Más de diez años estuvieron rotas las relaciones diplomáticas de Venezuela con su país vecino, Colombia, luego que en 2010 se profundizaron las diferencias entre los mandatarios para dicha fecha, Álvaro Uribe y el fallecido Hugo Chávez, por la presunta presencia de miembros del grupo insurgente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en territorio venezolano.
Esta ruptura se mantuvo aún durante los mandatos de Juan Manuel Santos e Iván Duque (Colombia) y Nicolás Maduro (Venezuela), pero culminó el pasado 8 de agosto de 2022, cuando tras el triunfo del izquierdista Gustavo Petro, en la presidencia neogranadina, fueron resueltas las diferencias ideológicas entre estos países y, por tanto, ambos jefes de Estado, Petro y Maduro, designaron a sus respectivos embajadores para retomar la diplomacia bilateral.
Siendo Colombia el país que mayor cantidad de migrantes venezolanos ha albergado, en esta cruenta cruzada contra la crisis económica, social y política por la que atraviesa Venezuela, desde hace también más de una década, la designación del excanciller Félix Plasencia ante Colombia y el exsenador Armando Benedetti como embajador colombiano en Venezuela, supuso un cúmulo de expectativas tanto a favor como en contra de la reanudación de las relaciones bilaterales.
A mediados de julio pasado, Migración Colombia estimó que cerca de 2.500.000 habrían tomado al vecino país como nuevo domicilio, de los cuales, aproximadamente, 300.000 aún se mantienen a la espera para regularizar su estatus migratorio. Esta reactivación y normalización de las relaciones entre ambas naciones significa, entre otras cosas, la reapertura de los pasos fronterizos oficiales, el intercambio comercial legal, la posibilidad de regularizar y oficializar el estatus de quienes emigraron a Colombia.
La designación de nuevos embajadores fue objetada por el ala de la oposición venezolana que secunda al llamado gobierno interino de Juan Guaidó, mientras que la mayoría de quienes adversan a Maduro se mantuvieron expectantes, ante la necesidad de que el nuevo gobierno colombiano dé continuidad a los planes y ayudas iniciadas por Duque en pro de los migrantes venezolanos.
Los tratados que ya fueron establecidos por el gobierno anterior (Duque), no pueden ser disueltos por el nuevo inquilino de la Casa de Nariño, en este particular, anteriormente el politólogo y coordinador del Centro Gumilla en el estado Lara, Piero Trepiccione, le declaró a HispanoPost que, los venezolanos en Colombia, “en lugar de temer deberían estar contentos y a la expectativa del restablecimiento de las relaciones porque eso va a facilitar el retorno de los vuelos aéreos, la normalización de la apertura de pasos fronterizos oficiales, la normalización de la documentación requerida”.
Asimismo, de acuerdo a lo referido en el más reciente informe del International Crisis Group (ICG), Petro buscó normalizar las relaciones con Venezuela, incluso desde antes de erigirse como presidente, así como, “cooperar con los donantes internacionales para mejorar la protección de los migrantes venezolanos”, evitando que los mismos sean víctimas de la xenofobia o reclutados por los grupos violentos e insurgentes.
No obstante, pareciera que la intención de ambos diplomáticos es rendir tributo a sus cargos y beneficiar a sus coterráneos en ambos países. Tras una reunión en Caracas, el colombiano Benedetti, aseveró que se había discutido “la urgencia de restablecer los lazos de amistad que nunca se debieron romper».
“No ha cambiado nada”
Aunque muchas de las expectativas en torno a este nuevo gobierno no parecían positivas, muchos conocedores de la materia celebraron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, porque ciertamente esto supone mejoras tanto para los venezolanos que se ha residenciado en el vecino país, como para quienes continúan en Venezuela, ya que las relaciones comerciales también deberían mejorar a partir de este cambio.
No obstante, molestan las similitudes entre Petro y Maduro, en especial a quienes adversan al segundo; por esto, para el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Benigno Alarcón, pareciera que no hay cambios en lo que ya se tenía establecido. Asimismo, consideró que la victoria de Petro pareciera ser negativa para la oposición: “Creo que nada es distinto a lo que se esperaba. Petro ha estado y seguirá estando más cerca de Maduro que de la oposición a Maduro”.
Añadió: “Hay que recordar que Colombia es un país dividido y polarizado, por lo que, habrá un sector en Colombia, sobre todo, que no apoyó a Petro, que se opondrán a toda la reconstrucción de la alianza entre el gobierno colombiano y el de Maduro. Es evidente, que con el triunfo de Petro, la oposición venezolana perdió a uno de sus principales aliados en el conflicto con Maduro”.
Alarcón, reiteró la posibilidad de que las decisiones asumidas por Petro, buscarán beneficiar a Maduro: “A partir de ahora lo que toca esperar es que toda decisión que tome el gobierno colombiano se incline más a favor de Maduro y menos en favor de la oposición. A todo evento, es importante recordar que hasta ahora las instituciones colombianas han demostrado ser muy sólidas, lo cual limita el juego de Petro de manera importante”.
Aunque considera que la prudencia podría ser el arma que use Petro para defenderse de algún posible error que pudiera afectar su gobierno, por causa de su amistad con Maduro: “Creo que Petro entiende muy bien la situación, conoce las vulnerabilidades de su mandato, los prejuicios justificados o no en contra de él y de lo que podría ser su política tanto interna como externa, y es predecible que se moverá con prudencia”.