En el año 2011 el fallecido presidente Hugo Chávez ordenó el cierre de los casinos y bingos que existían en Venezuela, por considerarlos “sitios de perdición que solo servían para enriquecer a los burgueses”. En ese momento la decisión dejó sin empleo a más de 100 mil venezolanos en todo el territorio nacional, según información ofrecida por el Sindicato Nacional de Trabajadores de Bingos y Casinos de Venezuela.
Ante la crisis económica que existe hoy en día en el país, el gobierno de Nicolás Maduro tomó la decisión de permitir la operación de 30 casinos dentro del territorio nacional. Sin embargo, en esta primera etapa de aperturas solo habrá presencia en los estados Lara, Nueva Esparta, Aragua, Bolívar, Barinas, Miranda, Portuguesa, Falcón, Anzoátegui y el Distrito Capital.
Esta decisión tenía varios años en estudio, ya que en 2018 cuando Maduro estuvo presente en la reinauguración del Hotel Humboldt en el Parque Nacional El Ávila reveló que en las instalaciones habría una sala de juegos, la cual funcionaria únicamente con el criptoactivo Petro.
De manera extraoficial se pudo conocer que los 30 casinos trabajarán única y exclusivamente con divisas (dólares o euros), dejando a un lado la intención del gobierno de instaurar el uso de la criptomoneda nacional.
Desde el sector oficial han querido justificar la medida bajo el argumento de que a través de los casinos se impulsará la economía nacional. No obstante, especialistas en la materia han señalado que no hay nada más alejado de la realidad porque estos no tendrán ningún impacto dentro del producto interno bruto (PIB).
El economista Manuel Sutherland asegura que la licencia otorgada a estos casinos que se instalarán en Venezuela son una medida “desesperada” por parte del gobierno de Maduro para obtener divisas en efectivo, puesto que la debacle de la industria petrolera no les permite tener el mismo flujo de caja que poseían en años precedentes.
“La medida realmente no es una ayuda a la economía ni va a hacer crecer al país, pero lo que sí puede generar son algunas divisas que el gobierno necesita por la caída de los ingresos y de la actividad económica. También podrían generar unos cientos de empleos; sin embargo, habría que tener cuidado porque en 2011, cuando Hugo Chávez ordenó el cierre de los casinos, más de 100 mil trabajadores se quedaron sin sus empleos”, comentó.
Expresó que los casinos son sinónimo de actividades y negocios “oscuros” no solo en Venezuela, sino también en otras partes del mundo.
“El problema de los casinos y bingos es que son sitios donde el lavado y la evasión de impuestos son muy grandes. Son sitios donde se pueden hacer economías ilegales, incluso hacer cualquier tipo de trabajo parafiscal. Por eso las autoridades deben estar muy atentas al funcionamiento de estos establecimientos y hacerlos trabajar totalmente apegados a las leyes”, explicó.
Insistió en que la principal sombra que tendrían los casinos y bingos en Venezuela sería el lavado de dinero.
“Un ejemplo muy gráfico de cómo se puede lavar dinero en un casino es el siguiente: si a un secuestrador le pagan un rescate en dólares, puede ir fácilmente a cualquier de estos casinos, cambiar las divisas en fichas, jugar un rato y, posteriormente, cambiar nuevamente las fichas por los dólares y automáticamente ese dinero estaría límpido. Así como este ejemplo hay muchos más, por eso las autoridades deben estar muy atentas y aplicar las sanciones correspondientes en caso que se cometan delitos y evasiones fiscales”, precisó.
Sutherland indicó que la medida sería una forma de abrir nuevos negocios, como ha sucedido con los bodegones, lo que lograría “alguna movilidad en un una economía muy deprimida”.
En cuanto al tema sanitario y la pandemia de la COVID-19, el especialista aseguró que estas salas de juego podrían tener consecuencias sanitarias importantes.
“Los casinos generalmente son sitios cerrados y hay grandes aglomeraciones de personas en espacios pequeños. En una población muy poco vacunada como la nuestra y con escasos recursos para atender emergencias, esto podría traer consecuencias importante para la salud de los venezolanos”, dijo.
¿Dónde están ubicados?
Hasta la fecha ha transcendido que la mayoría de los casinos y salas de juego que serán abiertos en 10 estados del país estarán instalados en hoteles y centros comerciales.
Nueva Esparta: Charaima, Caribe Plaza y Hotel Concorde.
Lara: Restaurant Tiuna, Hotel Lidotel y Hotel Jirajara
Falcón: Hotel Baywatch y Casino Tucacas.
Barinas: Center Llanos.
Portuguesa: Hotel Eco INN.
Carabobo: Hotel Intercontinental Valencia.
Zulia: Hotel Intercontinental Maracaibo, Hotel Maruma, Casino Del Sur.
Anzoátegui: Sun Casino.
Bolívar: Casino Guayana y Casino Roraima.
Aragua: Hotel Pipo, Casino Platinum y Casino Ballagio.
Miranda: Casino Coliseo, Bingo Macaracuay, Casino Buenaventura (Guatire), Casino La Urbina, La Cáscara, Hotel Tamanaco, Hotel Eurobuilding.
Distrito Capital: Hotel Dubai, Hotel Waldorf y Conami.
Hay que tener cuidado
HispanoPost conversó con un exgerente de uno de los principales casinos que operaban en Caracas, quien afirmó que las actividades que se daban en estos sitios de juego no eran legales.
La fuente, quien pidió mantener su nombre en reserva por razones de seguridad, aseguró que al enterarse de la medida tomada por el Ejecutivo nacional supo que existía mucho dinero de por medio.
“Cuando escuché que los casinos volverían nuevamente me puse en contacto con algunas personas ligadas a ese mundo y ellos me dijeron que para lograr una licencia se tenía que disponer de al menos dos millones de dólares. A eso debemos sumarle la inversión que se debe hacer para las máquinas, las mesas de juego, la contratación de los trabajadores. En fin, este tema de los casinos no es para gente pobre”, comentó.
Explicó que dentro de los casinos, sobre todo en Venezuela, hay presencia de trabajadoras sexuales y personas que se cuelan a vender algún tipo de droga o sustancias ilegales y recordó que “la casa siempre gana”.
“En un casino el 80% de lo que se juega se queda en la casa, solo el 20% se reparte entre las personas que ganan en las máquinas traga monedas o los bingos. En el casino donde trabajé hace muchos años la orden era que cualquier persona que se encontraba en una mesa y ganaba mucho había que vigilarla, incluso cambiar al jefe de sala o al croupier porque podría existir algún trato con el jugador de la mesa y luego se dividían la ganancia”, indicó.
Sin embargo, admitió que se alegra porque muchas personas que hoy en día están pasando trabajo y que trabajaron antes en los casinos puedan volver y tener un salario decente que, además ,se redondea con las propinas. “En mi caso particular no me gustaría volver a ese mundo porque, además, es muy absorbente y agobiante”, dijo.
Pronosticó que ante la crisis económica que atraviesa el país serán pocos los casinos que sobrevivan.
“Hace 10 años, muchos venezolanos de clase media asistían a los casinos y jugaban bingo, se distraían y la inversión en algunos casos no era mucho. Sin embargo, hoy se habla de que todos los casinos operarán exclusivamente con dólares, lo que hará más difícil que las personas asistan a los casinos. Esto será una limitación y estoy seguro que en ciudades pequeñas, donde hay tres o cuatro casinos, quizás pueda sobrevivir uno porque, como ya mencioné, la inversión es bastante alta”, insistió.