Para tratarse de alguien a quien hasta hace muy poco se le auguraba un retiro prematuro, Mike Trout ha demostrado estar en muy buena forma y bastante recuperado de aquellas dolencias que le afligían. Hace un par de meses, la súper estrella de los Angelinos de Los Ángeles fue diagnosticada con una disfunción costovertebral en L5.
El pelotero fue ingresado en la lista de lesionados, inicialmente, por espasmos en la espalda que luego se convirtieron en inflamaciones de la caja toráxica, lo que encendió todas las alarmas y provocó que el jugador fuera puesto en manos de especialistas.
Este extraño síndrome se origina en la articulación que se encuentra en la cabeza de las costillas y se une al cuerpo vertebral. Se puede producir por traumatismos en el tórax o en la columna, por una compresión nerviosa-vascular, por anomalías de la estructura anatómica o por la presencia de algún tumor. A menudo, suele ser relacionada también con la espondilitis anquilosante.
Sin embargo, el outfielder siempre mantuvo una actitud positiva sobre esto, agradeciendo la preocupación de su entorno, pero asegurando que era algo producto de hacer demasiados swings, además de reconocer que había estado jugando con las molestias que se fueron acentuando. “Mi carrera no está terminada. Tengo que seguir mi rutina para prevenir que vuelva este problema. Todos los días estoy mejorando”.
Y vaya que tenía razón: Trout fue reactivado por los serafines el pasado 19 de agosto, después de más de un mes alejado de las actividades de beisbol; desde entonces, el toletero no ha hecho más que recuperar el tiempo perdido.
El –tres veces– ganador del premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana, cerró el pasado mes con promedio de .277, cuatro cuadrangulares y siete producidas, para llegar a 28 estacazos en la temporada y 58 fletes.
No obstante, lo que ha venido haciendo en este primer tramo de septiembre, es algo digno de enmarcar, por el derroche de condiciones físicas y de poder que ha demostrado en el terreno. Con excepción de los dos primeros compromisos del mes –y omitiendo su desempeño en el encuentro de anoche– Trout encadenó una seguidilla de siete juegos consecutivos con al menos un vuelacercas.
Se dice fácil, pero no es cualquier cosa lo que consiguió el estelar jardinero central. Con sus siete bambinazos en días consecutivos, Trout empató la segunda mejor marca, al convertirse en el noveno bateador –de ambas ligas– en conseguir tal seguidilla; el último bateador en conseguirlo, había sido Joey Votto la temporada pasada (2021).
El récord es de ocho juegos al hilo conectando al menos un batazo de cuatro esquinas y es compartido por tres hombres: el primero fue Dale Long, de los Piratas de Pittsburgh (1956); que posteriormente fue emulado por Don Mattingly de los Yankees de Nueva York (1987) y Ken Griffey Jr. con el uniforme de los Marineros de Seattle (1993).
Tanto en junio, como en agosto, Trout ya había dado señales de que podría lograr algo así, ya que en ambos meses tuvo rachas de tres juegos seguidos volándose la barda; cabe acotar que, en ambos casos, el pelotero se fue para la calle en cuatro de cinco enfrentamientos.
Ahora sí haremos alusión a la jornada de este martes, ya que el toletero no pudo entrar en la historia como el cuarto jugador con una racha de ocho juegos largando cuadrangular. Trout se fue en blanco en tres turnos, con un boleto, como segundo en el orden; los rivales de turno eran los Guardianes de Cleveland.
Claro que, el hecho de ver cortada la racha, no quiere decir que lo conseguido por el bateador deja de tener importancia, ni mucho menos que vaya a apagarse ofensivamente. Quedará por verse, si el rostro más famoso del beisbol actual es capaz de mantener su buen momento.