Desde que en Venezuela fue decretado el estado de alerta por la entrada de la COVID-19 en marzo de 2020 al país, la pandemia ha reportado más de 440.000 casos positivos, con una tasa de mortalidad aproximada de 5.360 ciudadanos, según datos oficiales del Ministerio de Salud.
A mediados de cuarto trimestre de 2021 se comenzó a hablar de ómicron y aunque muchos aseguran que se trata de una variante con sintomatología más leve en comparación con delta, una de las más fuertes, los expertos invitan a la ciudadanía a no confiarse, ya que puede ser tanto o igual de mortal que el resto de las mutaciones del Sars-Cov-2.
HispanoPost conversó con Manuel Figuera, médico internista e infectólogo y presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), para aclarar las dudas sobre los síntomas más frecuentes de ómicron y por qué la gente suele confundirla con un resfriado común.
-¿Cuáles son los síntomas de ómicron?
Clínicamente no hay manera de diferenciar las distintas variantes de COVID-19 de un resfriado común o gripe influenza. Hoy en día, desde el punto de vista tecnológico, hay que sospechar una infección de COVID-19 y más que nunca de ómicron por lo contagiosa que es en cualquier persona que tenga cualquier síntoma de infección respiratoria en general.
Si alguien tiene dolor de garganta, congestión,solo tos o malestar general con fiebre, hay que sospechar, evidentemente, de una infección por COVID-19. Clínicamente, insisto no hay manera de diferenciar entre variantes.
-¿Por qué la gente tiende a confundir ómicron con una gripe o un ataque de alergia?
Ómicron, eventualmente, produce menos pérdida del olfato y el gusto, pero si alguien pierde el olfato y el gusto no necesariamente implica que no sea ómicron. Buscar diferenciar por clínica o por síntomas las variantes es inadecuado. Hoy en día todo el mundo debe considerar que tiene COVID-19 ante el más mínimo síntoma de infección respiratoria.
La gente tiende a confundir ómicron con otros problemas por falta de conocimiento o información al respecto. Desde que empezó la pandemia, las distintas sociedades médicas hemos insistido en que los síntomas respiratorios que para algunos puede ser una gripecita, otros los llaman ‘sereno’, es COVID hasta que se demuestre lo contrario. Alguien que solo tenga dolor de garganta y congestión o estornudos y malestar general, algo de fiebre con tos, puede ser COVID-19 en el contexto epidemiológico.
-¿Ómicron, solo es «leve» en las personas vacunadas, o es una condición general de esta variante?
Considerar que ómicron es leve, es relativo, porque la consideramos leve en relación con otras variantes de COVID-19, pero como proceso infeccioso respiratorio es altamente contagioso. Es verdad que muchas personas tienen una infección con características leves o moderadas sin criterio de hospitalización, pero también la población está muy distinta que al principio de la pandemia. Hay muchas personas vacunadas, muchas personas que han tenido la infección y tienen de algún modo cierta protección o inmunidad al respecto, por supuesto que eso ha colaborado.
-¿Es posible decir que ómicron tiene un menor rango de afectación al paciente?
La variante tiene elementos que han hecho que no afecte tanto a los pulmones y afecte más los bronquios y las vías respiratorias superiores. Está produciendo menos neumonía, menos inflamación pulmonar, menos insuficiencia respiratoria y por eso las hospitalizaciones son menores que con otras variantes, pero eso no significa que no haya personas que sí se puedan complicar y sí puedan fallecer por ómicron.
No nos podemos confiar porque si proporcionalmente produce menos hospitalizaciones, no significa que no las produzca y si llegan a ocurrir muchísimas infecciones en poco tiempo, claro que hay riesgo de colapso en los centros de salud.
– ¿Que se sabe de la nueva variante hallada en Chipre, llamada deltacron?
Lo de deltacron es un manejo mediático, no se sabe absolutamente nada. Fue una entrevista de un científico por radio, pero realmente desde el punto de vista científico no ha habido información de qué es exactamente. Igual a lo que ha pasado con flurona, que es un término no médico utilizado por los medios. Igual a lo que pasó con el Hhongo negro, que es otro término no médico utilizado por los medios. A veces hay un manejo informativo exagerado que pareciera buscar atraer seguidores y que al final ese amarillismo no es necesariamente positivo.
Genera más infodemia, más sobrecarga informativa, angustia en la población y no necesariamente es una información relevante o que implique preocupación. Hay que tener equilibrio informativo y a veces eso no ocurre a nivel de los medios.
– ¿Podría ser Óómicron el «principio del fin» de la pandemia?
Siempre ha habido con otras variantes unas olas y después bajan. Aparece otra variante y sube. Lo preocupante es que cuando ocurren tantos casos al mismo tiempo, por supuesto que el virus va a tender a mutar, a cambiar. En la medida que afecta cada vez a nuevas personas, tiene más chance de cambiar y pudiéramos tener el advenimiento de una nueva variante con características distintas que pudiera generar una nueva ola de casos.
Pensar que ómicron es el fin, es muy aventurado todavía. Tenemos que ver cómo siguen evolucionando las cosas. No hay manera de adivinar el futuro, pero sí podemos tomar medidas para que el futuro no sea peor. En la medida que tengamos mejores tratamientos, usemos las vacunas que tenemos de manera adecuada, colocándonos el refuerzo, quizás aparezca otro tipo de vacuna, tendremos un mejor control de la pandemia.
Muchos consideramos que COVID llegó para quedarse como enfermedad y así como pasó con la gripe de la pandemia de 2009, la Influenza A el H1N1, el SarsCov2 como proceso infeccioso va a seguir generando casos en las personas en el tiempo, pero quizás no con un impacto tan alto en un futuro.
– ¿Se puede decir que al recibir las dosis completas de vacunas, dejan de ser un «problema» las variantes que fueron halladas al mediados del año pasado? ¿La sintomatología será leve siempre tras la vacuna?
Las vacunas lo que están logrando en la gran mayoría de los vacunados es evitar la evolución hacia una enfermedad severa, hacia los requerimientos de hospitalización e incluso hacia complicarse y morir por COVID-19. Las vacunas están salvando las vidas de la mayoría de los vacunados, no de todos. Hay personas que no generan buena inmunidad con las vacunas porque ya tienen edad avanzada o que tienen distintas condiciones de salud, por eso es que está apareciendo la necesidad de terceras dosis o refuerzo en estas personas.
Entendemos también que la duración de protección de las vacunas no ha sido tan larga, pareciera que pierde parte de su potencia a los seis meses y por eso hay que colocar nuevas dosis. Las vacunas solas no controlan el problema, eso lo vemos en países como Estados Unidos. Pero el problema no se controla porque no hay manera de vacunar a toda la población y, adicionalmente, porque las vacunas no están evitando el contagio.
– Entonces, tras casi dos años de pandemia, ¿cuál es la recomendación?
La mascarilla es lo fundamental para evitar el contagio. Mantener la distancia, hay que procurar estar en espacios abiertos y ventilados, evitar las aglomeraciones y si uno tiene que estar en un sitio cerrado, como el transporte público, hay que usar las mejores mascarillas para tener una mejor protección.
Otra cosa importante es que si una persona tiene síntomas de este tipo leves, debe buscar hacerse el examen para tener aislamiento y decirles a los contactos estrechos que probablemente deben hacer cuarentena. De manera de buscar a los positivos para que se aíslen y se pueda contener el contagio.
Mientras las personas que tengan síntomas leves consideren que no tienen COVID-19, no vamos a contener el problema porque estas personas están contagiando a otras personas y así sucesivamente.