Ser joven en Venezuela es definitivamente aterrador, a menos, claro, que forme parte de ese selecto grupo de enchufados o testaferros del régimen, esa pequeña élite que hoy se define como «La Venezuela Premium».
El resto de los mortales se encuentra en una encrucijada. Por un lado, tomar la ruta de los caminantes y desafiar las inclemencias de la geografía latinoamericana, sorteando organizaciones de trata de personas que operan a lo largo y ancho de los países receptores con la complicidad de unos cuantos delicuentes en el país; enfrentar los episodios de xenofobia que recrudecen cada día, intensificados con la expansión del Tren de Aragua que, cual espada de Bolivar, camina por América Latina, dejando nuestro gentilicio por debajo del subsuelo y despertando la desconfianza natural de quienes antes mostraban solidaridad.
Algunos de nuestros jóvenes, con apoyo familiar, lograron llegar a otros continentes o al norte de América. Allí no son los «pequeños empresarios» que abundan en Venezuela, pero despojados de cualquier calidad de vida en su terruño valoran y aprecian la del suelo ajeno más que sus propios habitantes y, aun cuando trabajan más de ocho horas diarias con jornadas laborales muy duras, no cambiarían la calidad de vida disfrutada por una tajada de la burbuja capitalista salvaje de Venezuela.
La otra ruta de la encrucijada es quedarse en suelo patrio, consolidar un proceso de resignación o resiliencia, conscientes de que vivir fuera de la burbuja es renunciar a cualquier aspiración a tener calidad de vida, de progresar como profesional y aportar tus conocimientos a un país en desarrollo, productivo, que respeta la naturaleza y el medio ambiente, pero que se enrumba con las nuevas tecnologías hacia un futuro sólido de progreso social y económico.
En cambio, opta por adaptarse al sistema, donde la mejor opción es convertirse en emprendedor, desarrollar una pequeña actividad comercial, contando con las redes sociales -cuando el Internet lo permite- como aliadas para posicionar su emprendimiento y obtener unos cuantos dólares para la subsistencia. Y si todo sale bien, con suerte y tiempo poder cursar estudios universitarios, porque nunca se debe perder la esperanza de tener un futuro mejor.
Claro, siempre está la opción de ser parte de la Chamba Juvenil, concebida para un sector aún más empobrecido, que a duras penas logró obtener un título de bachiller, pero que no poseen un mínimo capital para ser emprendedores, con suerte optarán por ser parte de las cuadrillas de aseo y mantenimiento de las calles y avenidas, lo cual siempre será un trabajo digno mientras tenga la remuneración correspondiente, acorde con el trabajo realizado. Pero como en Venezuela no existe el salario y los trabajadores son esclavos del siglo XXI, vaya usted a saber cómo les pagan a los muchachos.
Otro segmento, aún más pobre y excluido, será captado por las bandas armadas que operan en nuestros barrios, para actividades criminales, con una expectativa de vida muy corta.
En el horizonte inmediato viene en camino una generación de jóvenes gravemente afectados de manera irreversible por la desnutrición. Ellos merecen toda nuestra atención y esfuerzos para frenar este holocausto contra nuestros niños y adolescentes.
Es así como se debate la juventud venezolana su futuro, en otra celebración más de su efeméride.
Tratar de mirar al futuro, sin posibilidades ciertas de tener un proyecto de vida, con circunstancias tan adversas, sin duda derrumba el optimismo y la fe, pero nuestra juventud es tan grandiosa que todos los días se sobrepone a sus circunstancias, nos alegran los días con cada triunfo y conquista donde quiera que están, siendo exitosos en tantos lugares inesperados, plantando nuestra bandera y nuestro nombre junto a cada éxito alcanzado. Son muchas y alentadoras, emocionantes y vibrantes las noticias que llegan de jóvenes venezolanos siendo grandes y victoriosos.
Como si esto fuera poco, miles de jóvenes que siguen en Venezuela se mantienen firmes y esperanzados en el futuro, luchan desde las universidades y desde las organizaciones sociales y políticas, por el regreso de la libertad y la democracia en Venezuela. Muchos están encarcelados, incluyendo jóvenes militares, otros han sido brutalmente asesinados por la dictadura, pero miles siguen en las calles con valentía y dignidad.
Desde aquí felicitamos a los jóvenes venezolanos que cada día libran muchas Batallas de la Victoria, desde cada rincón del planeta, ustedes son Bienaventurados, de ustedes será la Venezuela Digna del futuro!
¡Feliz Día Juventud Venezolana!