Aura Hernández es una madre guatemalteca que para evitar su deportación, vive refugiada en una iglesia de Nueva York. La autoridades migratorias le advirtieron en 2017 que debía salir de Estados Unidos por no tener los requisitos legales para convertirse en residente.
Asegura que permanecerá en el santuario hasta resolver su estatus migratorio, para así poder darle un mejor futuro a su pequeña hija, que nació en territorio estadounidense en el año 2016.
Hernández confesó que fue abusada sexualmente por un presunto oficial de migración, por lo que exige una investigación.
Nació en Guatemala y emigró en el año 2005, con el fin de cumplir su sueño americano.
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