La prolongada cuarentena ordenada por la administración de Nicolás Maduro como consecuencia del COVID-19 ha sido un duro golpe económico para los comerciantes de bienes y servicios no esenciales. Esta situación llevo a varios afectados en el centro de Caracas a trabajar con los locales semiabiertos.
Los comerciantes, que pidieron no mencionar sus nombres, señalaron que fue ya al borde de la quiebra que se les ocurrieron soluciones alternativas, respetando las exigencias de la cuarentena, para paliar la difícil situación económica.
En el recorrido por las calles se ven los negocios cerrados, pero de repente se abre una pequeña puerta de la santamaría y por ella sale o entra una persona.
«Hemos extremado la higiene dentro del local. Atender cada cliente implica pasar coleta con cloro y desinfectar todos los implementos con calor después cada uso», explicó un barbero.
En una peluquería las clientes deben llamar primero por teléfono para que les indiquen cuando deben ir. «Hacemos todos los servicios: lavado, corte, tinte y mechas en el cabello, además de las uñas de manos y pies. Pero no podemos tener mucha gente en el local y todos debemos llevar tapabocas todo el tiempo».
«Las peluqueras trabajan más rápido que de costumbre y nada de tertulias. Pero vale la pena ya parecía una bruja con el pelo y las uñas sin arreglar», narró una cliente.
En las ferreterías y tiendas de repuestos también se hace el contacto y telefónico previo y los compradores ingresan al establecimiento uno por uno y con las previsiones sanitarias de rigor. «Es un alivio porque puedo comprar los repuestos para reparar los aparatos y así no me quedo sin trabajo», refirió un mecánico que arregla electrodomésticos a domicilio.
Una zapatería abrió la mitad de la santamaria y alli, a pocos pasos de la entrada, el dueño coloco unas pimpinas con cloro, detergente y shampú. «La gente trae su propio envase. Con la venta de estos productos pago el local, los impuestos -que te los cobran así estés parado- además de obtener un ingreso para mantener a la familia», dijo.
En el zaguán de una casa donde esta una tienda de ropa, el comerciante optó por vender «mientras pasa esta cuarentena» huevos y otros alimentos no perecederos como harina de maíz y de trigo, azúcar, café, pasta y arroz.
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