Recibir el nuevo año representa para los venezolanos acoger varias tradiciones como estrenar ropa interior amarilla, comer las uvas del tiempo y encender fuegos artificiales. Pero en la actualidad la celebración se pone cuesta arriba por los altos precios de estos elementos más el costo de la cena de fin de año, la cual se elevó en una semana de 215 a más de 250 dólares y solo con los platos básicos: hallacas, pan de jamón, pernil, ensalada de gallina, torta negra y dulce de lechosa.
Comerciantes y consumidores de Caracas que solicitaron guardar sus nombre en reserva aseguraron que es muy difícil cubrir todas las tradiciones para la despedida y llegada de los años viejo y nuevo. En esta ocasión hay limitaciones para incorporar a la cena las uvas y la champaña del brindis. Las primeras cuestan entre 10 y 15 dólares el kilo mientras que la botella de champaña va de 25 a 80 dólares.
«Una opción que solicitan los clientes es la sidra y el cere cere, cuyo precio va de 5 a 10 dólares la botella», dijo el dueño de una licorería en Candelaria.»Este año creo que nos saltaremos las uvas. Para cubrir la familia necesitaríamos más de un kilo para llenar los vasos con una docena de uvas por persona mientras suenan las doce campanadas», contó un ama de casa en la avenida Panteón y cuyo grupo familiar es de cinco miembros.
En Sabana Grande, otro consultado narró: «Igual que el año pasado, las uvas las picaremos por la mitad. Así solo usas seis uvas por persona, pero estamos claros que esta costumbre sale cara».
Consumidores revelaron que los buhoneros venden las uvas más baratas (a 10 dólares el kilo) además de las manzanas y peras para adornar la mesa que cuestan 2 dólares 2 y 3 unidades, respectivamente.»El problema es que los buhoneros solo aceptan dólares y bolívares en efectivo y uno no dispone de tanta plata», sostuvo una pensionada en la avenida Fuerzas Armadas y cuyos hijos le envían remesas del exterior.
Comerciantes formales e informales coincidieron en que las festividades navideñas actuales «son raras».
El dueño de un bodegón de licores y exquisiteces en Candelaria expresó: «Hay mucha variedad de mercancía, pero las ventas siguen flojas pues la gente baraja entre escoger uno o dos productos de acuerdo con su exiguo presupuesto».
El pernil subió en una semana de 8 a 10 y 12 dólares el kilo, mientras que el kilo de lentejas se consigue a 3 y 4 dólares. En los establecimientos de venta de licores, la gente suele llevar más cervezas, ron y ginebra, pues sus precios son más accesibles. «El whisky lo piden también, pero menos porque la botella esta entre 20 y 40 dólares, según la marca y calidad», precisó un comerciante.
Fuego y belleza
En las tiendas de ropa interior de la capital, sus propietarios esperan un repunte de las ventas especialmente piezas amarillas de acuerdo con la tradición de fin de año.
Los precios de los sostenes van de 6 a 30 dólares, mientras que la ropa interior cuesta entre 6 y 20 dólares. En la calle, los vendedores de fuegos artificiales también han percibido el estancamiento de las ventas, aunque esperan que mejorarán de aquí al 31 de diciembre.Los cohetes y cohetones se consiguen entre 4 y 12 dólares cada uno.
En tanto, las cebollitas, fosforitos y luces de bengala valen un dólar la cajita. «Este año vendemos fuegos artificiales fabricados en Venezuela pero los chinos siguen mandando», comentó un vendedor cerca de la plaza Candelaria.
En los centros comerciales llama la atención las largas colas de jovencitas y no tan jovencitas para arreglarse las cejas y las pestañas en combos que van de 7 a 20 dólares.
Asimismo, los locales de arreglo de manos y pies están abarrotados de clientes. Manicura y pedicura juntos cuestan 15 y 30 dólares, pero si se hacen por separado el precio es 8 y 15 dólares. Peluquerías y spas en San Antonio de Los Altos cobran un poco más, pero lo compensan con el ofrecimiento a la clientela de una copa de vino, un trago de whisky o un café/te con pastas.