Si bien la relación de los países de América Latina y Estados Unidos ha sido estrecha, a pesar de las diferencias históricas, culturales e idiomáticas, esto no quiere decir que siempre hayan fluido de la mejor manera. Y es en el campo de la política y los modelos económicos donde más se ha marcado ese distanciamiento con algunos gobiernos, entre ellos el de Venezuela, que ha establecido alianzas con China, Rusia e Irán, tres naciones que adversan abiertamente a Estados Unidos.
En este planteamiento coincidieron varios de los especialistas que participaron en el seminario “Latin America: Challenges to the United States” (América Latina: desafíos para Estados Unidos), organizado por el Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach.
David Voght, director de IDP Latin America, fue uno de los participantes y durante su intervención puso en evidencia la influencia que China e Irán tienen en Venezuela y cómo esta se ha afianzado con las sanciones impuestas por Estados Unidos a la industria petrolera venezolana.
Recordó que en 1997 se exportaban 1,7 millones de barriles diarios a la nación norteamericana, mientras que hoy no se exporta ni un barril a ese país. “El shale gas le dio a Estados Unidos una seguridad en términos de suministro y por eso Venezuela ha quedado relegada en términos de seguridad”, indicó.
El especialista agregó que “China le ha dado a Venezuela a lo largo del tiempo miles de millones de dólares a través de préstamos mediante acuerdos petroleros. En ese tiempo China buscaba suministro a largo plazo de Venezuela y estos convenios le dieron gran apoyo al plan político de Hugo Chávez”, agregó.
Dijo que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) le dio a la nación asiática inmensos proyectos para la explotación de petróleo bajo el esquema de empresas mixtas, donde la estatal venezolana tenía la mayoría accionaria. “Con el tiempo la producción fue cayendo”, apuntó.
Voght indicó que China, en convenio con Pdvsa, le dio aproximadamente 60 millardos de dólares a Venezuela. “CNPC (China National Petroleum Corporation) tiene cinco acuerdos estratégicos con Pdvsa y solo uno produce algo más de 300 mil barriles al día. Hoy no hay nuevas compras de activos ni inversión. Desde 2016 China no ha firmado ni un solo nuevo acuerdo con Venezuela. Tampoco se exporta a menos que sea petróleo diluido desde Venezuela debido a las sanciones”.
Explicó que en el caso de Rusia se firmaron acuerdos para la adquisición de armas. “La disfuncionalidad de Pdvsa llevó a que las empresas rusas Lukoil, Gazprom y Rosneft abandonaran el país. Se cansaron de que sus proyectos no pudieran salir adelante. Hay que entender que, aunque sean compañías rusas o chinas, no necesariamente se salvan de todos los inconvenientes de producir en Venezuela, tales como inconvenientes con recursos humanos, problemas con la infraestructura, problemas de suministro de energía eléctrica y las sanciones”.
Aseguró que lo que han traído las sanciones es que el gobierno de Estados Unidos diga que ha logrado que Nicolás Maduro evite tener acceso a 40 millardos de dólares en exportaciones petroleras. “Para nosotros una de las cosas que han traído las sanciones es haberles abierto la puerta a Irán a través de, por ejemplo, la importación de gasolina. Son 506 millones de galones que entraron entre el 20 de mayo y el 21 de abril, que es el real aporte de Irán a Venezuela y en algunos casos desde el punto de vista político es relaciones públicas”.
Además, afirmó, las sanciones le han permitido a China que Venezuela repague la deuda que tiene y “hoy en día no tenemos idea de la cantidad de barcos que llegan por Singapur y diluyentes que llegan también por barco. Hay una estructura de corrupción que se ha incentivado con las sanciones”.
Advirtió que las empresas mixtas están muy cerca de dejar el país. “Ellas no pueden mantener los activos ni mucho menos evitar daños ambientales. Si estas compañías dejan Venezuela será muy difícil para un nuevo gobierno levantar la producción petrolera para garantizar los ingresos que le den estabilidad política. Necesitamos ver la posibilidad de que algunas empresas convenzan a sus accionistas de no dejar Venezuela”, puntualizó.
Frenar el avance en América Latina
El seminario estuvo conducido por Luis Fleischman, cofundador del Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach, quien expresó: “Intentamos frenar la influencia de China en Latinoamérica y de actores no estatales que agregan caos y desestabilización a la región, como grupos trasnacionales y terroristas. Hace poco Rusia confirmó su intención de construir dos plantas nucleares en Argentina e Irán ayudará a Venezuela a saltar las sanciones de Estados Unidos”.
