Los colegios privados experimentan una caída en las inscripciones debido a la migración de los alumnos a planteles públicos, pues los padres y representantes no pueden pagar las mensualidades, aseguraron afectados que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
«Tengo un niño y una niña y se me ha hecho imposible cancelar la mensualidad de la escuela», contó una empleada pública en San José.
Explicó que «para los chamos será difícil el cambio porque dejan a sus antiguos compañeros de clase, pero el gasto de educación me descuadra el presupuesto familiar».
En Candelaria, un matrimonio narró que inscribirán a sus dos hijos, quienes pasaron a tercero y cuarto grado, en una escuela pública.»El colegio privado donde estaban nos tuvo mucha paciencia con los retrasos de pago de las mensualidades, pero con un ingreso de 200 dólares al mes resulta cuesta arriba asumir el gasto de la educación privada», sostuvo el esposo.
Directores de varios colegios privados en Caracas confirmaron que algunos padres y representantes habían decidido retirar a los hijos del plantel alegando no poder correr con ese gastos. Según la Asociación de Institutos Educativos Privados (Andiep) entre 2018 y 2021 hubo una reducción importante en la matrícula. Históricamente el número de inscritos era de 3,2 millones de niños y adolescentes, cifra que cayó a 1,2 millones como consecuencia de la diáspora y las dificultades económicas de las familias en Venezuela.
Orlando Alzuru, directivo de la Federación Venezolana de Maestros, manifestó que es lógica la decisión de los padres de cambiar a sus hijos de la educación privada a la pública cuando el ingreso -incluso el de los docentes- pierde el poder de compra abatido por la inflación. «De nada vale aumentar los sueldos si el alto costo de la vida no es controlado», recalcó el representante de la FVM.
Advirtió que el regreso a clases por el año escolar 2022-2023 luce complicado debido a que solo 6.000 de los 29.000 planteles públicos del país llenan las condiciones adecuadas en su planta física y dotación. Recordó que el cierre y la poca vigilancia en los centros educativos durante la pandemia de la COVID-19 propició el vandalismo y los robos deteriorando las instalaciones.
A esto se suma la falta de mantenimiento y abandono por años. Las condiciones deficientes las sentirán más los alumnos provenientes de la educación privada, pues los colegios de donde vienen están en buenas condiciones.
Alzuru alertó que la crisis económica golpea con mayor fuerza a los hogares en pobreza crítica, lo cual fomenta la deserción escolar. «El ingreso en ese sector de la población es tan bajo que los padres no envían a los hijos a la escuela porque no tienen para costear el pasaje ni los alimentos», deploró el dirigente gremial.
Asimismo, advirtió que muchos de los 400.000 docentes en el país tienen serias dificultades para acudir a las escuelas por la falta de transporte público y/o la imposibilidad de pagar el pasaje.
Según los cálculos de la FVM, hay 5 millones de alumnos de educación preescolar, primaria y bachillerato en las escuelas y liceos públicos venezolanos.