. Además de servir de apoyo a futuros elementos que se incorporarán en esta área, como es el caso de una estación meteorológica para estudiar las condiciones del clima.
“Ya dos de los salones del segundo piso del edificio de postgrado son alimentados por estas fuentes de energía, de manera de proveerles la iluminación y corriente para el funcionamiento de equipos como computadoras y proyectores. La electricidad también apoyará los instrumentos de medición de temperatura en estas aulas”, apuntó.
En enero de 2021 Benítez explicó que los 430 metros cuadrados de zona verde que dispone este campus en la parte alta de este edificio disminuyeron los efectos de “isla de calor”. Y con ello se redujo la temperatura en los pisos inferiores de esa infraestructura.
En la actualidad, el ingeniero y profesor de esta universidad añadió que la nueva instalación también permite la disminución de la dependencia del suministro eléctrico convencional. “brindando mayor autonomía y robustez en el plano operacional”, sobre todo en las condiciones de suministro irregular que caracterizan este servicio en Caracas, y en consecuencia supondrá un ahorro económico.
El rector de la UCAB, Francisco José Virtuoso, señaló que Venezuela pasa por una crisis energética y “con acciones como esta queremos decir que, en medio de sus limitaciones, el país puede y debe generar otro tipo de energía y dar una respuesta a las necesidades de la población. La universidad quiere profundizar en el conocimiento e investigación de la energía sustentable y este paso que estamos dando va en esa dirección”.
¿Cómo fue posible?
El vicerrector administrativo de esta casa de estudios, Gustavo García, aseguró que el proyecto requirió una inversión de 30.000 dólares, los cuales fueron obtenidos por donaciones de organizaciones privadas, y corresponde a una estrategia de largo aliento, que busca consolidar el compromiso de la universidad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y posicionar a la UCAB a la delantera en formación sobre temas de ecología y energía limpia, con equipos de última generación.
“Con el aporte de terceros hemos logrado instalar un espacio que no solo es posible, sino también necesario. Esta aula abierta dedicada a la generación de energías limpias, la cual se instala sobre el propio Techo Verde de la universidad, constituye una expresión de la necesidad de que las universidades estén a la vanguardia de los cambios que nos exige el planeta en materia ambiental. Esta iniciativa, nacida de nuestro Plan Estratégico UCAB 2020-2023, pone a disposición cursos y prácticas con tecnología de última generación que nuestros jóvenes deben saber usar y desarrollar”, expresó.
Según informó el director general de Servicios de la universidad, Vincenzo Bonadio, las placas fotovoltaicas fueron incorporadas en dos líneas de 15 unidades, una apuntando hacia el noreste y la otra al suroeste, para aprovechar la luz solar durante todo el día. Además, los paneles y la turbina eólica cuentan con una unidad de control, unos convertidores de corriente y un banco de baterías para almacenar los 8.000 W de energía generada. «Se instaló el generador eólico para apoyar al sistema fotovoltaico en momentos de baja generación, tales como los días nublados y las noches», comentó el ingeniero, quien precisó que los trabajos duraron cuatro semanas, aunque el proyecto se estuvo desarrollando por más de un año.
¿Cuánto impactan los paneles solares y la turbina eólica en la disminución de la huella de carbono de la UCAB?
Benítez explicó a HispanoPost que en la UCAB la huella de carbono se calcula anualmente y la medición más reciente fue en julio de 2020, “la cual dio como resultado 476 kilogramos de CO2 equivalente por estudiante por año”.
Un número inferior al del año anterior, cuando en julio de 2019 se fijó en 727 kilogramos de CO2 equivalente por estudiante por año. “Esta disminución ocurre principalmente porque cerca de 75% de la huella de carbono de la universidad se relaciona con la movilidad, hecha con vehículos con motor de combustión”, expresó.
En consecuencia, “estimamos que nuestra huella de carbono disminuya muy poco con la incorporación de fuentes de energía solar y eólica”. “Lo que sí es un logro importante para nosotros es que los procesos de transición energética llevados a cabo en el mundo se logran porque podemos hacer uso de de opciones renovables y nuestro principal aporte es la formación y la sensibilización”, dijo el director de Sustentabilidad Ambiental de la UCAB.
Sin embargo, señaló que con la utilización de energía solar y eólica, sumado al no usar aires acondicionados en el piso 2 del edificio de postgrado, hay una doble fuente de ahorro energético.
Con esta incorporación de equipos de energía renovable, la UCAB apoyará programas de cambio climático en pregrado y postgrado, además de servir como laboratorio experimental para cursos cortos ofrecidos a través de su Centro Internacional de Ampliación Profesional (CIAP).