El escenario político venezolano en esto días se ha complicado un poco más de lo común. Mientras la oposición se preparaba, con el apoyo de la comunidad internacional, para entablar un nuevo proceso de diálogo y tender posibles puentes con la administración de Nicolás Maduro que lleven a la negociación de un acuerdo para solucionar la crisis nacional, el dirigente de Voluntad Popular, Freddy Guevara, fue detenido por cuerpos de seguridad del Estado y al menos media docena de dirigentes de ese mismo partido han sido acusados de terrorismo.
Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de Maduro, acusó el pasado martes a Freddy Guevara, Gilber Caro, Alfredo Jimeno y Luis Somaza, todos de VP, de tener presuntamente implicaciones en los hechos violentos que se desarrollaron la semana pasada en la Cota 905, durante los enfrentamientos armados entre policías y delincuentes de bandas criminales que mantenían el poder en el sector.
Esta situación, a juicio del analista de International de Crisis Group, Phil Gunson, fue poco convincente: “Incluso antes de la detención de Guevara no me convencían las versiones que hablaban del comienzo inminente de negociaciones facilitadas por México. Creo que el gobierno de Maduro tiene poco interés en abrir una ronda de negociaciones en este momento con una delegación que represente el llamado gobierno interino. Es poco lo que podría ganar y el costo podría ser, entre otras cosas, darle más oxígeno a una facción de la oposición que ha calificado abiertamente de terroristas”.
Aseguró que la intención de la administración madurista es crear y fortalecer la división en la oposición: “Ha habido un endurecimiento evidente en las acciones y el discurso del gobierno en estos días, que contrasta con la relativa apertura que habíamos visto, particularmente en lo que se refiere a condiciones electorales. En general, el interés del gobierno está en mantener dividida a la oposición, de tal manera que ni las elecciones de noviembre ni las negociaciones «integrales» (si se dieran) representen una amenaza a su permanencia en el poder”.
El politólogo y coordinador del Centro Gumilla en el estado Lara, Piero Trepiccione, afirmó que se trata de un interés máximo de dividir a la oposición. “Es una manera de manejar la estrategia política para seguir debilitando y profundizando las diferencias en el mundo opositor venezolano. Está claro que Nicolás Maduro sabe que, en términos de opinión pública, él representa una minoría en cuanto al apoyo popular y que, en una eventual elección con amplia participación popular, evidentemente tendría muchas menos posibilidades de posicionar sus candidaturas que en un escenario de baja o mediana participación”.
Dijo que la narrativa de división se fortalece. “Por eso, trata de manejar una narrativa enfocada todos los días a seguir dividiendo no solo al mundo opositor venezolano, sino a romper la relación que se pudiera gestar entre el descontento generalizado de la población con alguna direccionalidad política en particular, en pleno proceso de negociación para fortalecer su posición de poder en el tablero”.
¿Qué podría pasar más adelante?
En este momento se está a la expectativa de lo que va a pasar en el panorama político venezolano tras lo sucedido. Por eso, Trepiccione insistió en que los señalamientos de la administración madurista contra los opositores solo buscan desviar la atención de la realidad que se vive en el seno de Miraflores y que la intención se centra en: “Transmitir la responsabilidad de deterioro institucional del país y la disminución de la gobernabilidad en determinadas zonas del territorio nacional a terceros y no asumiéndolo como tal”.
El objetivo, a su juicio, es también “desacreditar al liderazgo de la oposición, sembrar la duda en relación a un tema que es responsabilidad absoluta del gobierno, que se les escapó de las manos, y fortalecer a su base partidaria, creando una narrativa de culpabilización a terceros y no asumiendo su propia responsabilidad, dirigiendo la responsabilidad a sectores distintos al gobierno”.
Gunson, por su parte, no descartar la posibilidad de que, a pesar de lo ocurrido, se retomen las negociaciones: “Queda por verse si se retoma el camino de la relativa apertura o si el endurecimiento se convierte en una tendencia de más largo plazo. También habrá que ver cómo reaccionan las dos alas de la oposición, la que favorece la participación electoral y la que insiste en las negociaciones facilitadas por Noruega”.
La jugada comunicacional de Maduro
Sobre la insistencia de la locutora del canal del Estado de adjudicarle a Luis Parra y José Brito las representatividades de Primero Justicia y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), respectivamente, durante un encuentro con Nicolás Maduro el pasado lunes, Trepiccione insistió en que todo es parte de la estrategia comunicacional que adelanta Maduro para fortalecer su poder.
“Eso es parte del juego: dividir a la oposición, judicializar la política, colocar actores que han estado en un formato de opositor conveniente para el gobierno y que no representan al mundo opositor mayoritario”, agregó.
Sostuvo que se trata de una “jugada de comunicación política para confundir y mostrar, por una parte, que estás mejorando las condiciones electorales, por ejemplo, la devolución de la tarjeta de la MUD, y al mismo tiempo estás mostrando el interés de entregar la representatividad política de partidos opositores a una oposición hecha a tu medida, con mayor capacidad de control”. ·Una estrategia de comunicación política que está perfectamente articulada por Nicolás Maduro”, aseveró.
Intereses y alianzas internacionales
Jorge Rodríguez también señaló al presidente de VP, Leopoldo López, exiliado en España, y al presidente de Colombia, Iván Duque, de mantener nexos con los delincuentes de la Cota 905 y estar involucrados con el asesinato del presidente de Haití. Todo esto, para los analistas políticos, es una patada a la mesa de parte de Maduro; mientras Juan Guaidó, asegura que la dinámica para activar el Acuerdo de Salvación Nacional se mantendrá y continuará a pesar de estos señalamientos.
Trepiccione aseguró que todo se debe a los intereses y alianzas internacionales. “Hay un juego geopolítico global sobre el caso venezolano y, sobre todo, el continente latinoamericano. Es un juego de poder de diferentes potencias, donde se crean bloques de apoyo que buscan responsabilizar a otros bloques que no están alineados a esos intereses geopolíticos globales. El presidente Duque tiene una relación cercana con Estados Unidos, que es un país enfrentado a los intereses geopolíticos rusos y chinos en América Latina. En ese juego se mueven las fichas y apuntalan las responsabilidades tratando de desacreditar a quienes representen intereses distintos”.
Para Gunson, estos señalamientos contra dirigentes de la oposición que presuntamente están implicados en delitos internacionales son parte del guion que suele manejar la administración madurista.
“En cuanto a las acusaciones de vínculos con el magnicidio en Haití y los eventos de la Cota 905 es algo a lo que nos tiene acostumbrado el gobierno y que le resulta más fácil después de una serie de hechos violentos propiciados, en los últimos tiempos, por algunos dirigentes opositores como el intento de golpe de abril de 2019, el episodio de los drones, la llamada Operación Gedeon”.
Detalló que, aunque no resulte del todo creíble, tiene cierta utilidad frente a su propia militancia y le facilita el discurso que lo presenta como víctima de conspiraciones internacionales. “Es interesante que todo esto se dé en un momento en el que una misión técnica de la Unión Europea se encuentra en Caracas, tratando de determinar si existen condiciones para desplegar una observación electoral. Da la impresión de que, en el fondo, el gobierno no le da mucha prioridad a la opinión internacional. Lo que más le preocupa es mantener su control interno”, finalizó.