Por su parte, el director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura, Joseph Humire, aseguró durante su intervención que “muchos líderes de América Latina tienen tendencias autoritarias, más que en los años anteriores y que “nada de lo que pasa en Chile, Colombia, Perú, Nicaragua, Venezuela puede ser explicado sin entender la influencia de Rusia, China e Irán”.
“Latinoamérica está en peligro y no hay duda al respecto. Es la región más afectada por la pandemia, muchos países perdieron décadas de crecimiento. Latinoamérica enfrenta un enorme desafío económico y las democracias también son desafiadas”, indicó.
Advirtió que para la administración de Joe Biden “no es suficiente decir: ´No sigas a China´. No es suficiente decir que debemos defender los derechos humanos y las democracias y luchar contra la corrupción. El mensaje debe ser sobre algo que nosotros estamos ofreciendo. Necesitamos venderle a América Latina americanismo, con la visión panamericana. Nosotros debemos vender la conexión cultural, la conexión demográfica con la región que China, Rusia, Irán no tienen, a pesar de que ya tienen cierto tiempo en la región”.
Más empresas y personal chino en la región
Robert Evan Ellis, profesor investigador de Estudios Latinoamericanos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, destacó que “con más empresas y personal chino en la región, la República Popular de China se ve impulsada a interesarse más en las condiciones y asuntos internos de la región”.
Además, resaltó que “China ayudó al régimen de Maduro a espiar a la oposición en Venezuela”. “Esto demuestra la fuerte presencia del gigante asiático en nuestro hemisferio y su participación en el detrimento de la democracia de los países latinoamericanos”, dijo, y lamentó que hay regímenes populistas en América Latina que buscan controlar a su población de la misma manera que lo hace China.
Indicó que la pandemia acelera la crisis económica, la delincuencia y la corrupción en la región, alimentando el descontento social, desestabilizando gobiernos y llevando al poder a más populistas. Apuntó que la influencia de China en este contexto es a través de las vacunas y la asistencia, la demanda de productos básicos del régimen asiático, el “efecto Taiwán” y más gobiernos populistas.
“La influencia de China ayuda a encerrar a los gobiernos autoritarios mediante la ‘incubación’, más control social y más dependencia al régimen en Pekín”, afirmó.
Populismo de derecha y de izquierda
Para el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, uno de los problemas medulares que atraviesan en este momento todos los países de América es el surgimiento del populismo como forma de gobierno y como característica de los principales actores que conducen a las naciones, sin importar su inclinación ideológica, pues existe populismo de izquierda y también de derecha.
Afirmó que esa nueva forma de gobernar, más que favorecer a las mayorías, termina siendo una especie de “autoritarismo moderno” que afectan las instituciones y por lo tanto a la democracia.
“El tema del autoritarismo lo hemos visto en la historia latinoamericana por mucho tiempo. Muchos países caen en la tentación autoritaria. La falta de instituciones fuertes, la aparición de líderes populistas, que no necesariamente están motivados por cuestiones ideológicas. Algunos sí, y buscan iniciar una plataforma epistemológica como Hugo Chávez con el Socialismo del Siglo XXI, claramente eso sí ha sido un propósito ideológico”, planteó Solís.
“Pero también vemos populistas de derecha, como Bolsonaro y Bukele. Y otros de izquierda como Castillo y Evo Morales. Luego encuentras una gran variedad alrededor del mundo: Trump, Putin, presidentes de Europa Central, Xi Jinping, Duterte, y la lista continúa… No son todos lo mismo, pero comparten una serie de common treated. Son personalistas, no defienden la institución de la justicia, son contundentes en su forma de gobernar, y cuestionan varias de las tradiciones del establishment”, agregó el costarricense.
Luego de analizar la realidad de cada país, Solís indicó que hay un rasgo que caracteriza a estos gobiernos que mantiene muy preocupado a Estados Unidos y que genera una brecha en cuanto al fortalecimiento de las relaciones y a la concepción de la democracia liberal que necesita la región para conducirse hacia un mejor futuro.
“Otros problemas que están afectando la relación entre Latam y Estados Unidos son migración, presencia de Rusia y China -especialmente en el Caribe, pero también en Argentina-, el crimen organizado transnacional, Venezuela y Nicaragua”, resaltó Solís.