Es doloroso reconocer que Venezuela pasó de ser un país democrático ejemplar para el resto de la región, con una de las mejores economías latinoamericanas, a ser una nación gobernada por corruptos que ha cooptado todos los poderes públicos y todas las instituciones. Ahora los venezolanos sufrimos a manos de un régimen que desfalcó y endeudó al Estado, causando ocho largos años de recesión económica, una terrible hiperinflación y una emergencia humanitaria compleja.
Los verdaderos enemigos del pueblo son aquellos que hoy se atornillan al poder y se enriquecen los bolsillos a costa del sufrimiento de millones. Su único objetivo es continuar en sus posiciones de poder e intentan manipularnos con un discurso lleno de odio, mentiras y excusas, carente de soluciones a los problemas del país.
Quienes buscamos un camino distinto no podemos caer en sus provocaciones ni sucumbir ante nuestras diferencias. El régimen nos quiere divididos porque sabe que unidos somos más fuertes, por eso no le conviene que los venezolanos nos organicemos para exigir nuestros derechos y libertades.
Sin embargo, es necesario reflexionar sobre lo que la Unidad significa. La Unidad no es una foto, sino reconocernos los unos a los otros con nuestras diferencias, entendiendo que todos coincidimos en algo más grande que nosotros llamado Venezuela. La libertad de pensamiento y el debate de ideas son los pilares de cualquier democracia y es justamente en esa diversidad de opiniones que se logran los acuerdos, que podemos entendernos y reconocernos. Nuestros valores democráticos son más fuertes que cualquier amenaza o intimidación.
Por encima de los intereses partidistas está el país y la necesidad de millones de venezolanos que se encuentran en una situación de precariedad por culpa de 22 años de este régimen. Hoy más que nunca debemos encontrar puntos medios que nos permitan avanzar y alcanzar nuestros objetivos, que nos conduzca a ayudar a todos los venezolanos. Es momento de demostrar madurez política, tragarnos los sapos y ceder en lo que sea necesario, para encontrar una salida a la pesadilla que vivimos.
Hoy, las vidas y el futuro de millones de venezolanos están en riesgo: es el momento para actuar correctamente. Tomemos decisiones sensatas y con responsabilidad, que estén en consonancia con la realidad del país y permita acabar con el sufrimiento de nuestra gente. Solo así lograremos superar este penoso episodio de nuestra historia y volver a ser un país ejemplar para América Latina.