En su visita oficial a Brasil de esta semana, Nicolás Maduro lanzó la noticia del reinicio de la interconexión eléctrica con el vecino país a través de la línea Guri-Boa Vista, suspendida desde 2019.
El disgusto de los usuarios venezolanos frente al anuncio no se hizo esperar, asi como los cuestionamientos de expertos del sector eléctrico nacional.
Fuentes energéticas, que solicitaron guardar su nombre en reserva, consideraron «escandaloso» que Maduro ofrezca electricidad a Brasil cuando los venezolanos padecen racionamientos y fallas en la prestación del servicio como consecuencia de la falta de inversión y mantenimiento durante años del sistema eléctrico nacional (SEN).
«Poner en servicio ahora la interconexión con Brasil no presenta dificultades técnicas, pero es cínico que el oficialismo anuncie con bombas y platillos una decisión que resulta chocante para los venezolanos», sostuvo un consultado.
Las fuentes destacaron que detrás de la cooperación eléctrica binacional estaría una estrategia de Maduro de utilizar la promesa de pago de deudas externas a cambio de energía y con ello mejorar la aceptación internacional de su gobierno.
En esa dirección, precisó, están los recientes acuerdos con las petroleras Chevron de Estados Unidos, Eni de Italia y Repsol de España, que persiguen recuperar la inversión realizada y la cancelación -con crudo y gas- de deudas que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) tiene pendientes con ellas.
En la larga fila de acreedores están países como China, la India, Rusia y Brasil.
«Con este último la deuda asciende a mil millones de dólares, que los brasileños se cobrarían en parte con suministros de electricidad desde Guri», explicó un consultado.
Las fuentes revelaron que actualmente Venezuela está en condiciones de transmitir 70 megavatios/hora en lugar de los 120 mencionados por Maduro.
No obstante, esa energía representa un alivio para el consumo del estado de Roraima en el norte de Brasil que -como señaló el presidente Luiz Inacio Lula da Silva- depende de combustibles fósiles para generar electricidad, lo cual es muy caro.
Las fuentes insistieron en que los 4 millones o 5 millones que cuesta poner a tono el tendido eléctrico desde Guri «sean aportados por Brasil».
Inaugurada en 2001, la interconexión eléctrica entre Guri -en el estado Bolívar al sur de Venezuela- y Boa Vista -capital de Roraima al norte de Brasil- costó 400 millones de dólares en un tendido eléctrico de 676 kilómetros.
La obra experimentó retrasos y tropiezos en su ejecución como consecuencia de la oposición de grupos ambientalistas y comunidades indígenas de la Gran Sabana.
Odebreht, un mal recuerdo de Brasil
La Central hidroeléctrica de Tocoma formaría junto con sus iguales Guri, Macagua y Caruachi un formidable emporio energético en el río Caroni en Bolívar.
De manera programada y con financiamiento de la banca multilateral como el Banco Mundial fueron construidas Guri, Macagua y Caruachi con capacidades de generación de 10.000, 3.152 y 2.160 MW, respectivamente, para un total de 15.312 MW.
A esa potencia, se sumarían 2.300 MW de Tocoma.
Dicho proyecto, según las fuentes, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza, debido a los contratiempos en su ejecución, entre ellos, hechos de corrupción.
La ejecución de la obra quedó en el consorcio OIV, integrado por la empresa brasilera Odebreht con 50% de participación, Inprefilo de Italia (40%) y Vincler de Venezuela con 10%.
La inversión inicial de la obra era de 3.061 millones de dólares, con una fecha de puesta en servicio en 2012.
Sin embargo, al presente Tocoma no genera ni un MW, mientras que el costo del proyecto aumenta con el tiempo.
De hecho, los ministros de Energía Eléctrica Jesse Chacón y Luis Motta Dominguez anunciaron durante sus administraciones que el costo de Tocoma era de 7.000 millones y 9.365 millones de dólares, respectivamente.
Un consultado recordó que el golpe mortal a Tocoma fue el escándalo de corrupción de Odebrecht destapado en septiembre de 2013.
Indicó que el affaire de la gigantesca contratista brasileña se convirtió en uno de los casos representativos de corrupción en América Latina, con la distribución millonaria para políticos, empresarios y exfuncionarios de 12 países, entre ellos Venezuela.
«Odebrecht también significó una sombra negra de corrupción para el Partido de los Trabajadores de Brasil que ganó las últimas elecciones, colocando a Lula en la presidencia del país», dijo un consultado.
Las fuentes revelaron que la generación hidroeléctrica actualmente instalada en el Caroni es suficiente para atender gran parte de la demanda eléctrica en Venezuela e incluso proporcionar energía a Brasil.
«En el caso de Venezuela, el problema es que la línea troncal de transmisión del sistema eléctrico interconectado nacional que trae la electricidad de Guri soporta máximo 7.000 MW sin que colapse.
Esto se debe a que el oficialismo no construyó una segunda línea que estaba planificada» , refirió un consultado.
Explicó que el consumo eléctrico nacional registra un déficit de 2.000 MW que no pueden ser respaldados con generación de las plantas termoeléctricas paralizadas o funcionando a media máquina por falta de mantenimiento durante años.
Ese déficit, agregó la fuente, obliga a la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) a aplicar racionamientos de energía en el interior del país con cortes diarios de 4 y 6 horas de duración.