Nuestro país ha sufrido muchísimos daños por culpa de malas políticas que han pretendido perseguir y atacar a quienes piensan distinto al régimen. Han sido dos décadas de censura e injusticias. Recientemente, en el seno de su ilegitima Asamblea Nacional, se discutió la creación de una Comisión Especial para continuar los atropellos contra las voces que exigen el cambio que Venezuela demanda. Así, su primer acto es comenzar una cacería de brujas que aumentará la división en la nación y que empeora aún más la vida de la población.
Apenas una pequeña minoría de venezolanos participaron en su proceso del 6 de diciembre, que no contó con las condiciones mínimas para gozar de la legitimidad que una verdadera elección necesita. Quedó expuesta su escasa capacidad para movilizar a la gente. Ya nadie cree en su discurso de mentiras y excusas. Esta es una prueba de que hoy la solución a la crisis pasa entonces por una salida política, donde existan acuerdos que sean apoyados por la mayoría de la población. Ese es el camino para llegar a consensos y legitimidad, la fórmula para una solución efectiva y duradera.
En el presente, Venezuela necesita más que nunca de un acercamiento entre los distintos actores políticos que conforman la sociedad. El entendimiento en la pluralidad de ideas es vital para llegar a acuerdos que permitan dar fin al sufrimiento de los venezolanos. Ya son suficientes las dificultades que debe enfrentar el pueblo, como para agregar aún más radicalización cuya consecuencia será prolongar los problemas y alejarnos de cualquier solución. Es vital entender que cada paso a dar nos debe guiar para ayudar a las personas, esa es nuestra responsabilidad.
Los venezolanos queremos vivir sin miedo a pensar distinto, sin temor a ser perseguidos por exigir un mejor país o por no quedarnos callados ante las injusticias. Tener un país donde los servicios funcionen y el salario dignifique el trabajo, es posible. Para eso hemos trabajado y sabemos que el proceso para la reconstrucción de Venezuela requiere del consenso de la sociedad civil y el debate de pensamiento. Del intercambio de ideas saldrán las mejores soluciones para dar fin a la crisis.
La lucha del pueblo para recuperar su libertad es una labor noble. Debemos tener la certeza de que pronto rendirá frutos. El futuro que los venezolanos queremos, un futuro con derechos garantizados, elecciones libres y oportunidades para todos, se puede lograr. Por eso no podemos rendirnos. No me rendiré yo, no se pueden rendir mis compañeros y no pueden rendirse ninguno de los venezolanos. Tenemos que insistir y mantenernos cada vez más unidos y organizados para continuar exigiendo el cambio que queremos. ¡Seguiremos hasta lograr la meta que deseamos!
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